Caos tras el desvío a Madrid del avión Bérgamo-Santander: «Nos sentimos engañados»

El Seve Ballesteros cierra, como máximo, a la 1 de la madrugada. Eso, en caso de que alguna aerolínea lo requiera, ya que el horario habitual es de 07.30 a 23.00 horas. A raíz del retraso en la salida del vuelo ya era imposible que el avión llegase a Cantabria dentro del horario de apertura del aeropuerto, motivo por el que se desvió a Madrid, donde aterrizó a la 01.30 horas. «Nos avisaron a mitad del vuelo. Si no, mucha gente se hubiera quedado en Bérgamo y hubiera esperado al vuelo del día siguiente», explica Camino. Porque, una vez en el aeropuerto madrileño de Barajas aún quedaba un largo periplo hasta llegar a Santander. Algunos pasajeros, «unos 15», decidieron quedarse allí y exigir a la compañía un nuevo billete para volar al día siguiente y una noche de hotel a modo de compensación.

Ryanair habilitó un autobús, «qué menos», para cubrir los más de 400 kilómetros que separan la capital española de la cántabra. Pero, aunque sabían con antelación que iba a ser necesario sumar este medio de transporte para completar el trayecto, el vehículo no llegó a Barajas hasta las 03.00 horas. Hora y media después de que los pasajeros bajasen del avión, cansados y a cinco horas de sus casas. «Llegamos casi a las nueve de la mañana a Santander, cuando teníamos que haber llegado a las nueve de la noche anterior», explica Camino. La única nota positiva con la que se queda es que el incidente se produjo durante el fin de semana, en la madrugada del sábado al domingo, y no vio afectada su jornada laboral. «Si el vuelo hubiera sido el domingo, el caos hubiera sido aún mayor». También destaca que el lío le pilló al volver de vacaciones y no al irse. «Todo en el viaje nos salió bien, lo único malo fue la vuelta, no quiero ni imaginarme los que se han quedado en tierra justo cuando iban a empezar sus vacaciones».

Efectivamente, peor suerte sufrieron los que tenían previsto volar a Italia durante la noche del sábado. El vuelo de Santander a Bérgamo tenía que salir a las 22.50 horas y, aunque en un primer momento avisaron a los pasajeros de que solo se trataba de un retraso, finalmente lo cancelaron, ya que el avión ni siquiera iba a llegar a Santander. Algunos optaron por desplazarse a Madrid y coger un vuelo desde allí. Otros, trataron de conseguir el siguiente vuelo desde el Seve, pero apenas quedaban plazas ni para ese ni para los más próximos. Además, eran decenas de personas las que se quedaron en tierra, inasumibles de reubicar en los vuelos más inmediatos.

Camino lo tiene claro: «Aunque el vuelo era barato, no hay derecho a que pase algo así. Estoy seguro de que la mayoría de los afectados reclaremos a Ryanair por lo ocurrido».