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El número de trabajadores por cuenta propia cae desde hace una década en Cantabria: «Lo más difícil es lidiar con la incertidumbre».
SE MANTIENE Aitor Lobato | Quesería La Lleldiría
Hace dos años, Aitor Lobato puso en pausa su estudio de ingeniería para emprender una nueva aventura: abrir la Quesería La Lleldiría en Merilla, en plenos valles pasiegos. «Llevo más de diecisiete años trabajando por cuenta propia», explica. Lo mejor, «poder decidir cómo gestiono mi propio tiempo». Aunque «todo tiene sus pros y sus contras». Sin embargo, le compensa. «Prefiero tener que dedicarme a las labores administrativas que no haría por cuenta ajena, a cambio de la libertad que me da ser autónomo», sentencia.
La clave es «que tu trabajo te tiene que apetecer». Ser autónomo, afirma Lobato, «no es algo a lo que te tengan que animar, es una forma de entender tu vida laboral». Cualquier ayuda, detalla, «es bienvenida», pero «no es algo que debiéramos esperar». Porque «cualquier trabajo tiene que ser autosuficiente», afianza, a pesar de que implica dificultades añadidas: «Hay que tener capacidades variadas, desempeñar funciones administrativas, de comerciales y de diversa índole, pero bajo mi punto de vista, la principal aptitud es una buena actitud».
CERRÓ Laura Ruiz | Antigua propietaria de Tendido Santander
Con la llegada de su segundo hijo, Laura Ruiz tomó una decisión «con mucha pena»: cerró Tendido, su tienda textil en la calle Lealtad de Santander. «Fue el mejor momento para cerrar, estuve diez años dedicada a mi negocio y a mis clientes», asegura aún emocionada. Ahora trabaja por cuenta ajena en un sector –el de la energía– que le permite flexibilidad de horarios para dedicarse a su familia: «Estoy más tranquila, más relajada, no me llevo problemas a casa». Y es que, para Ruiz, se ha convertido en un «desahogo» dejar de pensar en los números de su tienda.
En su caso, «una de las cuestiones que más daño le hizo al negocio fueron las compras online, que aumentaron tras la pandemia». A pesar de que ella tenía página web, «los clientes no recurrían al pequeño comercio online, iban directamente a las grandes marcas y superficies». Fue un cambio «muy brusco» al que «no nos pudimos o supimos adaptar»; aún así, asegura que «el autónomo no puede competir con las grandes empresas».
SE MANTIENE Isabel García | Orulisa
Isabel García pertenece a la segunda generación de orujeros de la familia: «He crecido en la primera destilería legal de Liébana». La gerente de Orulisa –empresa orujera ubicada en Tama, Cillorigo de Liébana– asegura que, para ella, «el negocio familiar es una cuestión de respeto y responsabilidad». Tras trece años al frente, García ha visto «muchos cambios» en el trabajo por cuenta propia. «Los procedimientos, los marcos legales, los trámites... ya no son tareas ni ágiles ni sencillas», confiesa. «Ser autónomo es muy gratificante, pero acarrea mucho esfuerzo». Y es que, además del esfuerzo personal y profesional, «hay que dedicar mucho tiempo a todo lo accesorio».
Trámites que, en ocasiones, «se convierten en trabas», que –explica– podrían solucionar las propias administraciones. «Deberían de ser más eficientes y realmente eliminar o simplificar lo que entorpezca». Porque, «además de los costes, la dificultad y la incertidumbre de emprender, se suma la burocracia». García cree que «en España la gente está dispuesta a sacrificarse, pero las administraciones lo ponen muy difícil».
CERRÓ Juan José Zamora | Antiguo propietario de Tiovivo
Fueron dieciocho años los que tardó Juan José Zamora en consolidar su negocio en Santander, la juguetería Tiovivo: «Conseguir clientes habituales que conocieran mi marca». Sin embargo, en 2022, tras un traspaso de General Dávila a la calle Cádiz, decidió cerrar. «Fue muy duro tomar la decisión; de hecho, cuando paso por delante del local todavía me emociono», confiesa. Así, a sus 44 años dijo adiós a la juguetería, «con mucha incertidumbre», pero con una tranquilidad que «compensa». «Ya no es la cuenta del banco lo primero que reviso por las mañanas cuando me levanto», asegura. Zamora es ahora trabajador por cuenta ajena. «Ha desaparecido la incertidumbre económica», explica. Y es que, en la etapa final de su negocio, «los ingresos eran los mismos que cuando empecé, pero los gastos no paraban de aumentar».
El pequeño comercio «es difícil de sostener», considera, aconsejando que «es más valioso que las administraciones incentiven consumir en el comercio local –con campañas como Vale Más de Santander– que cualquier ayuda económica».
SE MANTIENE José Antonio de Prado | Consultora Sogema
Desde 2010 José Antonio de Prado, además de ser autónomo, se dedica a asesorar a administraciones y empresas desde la consultora Sogema, en el Zoco de Peñacastillo. Una visión «diferente», ya que conoce la situación en su propia piel y en la de los demás: «Muchos de nuestros clientes son autónomos», corrobora.
De Prado considera que «para ser autónomo hay que tener vocación. Más allá del trabajo por lo que implica ser tu propio jefe». Explica que «hay que tener muchas ganas y esforzarse mucho, porque hay muchos impedimentos en forma de trámites».
A pesar de ello, valora positivamente el «portal del autónomo de Cantabria», que aúna todas las ayudas para trabajadores por cuenta propia: «Ya no tenemos que buscarlos por las diferentes Consejerías». Es una herramienta, según asegura, «pionera y que ha supuesto un antes y un después para los autónomos de Cantabria». De hecho, «la búsqueda de ayudas antes del portal desanimaba a muchos autónomos, los alejaba de querer pedir las ayudas del Gobierno». Ahora, por contra, «es mucho más sencillo».
CERRÓ Eva Amigo | Antigua propietaria de la Librería Infantil Unquera
Eva Amigo tuvo que cerrar el que fuera su sueño durante años. La Librería Infantil Unquera era «el típico proyecto en el que lo apuestas todo porque te encanta». Y lo clausuró porque «no daba lo suficiente: no perdía, pero tampoco ganaba».
Ahora trabaja por cuenta ajena en Santander y tiene «la suerte» de dedicarse a lo que le gusta: «Sigo en el sector de los libros». El paso de trabajar como autónoma a ser empleada por cuenta ajena en el sector que ella quería supuso un incentivo importante para tomar la decisión de cerrar. «Trabajar como autónoma es complicado por muchas cosas, pero lo más importante es no descuidar la economía del negocio: llevar la contabilidad al día y tener mucho cuidado con las ayudas económicas en forma de crédito», señala Amigo. Porque «hay muchos planteamientos de cierre que, entre otras cosas, se deben a una mala gestión de las cuentas de la empresa». En definitiva, «cuando has puesto tu dinero, tus horas, tu espalda, tus ilusiones y ves que no sale adelante, da mucha pena».
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Josemi Benítez
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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