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Los baños en las playas de Cantabria han sido interrumpidos a lo largo del verano por al menos 428 carabelas portuguesas, que son las retiradas hasta el 15 de agosto. Justo ese día apareció una medusa de estas características en la Primera Playa de El Sardinero ... . Morada, brillante, con un gran flotador y unos tentáculos que pueden llegar a medir tres metros. Pero, ¿cuál fue su destino final? En este caso, se hizo cargo de ella el personal de Cruz Roja. «Cuando se dio la voz de alarma, los socorristas fueron los que se encargaron de retirarla de la playa. Si está varada en la orilla, con unos guantes, se mete en una bolsa de basura; y si está flotando en el mar, desde una lancha se recoge con un redeño y se aplica el mismo protocolo», explica David Peinado, responsable de esta organización en Cantabria. «Una vez en la bolsa, se acabó el peligro», continúa. Pero las medusas pueden aparecer en cualquier momento, es decir, también fuera del horario de servicio de los socorristas. En ese escenario, «si se ve una carabela portuguesa y no está cubierto el puesto, se llama al 112 y el servicio de emergencias es quien da aviso a los equipos de Cruz Roja con la ubicación del ejemplar para que en el siguiente turno la retiren», comenta. El protocolo en esas circunstancias consiste en dar aviso, no tocarla y dejarla donde esté.
«El socorrista mete la carabela en una bolsa y la tira a un contenedor de residuos biológicos»
Su protocolo es no retirar la medusa del mar, ya que «es una especie marina y está en su hábitat natural»
El siguiente paso es proceder a su traslado. Una vez el socorrista tiene el ejemplar en su custodia, transporta la bolsa de basura a un contenedor de residuos biológicos. Hay varios en cada base central de la Cruz Roja que, a su vez, están distribuidas en cada zona de playa. En este punto de referencia se encuentra un contenedor «normal y negro», similar al de los residuos sanitarios. Ese depósito es el primer destino de las medusas capturadas. A continuación, es otra empresa, con la que la Cruz Roja tiene contrato, la que se encarga de vaciar estos cubos y deshacerse de los ejemplares, aunque no se ha especificado cómo. Lo habitual, cuando se trata de residuos animales, es proceder a su incineración. Y varios expertos consultados por este periódico confirman que es «lo que suele hacerse cuando mueren otro tipo de animales o quedan varados en la orilla de las playas».
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La DYA de Castro Urdiales actúa de manera similar siempre y cuando el ejemplar no esté en alta mar: «Nosotros en esa situación no retiramos la carabela portuguesa, es una especie marina y está en su hábitat natural. No son un riesgo biológico», asegura un miembro de esta organización. Solo actúan en el caso de que aparezcan en la zona de baño, aunque hasta la fecha sostienen que sólo han encontrado «un par».
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