«Aquí no encontramos gente». Es la frase con la que Pedro Vega-Hazas, de la Asociación de Hostelería, explicó el plan del colectivo para formar y traer a cuatrocientos camareros de Perú a Cantabria. Lo hizo en el coloquio 'Camareros, ¿una especie en ... extinción? Retos de la hostelería: el profesional de sala y barra', organizado por El Diario Montañés. La idea, desde el lunes, no ha dejado de generar debate. «Mejor traer personas de fuera que cerrar empresas», dijo para explicar el proyecto. Según Hostelería, el teléfono ya no suena cuando buscan profesionales. Una visión del asunto que dista mucho de la que rápidamente ofrecieron tanto el Gobierno regional como el sindicato CC OO. Ellos fueron los primeros en oponerse al plan y ayer se les sumó también UGT. Más allá de manifestar su «rechazo» a la idea y definirla como «una falta de respeto en toda regla», anunciaron su intención de solicitar «una estricta campaña de la Inspección de Trabajo en el sector de hostelería que amplíe la ya realizada en la actualidad».
En UGT no se dejaron nada. «Lo primero que tiene que hacer la patronal hostelera -aseguraron- es forzar a sus asociados y a los empresarios del sector en general a respetar las reglas del juego y el convenio colectivo regional que para eso lo ha firmado; y no salirse del tiesto con un planteamiento que no tiene ni pies ni cabeza, salvo que sea para perpetuar unas condiciones laborales precarias que no son atractivas ni aquí ni fuera de la región». A su juicio, «es intolerable que los empresarios vayan al extranjero simplemente para buscar profesionales que asuman jornadas laborales maratonianas de mucho más de cuarenta horas semanales, un salario escaso y unas condiciones laborales y económicas ajenas al convenio colectivo que ya son rechazables por sí mismas». Hablaron, de hecho, de «una falta de respeto a una comunidad autónoma con más de 30.000 desempleados y también a los propios ciudadanos peruanos».
Además, desde el sindicato recordaron que en 2018 «casi un 94% de los contratos de trabajo en el sector hostelero fueron temporales», una situación con especial incidencia entre los menores de 35 años. «Llegaron a rubricar una media de casi cuatro contratos a lo largo del año en la misma actividad profesional», añadieron en una nota.
Para UGT, «antes de mirar a Perú, lo primero que tendrían que hacer los empresarios hosteleros es recapacitar y reconocer que el gran problema es que muchos de ellos no respetan el convenio colectivo regional del sector y que asientan sus negocios en unas condiciones laborales más que precarias». De hecho, concluyeron recordando una experiencia anterior en este sentido. «Ya hace doce años esta misma asociación empresarial trajo a 68 trabajadores de la República Dominicana, a los que en muchos casos no pagó ni el viaje ni la estancia, para luego ofrecerles un sueldo de 854 euros mensuales».
Visiones opuestas
Hasta en esto último las visiones son absolutamente contradictorias. Para el presidente de los hosteleros, Ángel Cuevas, aquella iniciativa supuso un «éxito». Al responsable de la asociación le tocó responder el martes a las críticas. Constató que «nunca» les han llamado «menos que en 2019 para trabajar» y que, aunque pueda haber algunas empresas que no cumplan con el convenio, «son la minoría y cada vez es menos frecuente». Cuevas, que apuesta por «dignificar más y darle más importancia» a la profesión («como se ha hecho con los cocineros»), también buscó motivos para la falta de interés de la que hablan. «La hostelería -señaló- requiere más vocación que otros sectores. Sabemos que hay que trabajar en festivos, verano y que, claro, cuesta más. Quizá sea esa la razón, que vamos al revés del resto de la gente».
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