![La carga poblacional derivada del turismo pone al límite a los municipios costeros](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/08/15/polacionverano-kcMI-U2001010430213BG-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
![La carga poblacional derivada del turismo pone al límite a los municipios costeros](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/08/15/polacionverano-kcMI-U2001010430213BG-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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El engrose poblacional que experimentan durante los meses de julio y agosto los municipios costeros de la región como consecuencia del desembarco en sus playas y arenales de decenas de miles de turistas acarrea para todas esas locali-dades exponenciales ingresos que, por lo general, ... se reparten comerciantes, hosteleros y empresarios de una u otra manera vinculados con el ocio estival. Pero también conlleva gastos; los que todos esos ayuntamiento tienen que enfrentar para situar la prestación de sus servicios a la considerable altura que exige ese aumento de población, que en algunos lugares se llega a multiplicar hasta por treinta. Y no es lo mismo recoger la basura de 2.700 personas que la basura de 80.000.
«Lo de las basuras es un auténtico horror», reconoce abiertamente la alcaldesa de Castro Urdiales, Susana Herrán, que lidera la gestión de un municipio con 33.200 vecinos censados y 61.000 residentes habituales que en los meses de verano alcanza los 100.000 habitantes. «Un horror», repite la regidora, que admite que en su localidad «estamos teniendo graves problemas con la gestión de los residuos urbanos y, a su vez, con la recogida del material reciclable». Ese trabajo, explica Herrán, no es competencia del Consistorio sino de la empresa pública MARE, a la que la alcaldesa reprocha su mal funcionamiento este verano. «El punto limpio instalado en Islares está casi siempre cerrado», de manera que los enseres que los vecinos depositan en la calle y la empresa debería recoger «se acumulan por toda la ciudad», se queja.
100.000 en verano
33.000 en invierno
Susana Herrán
Alcaldesa de Castro Urdiales
Para garantizar la seguridad, tanto la vial como la ciudadana, Castro Urdiales dispone de una plantilla de 52 policías locales a los que este verano se han incorporado una docena de auxiliares. Todos ellos, así como los bomberos del parque, están inscritos en una bolsa de horas extras que por supuesto hay que abonarles. «Funciona bien», dice Herrán, que, no obstante, no quiere que se obvie que las ratios de policías, bomberos y personal sanitario no son, ni de cerca, las que se corresponderían con un municipio de 100.000 habitantes.
Que son, más o menos, los mismos que tiene en julio y agosto la vecina Laredo.
100.000 en verano
10.700 en invierno
Miguel González
Alcalde de Laredo
La mayoría veraneantes vascos con segunda residencia, su presencia multiplica por diez la población fija de la villa (10.700), lo que requiere un sobreesfuerzo en la prestación de los servicios municipales que el Ayuntamiento realiza entendiéndolo como una inversión.
«El turismo es, sin duda, uno de los grandes motores económicos de Laredo», recuerda el alcalde, Miguel González, que asume los gastos adicionales derivados de ese aumento poblacional y que, en el caso de la localidad, no son excesivos.
«En el pliego de condiciones del contrato firmado con la empresa adjudicataria del servicio de recogida de basuras ya se contempla un refuerzo en verano». En este periodo, «el número de recogidas diarias se eleva de una a dos o, dependiendo de la zona, incluso tres», explica el regidor, que cubre la demanda policial con una plantilla de 25 efectivos y los agentes de la Guardia Civil con base en Laredo y, en su caso, solo tiene una batalla que librar; la escasez de aparcamientos. «Tenemos un parking con cerca de 400 plazas en el puerto deportivo que alivia en parte el problema», dice, «pero es verdad que necesitamos ampliar este servicio en algunas zonas del centro», reconoce el alcalde.
Noja y Suances
Ese, la falta de aparcamientos, no es un problema exclusivo de Laredo. También lo tiene Noja. «Aquí tenemos las mismas plazas en invierno que en verano», indica la alcaldesa, Mireia Maza. Y eso, en una localidad donde en invierno viven 2.700 personas y en verano en torno a las 80.000, más que un problema es un problemón al que, de momento, no se ha dado salida.
Sí se ha procurado dar al resto de servicios necesarios para cubrir el espectacular incremento poblacional que Noja experimenta cada año en los dos meses de verano, pero, claro, a costar de soltar dinero.
80.000 en verano
2.700 en invierno
Mireia Maza
Alcaldesa de Noja
«Tenemos 14 policías en plantilla». Sin la ayuda de auxiliares, «porque este año no ha sido posible», los agentes cubren los tres turnos (mañana, tarde y noche) a base de horas extraordinarias por las que la alcaldesa calcula que van a pasar una factura de «alrededor de los 50.000 euros». Además, el ayuntamiento también ha modificado la rutina del servicio de recogida de basuras. «Por contrato, en verano pasan una vez todos los días, pero nosotros lo hemos corregido para que en lugar de una pasen dos», con el coste económico que ello lleva implícito.
También «han venido dos médicos de refuerzo, varios enfermeros para cubrir vacaciones y una ambulancia adicional», dice Maza, que pone en el foco «el esfuerzo económico que hacemos para que la oferta cultural llegue a esas 80.000 personas» y pide al Gobierno regional «una mayor implicación económica con los pueblos costeros», receptores de turistas que no solo les generan beneficios a ellos sino a otros muchos colindantes a los que a menudo se acercan a hacer una visita.
Aunque no en igual medida, Suances también aborda cada verano una considerable carga poblacional derivada del turismo. Entonces, su censo se cuadruplica. Pasa de 9.000 a 35.000 habitantes a los que hay que recibir en condiciones.
35.000 en verano
9.000 en invierno
Andrés Ruiz Moya
Alcalde de Suances
«Evidentemente, los servi- cios se resienten», dice el alcalde suancino, Andrés Ruiz Moya. «Tenemos que reforzarlos todos; policías, bomberos, médicos, personal de limpieza, de playas, de mantenimiento de parques, calles, paseos y carriles-bici... Pero esos, o al menos la mayoría, son gastos que ya están contemplados en los presupuestos municipales», subraya el regidor, para quien lo importante no es el gasto extra que esto conlleva «sino poder prestarle a la gente un buen servicio».
Un buen servicio, añade, que incluye un parking disuasorio de 2.000 plazas de aparcamiento que alivia, en parte, los problemas de tráfico y estacionamiento que sufre la localidad.
Comillas y San Vicente
Problemas que son comunes en todas las localidades turísticas y que en Comillas, por ejemplo, no son un asunto menor.
Allí donde «redoblamos el servicio de recogida de las basuras», donde «incrementamos la presencia policial» y donde «reforzamos el personal sanitario», con el coste que esto conlleva, tienen «un problema tremendo» con el tráfico, reconoce la alcaldesa, Teresa Noceda.
«En los primeros diez días de agosto han pasado por el cruce 64.000 vehículos. Se podrá imaginar los atascos que se producen», se lamenta la diputada, que busca medidas para frenar «una avalancha de coches que es ya insoportable».
20.000 en verano
2.200 en invierno
Teresa Noceda
Alcaldesa de Comillas
Su idea es construir una ronda que saque a tantos vehículos del cruce camino de las playas y, a la par, un aparcamiento disuasorio que amortigüe los problemas de aparcamiento, pero «esto requiere de tiempo y de dinero», recuerda.
Aún con su queja, Noceda puede darse con un canto en los dientes. Las condiciones en las que Comillas se enfrenta a su explosivo incremento poblacional –exceptuando sus problemas de tráfico– son extraordinarias en comparación con las de San Vicente de la Barquera, un municipio de 4.000 habitantes que en verano crece a 18.000 y que ha encarado este sin un solo policía y con un servicio de recogida de basuras precario.
18.000 en verano
4.000 en invierno
Charo Urquiza
Alcaldesa de San Vicente
«Tenemos un coche patrulla y dos agentes de policía que no salen de la oficina porque están en periodo de segunda actividad», se lamenta Charo Urquiza, que suple esa grave carencia «con la colaboración de la Guardia Civil, que no tiene competencias urbanas pero nos ayuda en lo que puede». Partidaria como es de tejer «una red de movilidad turística sostenible» que atenúe los problemas ocasionados por la masificación, la regidora lamenta no haber podido reforzar el servicio de recogida de basuras «como era deseable».
Volcada en el mundo del surf, Ribamontán al Mar, la localidad con más kilómetros de playa de toda la provincia, concentra sus refuerzos en el mantenimiento de sus arenales, áreas de recreo y descanso de sus 4.800 habitantes fijos, sus 25.000 habitantes estacionales y sus incontables habitantes flotantes, es decir, aquellos visitantes que solamente van a pasar unas horas. Sobre ellos trabajan a diario «cerca de una veintena de parados del municipio», calcula el alcalde, Francisco Asón. Además, «hemos ampliado la recogida de basuras a domingos y festivos, hemos reforzado la presencia policial con diez auxiliares y hemos abierto aparcamientos disuasorios en Loredo y Somo», añade el regidor, que cree que el Consistorio habrá invertido en todo ello «pongamos que unos 60.000 ó 70.000 euros».
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