La ayuda prestada por Cáritas en Cantabria alcanzó el año pasado a casi 10.500 personas (2,61 personas de media por demandante), para lo que esta entidad social de la Iglesia Católica obtuvo unos recursos de cerca de 2,4 millones en la región, con un descenso del 18 % con respecto a 2017, debido a la caída de las aportaciones de particulares y las procedentes del IRPF.
El Obispo de Santander, el obispo de la Diócesis de Santander, Manuel Sánchez Monge; la presidenta de Cáritas en Cantabria, Sonsoles López Huete, y el secretario general, Francisco Sierra, han presentado este jueves la memoria de actividades de la entidad en 2018, que refleja un incremento del «rostro de mujer» entre la población atendida y una «brecha» con una pobreza «cronificada».
Sierra ha destacado que en los últimos nueve años se ha ido invirtiendo el reparto de porcentajes entre los hombres y mujeres que solicitan la ayuda a Cáritas, que en 2010 era de un 52 % de hombres frente a un 48 % de mujeres y en 2018 ha pasado a un 61 % de mujeres frente a un 39 % de hombres.
«La memoria que presentamos lleva rostro de mujer», ha lamentado Sierra, quien ha recalcado que estos datos corroboran la constante tendencia a la exclusión social de la mujer, con una «brecha de ingresos del empleo y en las prestaciones, un mayor riesgo de empobrecimiento, un acceso más precario a la vivienda, diferencias en el estado de salud y una mayor exposición a situaciones de aislamiento social».
El secretario general de Cáritas ha advertido, además, de que, pese a que los datos reflejan una reducción progresiva del desempleo en Cantabria en los últimos años, su precariedad sigue generando situaciones de pobreza y exclusión, con un incremento de las personas con trabajos precarios que solicitan ayuda.
Y ha subrayado que la entidad, pese a atender a menos personas, incrementó el año pasado el número de intervenciones, hasta más de 28.000, lo que representa una media de 7 por solicitante de ayuda y refleja un mayor seguimiento en el tiempo fruto de una «brecha» en la pobreza porque, aunque hay menos pobres, los que siguen en el umbral de la pobreza «son más pobres», ha alertado el obispo de Santander.
Del total de las ayudas aportadas por Cáritas en 2018, las mayores partidas fueron para alimentación, ropa, calzado y enseres, que representó el 41 %, mientras que la vivienda y el apoyo a esos gastos alcanzó un 23 %. Todas las partidas registraron un descenso, salvo la de salud, que contempla, entre otros, ayudas a la compra de medicamentos, que registró un ligero incremento.
Para esta labor, Cáritas destino el año pasado un total de casi 2,5 millones de euros, de los que 900.000 euros se dedicaron al programa «acogida y acompañamiento», que ha aumentado 3,6 veces su partida en los últimos once años.
En total, esta organización cuenta en Cantabria con 3.718 socios y donantes y con 672 voluntarios, además de 34 personas contratadas, a los que tanto el obispo como los representantes de Cáritas han agradecido su apoyo y su dedicación a la labor que Cáritas desarrolla en la comunidad autónoma.
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