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La carta de despido que llegó el pasado viernes a ocho empleados de Cáritas Cantabria –una cocinera y siete técnicos– ha desencadenado una dura reacción de los sindicatos. La Federación de Servicios, Movilidad y Consumo (FeSMC) de UGT asegura que se ha realizado «sin previo ... aviso» y debido a la «mala gestión» que se viene realizando desde la llegada del nuevo equipo directivo en 2022. Por eso exigen una reunión con el obispo de Santander, Arturo Ros, presidente de la institución benéfica, «para revertir la situación». Cáritas, que en la actualidad emplea a 29 personas, explica por su parte que es la «única solución» para poder mantener la actividad asistencial a los más necesitados en un contexto de «complicaciones económicas» derivadas, fundamentalmente, de «la caída de las aportaciones de socios y donantes y de una subida de precios continuada».
La delegada de FeSMC-UGT en Cáritas, Natalia Fronceda, lamentó que esta situación genera «incertidumbre y angustia» entre los trabajadores, que «les hace sentirse responsables del déficit presupuestario cuando existen otras causas», a la vez que valoró como «superfluos» e «innecesarios» ciertos gastos. Por ejemplo, hizo referencia a la contratación durante más de seis meses de un vigilante de seguridad en la sede central del organismo, la instalación de cámaras de vigilancia y sensores de movimiento en los centros de trabajo y la contratación de «innumerables» consultoras y asesores externos. Uno de ellos, precisamente, es el que elaboró el informe que aconsejaba el reajuste de personal.
Fronceda critica también el impacto que tendrán estos despidos en tres programas desarrollados en la entidad. «Algo que nos desconcierta» porque los planes «contaban con financiación pública» para este año que «ya estaba aprobada por el Instituto Cántabro de Servicios Sociales (Icass) y había sido publicada en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC).
En concreto, el primero de ellos es el 'Proyecto Luces' (76.700 euros), destinado a la infancia y adolescencia y que daba apoyo escolar, de ocio y tiempo libre a 37 niños. El segundo es el de 'Medidas judiciales en medio abierto con menores infractores' (126.500 euros), que apoyaba y hacía un seguimiento educativo a las medidas impuestas por el juzgado y que se ocupaba de 82 menores anualmente, que «de un día para otro» se han quedado «sin los referentes de su proceso educativo». El tercero de los proyectos cancelados, 'Programa empleo', contaba con la participación de 120 personas al año y realizaba itinerarios de inserción laboral para mejorar la empleabilidad de las personas en situación de vulnerabilidad social.
La réplica de Cáritas ha llegado en forma de comunicado:«En ningún caso las personas acompañadas en los servicios suprimidos van a dejar de recibir asistencia; en ocasiones porque seguirán contando con el desempeño de trabajadores y voluntarios de Cáritas, y en otros casos porque están siendo derivados a los Servicios Sociales del Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Santander, donde la colaboración y el entendimiento de la situación está siendo máximo».
Fuentes consultadas de la entidad aclaran que la reestructuración de personal responde a «una nueva forma de trabajo» que va a primar aquellos programas donde no hay otras instituciones o asociaciones que faciliten asistencia para ajustar la estructura «a un marco de sostenibilidad económica». Además, desde Cáritas insisten en que, hasta llegar a este punto, se han tomado «diversas medidas previas destinadas a aprovechar mejor los recursos y dotar de eficiencia a los procesos y programas. Sin embargo, todas han resultado insuficientes frente al volumen de gasto en personal contratado».
Entre tanto, los representantes sindicales insisten en encontrar una solución que no pase por el despido de personal. Fronceda hizo ayer un llamamiento al diálogo entre el obispo y a los representantes de los trabajadores con la finalidad de «escuchar sus legítimas demandas y buscar juntos soluciones». También añadió que, después «de numerosos» intentos de diálogo con el equipo directivo de la entidad, lo necesario «es una reunión con Arturo Ros para revertir la situación»;pero desde la dirección de Cáritas se insiste en que «es una realidad tozuda y dolorosísima para todos nosotros, es la única solución para mantener la actividad».
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