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Los carnavales llegan ya a su fin con la llegada de marzo y el inicio de la cuaresma. Así, ayer sábado, miles de personas disfrutaron de algunas de las fiestas con más acervo en la región dentro de esta popular celebración pagana. El juicio ... en el fondo del mar de Santoña, el entierro de la sardina en Laredo y Castro, los ancestrales zamarrones de Polaciones o el gran desfile de peñas en Cabezón son algunos de los ejemplos del éxito y colorido de esta tradición.
En Santoña tocó ayer enfundarse la vestimenta de riguroso luto y echar mano del pañuelo para secarse las lágrimas de cocodrilo por la muerte del pobre besugo. Cientos de vecinos y visitantes asistieron a la singular representación del juicio en el fondo del mar, un espectáculo declarado Fiesta de Interés Turístico, que es la seña de identidad del Carnaval marinero. La villa sacó a la superficie el hábitat y las especies del fondo marino para dar vida a una historia de amor entremezclada con una defensa del medio ambiente. La escenificación arrancó por la mañana con el apresamiento del besugo y el canto de las coplillas. El emocionante juicio arrancó a las ocho de la tarde bajo la carpa de la plaza de San Antonio.
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Al besugo, en calidad de reo, se le acusó de secuestrar a una sirena, desatando la furia de Neptuno, que convocó un pleito para desentrañar semejante «zarabanda». Por el estrado, interpretados por los integrantes de la peña los Rayitos, desfilaron una gran variedad de peces que dieron su particular versión de los hechos. Habló el pulpo, el mero, la almeja, el bocarte y hasta la jibia. Ninguno arrojó luz sobre el rapto, así que el besugo fue declarado absuelto pero murió de pena al ser rechazo por su amada sirena. Una comitiva fúnebre lo escoltó en su último paseo hasta el embarcadero del Pasaje donde fue quemado en la bahía.
Por otro lado, en la noche del viernes, Santoña disfrutó de la espectacular actuación de la chirigota 'Fariña de mis ojos'. La agrupación, que ha hecho historia en Cádiz, recibió el cariño de su pueblo que aplaudió y vibró con sus traficantes de coplas y que llenó la carpa de la Plaza de San Antonio.
Una pizpireta sardina de labios prominentes y cola de unicornio realizó ayer en Laredo su última escapada seguida de un cortejo de viudas y plañideras que lloraron su quema en la playa Salvé. Cientos de personas fueron testigo del recorrido que arrancó en la Puebla Vieja pasadas las 20.30 horas -con la animación musical de las peñas Los Pejinos y Tío Simón- y culminó en el arenal laredano. En los prolegómenos, la compañía Aldaba Teatro representó, en las escalinatas de la plaza de la Constitución, 'La tiranía de doña Cuaresma'. Una obra dramática escenificada en un entorno presidido por una enorme calavera, con lápidas llenas de ingenio y cipreses contribuyendo a crear un tétrico ambiente. En la comedia abundaron las frases de doble sentido que desataron la sonrisa del público. Con el fin de la representación dio inicio la fúnebre marcha, en la que tomaron parte los integrantes de la espectacular comparsa 'Infierno', ganadores del concurso de Carnaval, camino de la hoguera prendida a orillas del Cantábrico.
Castro Urdiales cerró ayer por todo lo alto su carnaval con el eterno descanso de Don Autrigonio 'El Sardina'. La jornada festiva comenzó por la mañana con la concentración de viudos y viudas en la plaza del Ayuntamiento y siguió con pasacalles y fiesta hasta el anochecer.
Al finalizar la tarde, los castreños disfrutaron del entierro de la sardina y el juicio, que finalizó con la muerte de Don Autrigonio con mucho pesar pero también con mucho humor por parte de los participantes que, tras el deceso, se dirigieron en festiva procesión por las calles de la ciudad, al ritmo de la Asociación Musical Amigos Castro Peña. Tras ello se arrojó el cuerpo de 'El sardina' a las aguas del puerto.
En el carnaval de Cabezón de la Sal hubo paraguas, sí, porque llovió, pero también hubo música, luces, piruletas gigantes, un circo con sus trapecistas, funambulistas, magos, forzudos y hasta un hombre bala. El desfile iluminó una de las últimas noches de febrero y los participantes hicieron una demostración de ingenio y creatividad, envueltos en satén, purpurina, maquillaje y luces led. Había brillos, cancanes, pasos musicales, la representación del Pájaro Amarillo que aterrizó en Oyambre, un drakkar vikingo, el carnaval de Venecia, y sobre todo, fantasía. Si es que el desfile no acababa y qué bien. Cientos de personas alegraron anoche la vida a otras tantas, haciendo realidad aquello del 'carpe diem'. Todo por un día.
INFORMACIÓN ELABORADA POR: Ana Cobo, Javier González, Irene Bajo y Lucía Alcolea.
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