![Un momento de la reunión celebrada ayer en Valle, durante la que hubo instantes de tensión entre los vecinos y con el consejero.](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201902/06/media/cabuerniga.jpg)
![Un momento de la reunión celebrada ayer en Valle, durante la que hubo instantes de tensión entre los vecinos y con el consejero.](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201902/06/media/cabuerniga.jpg)
Tensa reunión en Cabuérniga entre el consejero y los afectados por el argayo
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La carretera de Ruente se abrirá en una semana al tráfico en horario diurno controladoLa Consejería de Obras Públicas prevé que en una semana se abra un carril al tráfico rodado, en horario diurno y mediante regulación controlada, en la carretera CA-180 a la altura de Ruente, donde un argayo ocupa la vía y mantiene ... cerrado el tráfico desde hace 21 días, desde las inundaciones que afectaron a toda Cantabria y en especial a esta zona. El consejero José María Mazón se reunió ayer con los vecinos del valle de Cabuérniga en un encuentro que tuvo lugar en el Ecomuseo del pueblo de Valle, un espacio que resultó claramente insuficiente para los alrededor de trescientos vecinos afectados que asistieron; de hecho, muchos se enteraron de lo que sucedía dentro desde la calle a través de altavoces dispuestos para tal fin. Mazón lo dijo advirtiendo de que no hay nada seguro, pero adelantó a los vecinos -a ratos entre gritos de «fuera» y «mentira»-, que el plan de la Consejería es ir retirando el material que hay acumulado sobre la montaña y la carretera (unas 80.000 toneladas de tierra) trabajando «mañana, tarde y noche» para que se pueda pasar el día 14 o 15, es decir, el próximo jueves o viernes. Para ello, «se irá quitando el material desprendido a distintos niveles y será trasladado en camiones a los vertederos de Cabezón de la Sal y Caranceja», según explicó el ingeniero encargado del proyecto, Miguel Ángel Díez Barrio.
Antes de la reunión los vecinos esperaban «buenas palabras, pero a ver si nos dan una solución». Una vez presentado el proyecto, los asistentes no parecían muy convencidos. «Necesitamos poder comunicarnos a día de hoy. Sabemos que por seguridad no se puede pasar a pie, pero estamos atravesando una pista por la que tardamos veinte minutos», decía Andoni Fernández, un vecino «indignado». Muchos coincidieron en que en la Collada de Carmona «también hay varios argayos», por lo que no confían en que sea segura. El consejero dijo que se están haciendo las cosas con la «máxima celeridad». «Nos interesa solucionar el problema tanto como a ustedes», repitió. «Sí, pero tenemos las vacas a un lado de la carretera y nosotros estamos al otro. No sabemos cómo darlas de comer», explicaba otra vecina.
Fue una reunión tensa, con algunas increpaciones -como cuando Mazón en un momento determinado llegó a señalar que «nos creemos ingenieros de pacotilla», un comentario que soliviantó a muchos de los presentes-, y en la que los vecinos del valle apretaron al político solicitando «un camino a pie como alternativa inmediata» y reprochándole que «hasta ahora no se ha hecho nada», a lo que el consejero respondía que se ha estado trabajando «desde el primer momento».
José María Mazón | Consejero de Obras Públicas
El objetivo último es liberar la montaña de unos 40.000 metros cúbicos de material y a los más de 1.600 vecinos de Los Tojos, Cabuérniga, Barcenillas y Lamiña, que desde hace más de veinte días no pueden pasar por Ruente para ir o volver de Cabezón de la Sal y se ven obligados a dar una vuelta de una hora y media por la collada de Carmona. Así que ayer estaban enfadados y se sentían, dijeron, «abandonados». Y se lo dijeron al consejero cara a cara, descargando la «impotencia» acumulada a lo largo de estos últimos días.
«¿Por qué no ponen todoterrenos al servicio de la gente para que pueda pasar por Ruente?», preguntaba una vecina. «Hay gente que está haciendo el camino a pie por un barrizal». Es verdad, lo hacen sin seguridad y bajo su responsabilidad, pero la collada de Carmona es larga «y yo he llegado con dolor de riñones», afirmaba una vecina micrófono en mano a pocos metros del consejero.
María Sol Fernández | Vecina de Los Tojos y hostelera
La indignación fue la tónica general del encuentro, incluso con algún que otro reproche y grito al alcalde de Cabuérniga, Gabriel Gómez, que no se dio por aludido. El consejero y el ingeniero sí se defendieron. Dijeron que llevan trabajando «desde el momento en que se cayó el argayo, el pasado jueves 24 de enero a las diez de la mañana, y todo ha sido declarado de emergencia para poder efectuar las contrataciones sin seguir los procedimientos habituales». «Hemos tenido que contactar con expertos de geotécnica, porque no es un argayo al uso. No se trata de colocar puertas y ya está porque la tierra y sus movimientos no son predecibles. Se han hecho sondeos para ver hasta dónde se encontraba la piedra y la roca meteorizada con la mayor brevedad posible», explicó el ingeniero.
Tras las explicaciones, comenzaron las preguntas y los asistentes, con los ánimos encendidos tras veinte días aislados, increparon a los políticos. La alcaldesa de Los Tojos, Belén Ceballos, dijo que «deberían estar presentes más consejeros» y el consejero le pidió que no hiciera política. La reunión se puso tensa y el consejero empezó a marcharse, entre gritos, reproches y algún «¿tú te crees que hay derecho?».
Antes de todo ello el ingeniero había ofrecido una explicación detallada de lo que se va a hacer y en qué fases. Primero, se tienen que retirar «40.000 metros cúbicos de material» y luego está previsto ejecutar «un muro de pantalla de hormigón con anclajes a diversos niveles por el exterior de los muros existentes junto al río Saja», tras lo cual se sujetará el macizo rocoso desmontándolo si fuese necesario. Finalmente, se realizará la reparación integral de la carretera.
Ana Guijarro | Vecina de Barcenillas
Dicho así suena muy fácil, pero tanto el ingeniero como el consejero se afanaron en explicar a los vecinos que se trata de un argayo enorme, «que ha comenzado en la parte alta de la montaña (en la cota ochenta) y la ha ido rasgando», por lo que los trabajos, insistieron, «están siendo complicados». «Debido a las grandes lluvias y la pendiente del terreno, el perfil de equilibrio es muy inestable, lo que ha hecho que todo baje hasta la carretera». La longitud del argayo es de ochenta metros.
El delegado del Gobierno en Cantabria, Pablo Zuloaga, ha explicado a los vecinos de Santa Olalla (Molledo) que se vieron afectados por las inundaciones, los pasos que han de dar para solicitar las ayudas del Estado en compensación por los daños de las riadas. Zuloaga se reunió ayer con la alcaldesa del municipio, Teresa Montero, con quien repasó las vías de ayudas abiertas por el Estado para compensar a los ayuntamientos afectados por las inundaciones y que fueron presentadas el pasado viernes con los municipios en la Delegación del Gobierno.
Luego ambos hicieron un recorrido por las calles de Santa Olalla. Allí, el delegado del Gobierno pudo comprobar los daños en viviendas, infraestructuras y fincas particulares. Durante la visita, Zuloaga pudo conversar con varios de los afectados, a quienes ha trasladado la necesidad de contactar «de inmediato» con sus compañías aseguradoras para que realicen un peritaje de los daños y, de este modo, poder iniciar la solicitud de ayudas en la Delegación. Zuloaga insistió en que el plazo para solicitar estas ayudas finaliza el día 25 y que en el caso de aquellos afectados que carezcan de seguro, situación en la que hay varios casos en Santa Olalla, el Gobierno de España «no va a dejar a nadie en la estacada», pues el Consorcio de Compensación de Seguros asumirá las indemnizaciones.
El delegado del Gobierno explicó a los afectados que las unidades familiares o de convivencia económica pueden solicitar al Estado que les compense por daños personales y por daños materiales en la vivienda y enseres.
Igualmente, las comunidades de propietarios de propiedad horizontal pueden pedir compensación por los daños. Yen la vivienda habitual el propietario puede percibir hasta 15.120 euros por destrucción total del inmueble, cifra que se rebaja a 10.320 euros en caso de daños estructurales.
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