Las carreteras cántabras se cobraron 20 vidas en 2024, una menos que en 2023

El 20 de abril falleció el joven Pablo Gorostiza, vecino de Sarón de 18 años, tras salirse de la carretera N-634, a la altura de Río Cabo (Torrelavega), el coche en el que viajaba junto a dos chicas y dos chicos. Poco después, el 5 de mayo, la tragedia llegó por partida doble. Una mujer de nacionalidad rumana falleció en Liencres tras colisionar el coche en el que iba de copiloto, un Fiat 500, contra un poste del tendido eléctrico. Y sin terminar la misma jornada también perdió la vida Milagros C. C., de 73 años y vecina de Navajeda (Entrambasaguas), por un accidente de tráfico causado por una colisión múltiple en la S-10, a la altura de Heras y en dirección a Santander.

Entre las víctimas que deja 2024 hubo dos peatones atropellados: uno en Tanos (Jesús Calleja, de 69 años), el 18 de marzo, y otro en Santander (Eusebio Casuso, de 76 años) el 4 de junio. Este último había sido arrollado dos días antes por un conductor de 29 años que se había saltado un semáforo en rojo, dándose a la fuga, aunque pudo ser detenido finalmente.

El 28 de julio también murió en accidente el joven Manuel Blanco, vecino de 24 años de Camargo y conocido por ser un gran aficionado al automovilismo en Cantabria, tras chocar con su coche en el Alto Maliaño. Ya en noviembre, el día 7, perecía Carlos Hord, un hombre de 74 años, que fue arrollado por un tren en un paso a nivel en Gibaja, en Ramales de la Victoria. Un mes después, el 10 de diciembre, Carlos del Portillo perdió la vida en la carretera A-8, a la altura de Reocín, donde por causas que se desconocen su turismo (un Fiat Bravo) se salió de la calzada y colisionó contra un terraplén.

El fallecido, que era madrileño pero estaba afincado en Santander desde hace alrededor de dos décadas, era empresario de vinos, aceites y otros productos de calidad. La última defunción del año fue la de Darío José Ceballos, el 29 de diciembre, cuando se chocó con su moto contra un coche en Villanueva de Villaescusa.

Con este han sido cinco los motoristas fallecidos el año pasado en las carreteras de la región. Los otros cuatro fueron Antonio del Piñal, de 64 años, que murió en abril en Nueva Montaña (Santander); Borja Pedriza, de 46 años, que perdió la vida ese mismo mes cerca de Solares; Daniel G. Simons, de 51 años, que murió en Santillana del Mar en mayo; y Alejandro Niño, de 38 años, que perdió la vida en Argoños en julio.

Fuera de la región también perdieron la vida en accidente de tráfico al menos dos cántabros, ambos motoristas. Alejandro Oria, de 25 años, que murió el 10 de agosto en Barcelona, ciudad donde residía junto a su pareja, tras sufrir una caída con su motocicleta; y José Ramón Cobo, de 65 años, natural de Torrelavega y residente en Polanco, que falleció el 30 de agosto en Zaragoza.