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La casa guarida de La Cavada

La casa guarida de La Cavada

Leyendas de Cantabria ·

Una leyenda urbana dice que el Grapo nació en Riotuerto. No fue así, pero sí lo hizo el que se consideró su brazo político

Aser Falagán

Santander

Sábado, 19 de noviembre 2022, 07:20

El Grapo se fundó en La Cavada. Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre, brazo armado del Partido Comunista de España Reconstituido (nada que ver con el PCE) tuvieron su primera base operativa en Riotuerto, en concreto en una casa de tres plantas con balcón, miradores y un pequeño terreno a las afueras del pueblo. La banda, que estrictamente no llegó nunca a disolverse, aunque está completamente desarticulada, celebró así en Cantabria su reunión fundacional, en la que se comenzó a construir la estructura que dejó como triste recuerdo decenas de víctimas mortales hasta los años noventa.

Hasta aquí la historia que la tradición oral conservó viva durante casi medio siglo, pero no es cierta, sino solo una leyenda urbana. Lo que ocurre es que, como dicta la teoría de la psicología del rumor, encierra un pedazo de verdad que envuelta en el oscurantismo, el miedo y el cotilleo se fue travistiendo con el paso del tiempo en un relato alternativo. O en varios, porque incluso en La Cavada existen varias versiones.

El momento exacto y lugar en el que nació el grupo terrorista resulta difícil de precisar, pero la mayor parte de las fuentes apunta a que fue en Vigo en 1975, y su primer atentado tuvo lugar en Madrid el 2 de agosto de ese mismo año, cuando asesinó a un guardia civil e hirió a otro. Sin embargo, el que da nombre a la banda es el segundo, que tuvo lugar en 1975 en el Canódromo de Madrid. Comenzó así una historia negra que continuó durante el resto de la década de los 70 y bien entrados los años 80 y principios de los 90, cuando cada vez con menor capacidad operativa seguía sin embargo actuando para demostrar que continuaba operativo. Sin embargo, permanece un relato alternativo según el cual  la banda nació en esa casa de La Cavada, en la que vivía uno de sus fundadores o alquilada expresamente para ese congreso fundacional, según la narración que se escoja.

¿Por qué? Antes de responder a la pregunta conviene tener algo de contexto. A finales de los sesenta nació la Organización Marxista-Leninista de España (OMLE), una escisión del Partido Comunista de España que rechazaba las directrices promovidas por la dirección para colaborar en la caída de la dictadura franquista y el regreso de la democracia por medio de un activismo no violento. No tuvo la organización una larga vida ni especial significación, pero fue el núcleo del que algo más de un lustro después nació otra escisión: el PCE(r).

Con la restauración de la democracia tras la muerte de Franco, la mayor parte de la sociedad española y de sus fuerzas políticas renunciaron al terrorismo como forma de lucha política. Sin embargo, hubo excepciones. La más conocida es la de ETA (aunque también en su seno hubo quienes consideraron ya ilegítima la lucha armada una vez superada la dictadura), pero no la única en una etapa extremadamente confusa, convulsa y volátil en la que se sufrió incluso el terrorismo de Estado.

Otra de ellas fue el Grapo, que comenzó a actuar en agosto, aún en vida de Francisco Franco, y siguió haciéndolo durante toda la Transición, el gobierno de Felipe González e incluso en el de José María Aznar antes de su definitiva desarticulación, aunque formalmente la banda nunca se haya disuelto.

Con este contexto ya se puede explicar mejor el origen de la leyenda. Efectivamente, el edificio de La Cavada acogió en 1975 un acontecimiento ligado de forma más o menos estrecha al Grapo: una reunión en la que la OMLE y otros grupúsculos escindidos del PCE, al que acusaban de revisionismo, fundaron el PCE(r), anterior por lo tanto a la banda, aunque por solo unos meses, y considerado como su brazo político. Aquello fue también el acto de disolución de la OMLE, y desde esta nueva organización comenzó a articularse el grupo que después perpetraría los atentados. Sin embargo, todo apunta a que nunca hubo ninguna reunión fundacional a orillas de Miera.

El lugar se eligió, según apunta la versión más verosímil –que no la única– porque una joven del pueblo era pareja de uno de los militantes, con lo que no había problema para disponer de la casa. De ahí que se eligiera esa casa, amplia, en una zona más o menos discreta y nada susceptible de llamar la atención, para reunirse. En la España de 1975 aún persistían muchos miedos y lo que se planeaba no era además ninguna broma: atentados terroristas, de modo que aquella pareció una buena elección. Después, el boca-oído y la psicología del rumor hicieron el resto. Solo los muros de la casa, por cierto muy cotizada, recuerdan ya lo que ocurrió realmente aquel día, como y por que.

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