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Qué mala suerte! Me han chivado que esa multinacional que se dedica a la caza de talentos y que ha fichado al exministro De la Serna ... me iba a llamar a mí primero, pero que por alguna misteriosa razón alguien ha cambiado de opinión y han acabado apostando por él. Esto no está confirmado, pero cuentan las malas lenguas que quizá lo que ha inclinado la balanza hacia el exalcalde es que es más alto y tiene mucho más pelo que yo. Una razón de peso, claro, imposible competir en ese sentido. Que haber sido ministro y alcalde antes no es determinante, aunque siempre ayuda.
También me dicen que no me desanime, que estoy ahí en la reserva y que seguro que me llaman porque ha crecido muchísimo la oferta laboral en ese ámbito, ya que las grandes compañías necesitan contratar altos directivos, pero que tiene que haber alguien que sepa dónde están, que los descubra y que olfatee el talento para aumentar la cuenta de resultados de las compañías.
Pero no me lo creo, sé que no me van a llamar. Otra decepción más. Ya me veía ahí, en un despacho del barrio Salamanca de Madrid, haciendo un megacasting en el que preguntaría a los aspirantes por su experiencia laboral, por sus retos personales, por qué querrían realmente este trabajo, qué creen que aportarían a la marca, hasta qué punto estarían dispuestos a sacrificar su vida personal por este empleo, qué compañía querrían dirigir. Vamos, lo típico en estos casos, lo que se suele preguntar. ¿O aquí no se les pregunta todo esto?
Y ya me imagino a esos talentos responder con solvencia, sin titubeos, a todas las cuestiones, en cuatro o cinco idiomas si fuera menester, dejando claro que lo primero es la marca y que a corto plazo mejorarían los balances de las compañías con megaplanes y más megaplanes. Así que haría una selección y me hartaría a hacer fichajes y más fichajes, y los grandes talentos dirigirían las grandes compañías y las empresas crecerían y subirían los sueldos y habría más empleo y el PIB se dispararía y la vida sería de color de rosa y todos felices comiendo perdices... Pues nada, seguiré en lo mío, pero no me digan que no se ha perdido un gran cazatalentos.
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Ana del Castillo
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