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Cementerios de Ciriego (arriba, izquierda), Torrelavega (arriba, derecha), Castro Urdiales (abajo, izquierda) y Comillas (abajo, derecha). Celedonio/Palomeque/Verano/Rosendo
Cementerios con mucho arte

Cementerios con mucho arte

Los camposantos no son sólo lugares de enterramientos, se trata de espacios en los que el arte funerario alcanza su gran momento, el de la creación inmortal

Jueves, 1 de noviembre 2018, 07:36

El de Ciriego es el gran cementerio de Cantabria y el principal de Santander. Hay muchos camposantos interesantes en toda la región pero, con el de la capital, destacan Geloria (Torrelavega), Ballena (CastroUrdiales) y Comillas.

Ciriego sobresale por sus espectaculares vistas al mar y su superficie de 180.000 metros cuadrados. El cementerio fue proyectado por el arquitecto municipal Casimiro Pérez de la Riva en 1881 e inaugurado el 3 de septiembre de 1893, tras la supervisión del nuevo arquitecto municipal Joaquín Ruiz Sierra. Allí trabajaron los arquitectos, maestros de obras y marmolistas más afamados de la región, tales como Valentín Ramón Lavín Casalís, Emilio de la Torriente, Miguel Doncel, Manuel Casuso Hoyo, Alfredo de la Escalera o Javier González de Riancho, el mismo que diseñó el Palacio de la Magdalena y el Hotel Real de Santander.

En palabras del propio De la Riva, se creó «un precioso museo de monumentos históricos y artísticos». Así, la impronta que dejaron las obras que se levantaron en Génova, Milán, París o Madrid se nota en sus proyectos, elementos decorativos y creaciones escultóricas.

En Ciriego hay que detenerse en algunos panteones sobresalientes como los de Arechavala, Cué, Cué Fernández, Fernández Bravo, Pardo de Santayana, el aviador Hedilla, García Quintanilla, González Torre, Haro, Junco, Marín García, Martínez de las Heras, Meana, Prieto Lavín y el que levantó la Compañía Trasatlántica en recuerdo de sus trabajadores que murieron en la explosión del Cabo Machichaco, en 1893.

Destacados artistas de muchos movimientos trabajaron en las tumbas y panteones

En Ciriego también está enterrada la bailaora Carmen Amaya, y en el panteón de personalidades ilustres descansan sor Ramona Hormazábal, destacada religiosa del Hospital de San Rafael; el general Palacios; el poeta Pepe Hierro; los pintores Antonio Quirós y Pancho Cossío; el médico Guilermo Arce; el historiador Joaquín González Echegaray;el aviador Juan Ignacio Pombo; el primer marqués de Casa Pombo, Juan Pombo; el escritor Manuel Llano; el naturalista Augusto González de Linares; el sacerdote, estudioso e investigador del folclore cántabro Sixto Córdova y Oña y el arqueólogo Jesús Carballo, entre otros. Y destaca el gran monumento 'A los héroes caídos por la libertad y la República', en homenaje a los santanderinos fusilados en la Guerra Civil y enterrados en esa gran fosa común, que incluye la lista con todos sus nombres.

Torrelavega

En el camposanto de Geloria, el más antiguo de la ciudad de Torrelavega, con dos siglos de historia a su espalda, destaca el panteón de Joaquín Ruiz de Villa, alcalde de Torrelavega en dos ocasiones, primero como villa y, después, tras conseguir la población el título de ciudad. Fue una persona acaudalada con negocios enCuba que construyó la cárcel y el matadero, la Escuela de Artes y Oficios y amplió el veterano cementerio de Geloria.

Construido en 1812, Geloria guarda en su interior dos siglos de historia de Torrelavega. Entre sus tumbas destaca la del que fuera alcalde Julián Ceballos Campuzano, junto con otros personajes relevantes de la Torrelavega del siglo XIX enterrados en este recinto, como médicos, abogados o comerciantes cuyos nombres han dado la denominación a calles y avenidas de la ciudad.

Algunas tumbas están deterioradas por el paso del tiempo e incluso, en algún caso, están perdidas en algún lugar de este camposanto. Entre las rehabilitadas se encuentran la tumba del barón de Peramola, cuya restauración costeó la propia familia. También se procedió a la rehabilitación integral de la tumba de Julián Ceballos Campuzano (1816- 1876), quien fuera alcalde de la ciudad en tres ocasiones, y que costeó el Ayuntamiento, pues la institución es la encargada de su mantenimiento al morir el prohombre local sin descendientes.

Es en el cementerio de Geloria, al haber sido durante generaciones el único lugar de enterramientos en Torrelavega, donde se encuentran las tumbas de algunos de los prohombres que ha tenido la ciudad. Entre ellos, la de Hermilio Alcalde del Río, el famoso arqueólogo español que estuvo a cargo de la dirección de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega durante casi cincuenta años. Fue alcalde de Torrelavega entre 1920 y 1922 y murió en 1947. Su tumba también fue rehabilitada por el Ayuntamiento.

Entre los más importantes panteones se encuentran los de Martín Aparicio y de Velo, Juan Martínez, Gregorio Martín Blanco, Adolfo Ruiz Rebolledo, Demetrio Herrero González, Juan Martínez Herrero, Manuel Crespo Quintana, Gregorio del Campo Ortega, Ramón Díaz Pérez, Máximo Campuzano Barreda, Familia Pérez-Carral Calderón, Tiburcio Bilbao Ibarrondo, Juan Bautista Sañudo y los de las familias Quijano,Díaz Bustamante, Argumosa y los citados Ruiz de Villa.

Destacan también enterramientos de figuras importantes de la educación y la labor social de la Iglesia en Torrelavega. Como el de don Arcadio González, que nació en el pueblo palentino de Antigüedad, el 4 de marzo de 1888. En 1914 fue ordenado sacerdote y destinado a Torrelavega en 1922. Murió en 1974, descansando sus restos en Geloria.

Castro Urdiales

En el cementerio Ballena, de Castro Urdiales, destaca el monumental panteón modernista de la familia Del Sel, que ganó el concurso nacional de la revista Adiós Cultural, en la categoría de Mejor Monumento Arquitectónico. El recinto fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 1994, con categoría de monumento. Tiene más de 125 años y atrae a cada vez más turistas debido a su posición privilegiada, en lo alto de una pequeña península en el sitio de Ballena. Fue proyectado por Alfredo de la Escalera y Amblard (Cádiz, 1947), arquitecto diocesano y provincial de finales del siglo XIX. Con él trabajó Joaquín Rucoba en la realización de este recinto monumental, construido en 1888.

En el camposanto se reúnen varias tendencias, con panteones neogóticos, modernistas y de estilo neoclásico. El arquitecto castreño Leonardo Rucabado ideó el monumento para la familia de su mujer, Emma Del Sel, pero finalmente fueron los restos del genio los que terminaron descansando en su propia creación en 1918. No es el único personaje ilustre que descansa en el camposanto castreño. El músico y compositor Arturo Dúo Vital (Castro Urdiales, 1901) también yace en su tierra natal. El recinto cuenta con varios panteones obra de Severino Achúcarro y de Eladio Laredo. ​

Comillas

El camposanto de la villa de Comillas es monumental desde su entrada, pues su fachada fue declarada en el año 1983 Bien de Interés Cultural. El primitivo cementerio local fue reformado y engrandecido por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner, quien recibió el encargo en 1893 del marqués de Comillas. El creador catalán estaba ya vinculado a la villa, puesto que también llevó a cabo varios mausoleos en la Capilla del Palacio de Sobrellano y la Fuente de los Tres Caños.

Domènech i Montaner contó con la colaboración en la realización de monumentos funerarios en Comillas del escultor barcelonés Josep Llimona i Bruguera, considerado uno de los principales representantes del modernismo catalán. Fue este quien también realizó la escultura que es la principal imagen del camposanto: la imponente figura del Ángel Exterminador (fechada entre 1894 y 1895) y que en los próximos meses será sometida a un proceso de restauración, pues perdió parte de sus elementos en 1941 cuando el fuerte viento, el mismo que avivó las llamas del incendio que asoló Santander, lo derribó. Entre los monumentos funerarios del camposanto de Comillas destaca el de la familia Piélagos.

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