Secciones
Servicios
Destacamos
CONSUELO DE LA PEÑA
SANTANDER.
Martes, 23 de julio 2019, 07:19
La 'piel' del Centro Botín, una de las singularidades del emblemático edificio, está enferma y no tiene cura. Solo cabe cortar por lo sano y cambiar las piezas cerámicas nacaradas que recubren las paredes y cubiertas de la obra diseñada por el arquitecto Renzo ... Piano. La revelación la hizo en sede judicial el arquitecto técnico de Ascán, una de las empresas de la Unión Temporal de Empresas que, junto a OHL, ejecutó la obra. «Me consta que la subsanación del problema de la envolvente pasa por la sustitución de las 288.000 piezas», declaró firme el técnico.
Su testimonio adquiere especial relevancia porque, por primera vez, confirma lo que la Fundación Botín, propietaria de la obra, se niega a reconocer: que los defectos de las piezas cerámicas son graves y no tienen otra solución que su renovación integral. La alternativa que se ideó para solventar los defectos, el enmallado de las paredes más conflictivas, se mantiene.
Las 288.000 piezas cerámicas que recubren las paredes del Centro Botín tienen el «corazón negro». Su exterior es de un nacarado deslumbrante, aunque los técnicos de Tot Disset sostienen que es tan frágil, por su mala ejecución, que se lleva con la mano. Pero el interior de la pieza está enfermo, tiene el mal del «corazón negro», en expresión utilizada por los técnicos en el juicio, en referencia a la zona oscura que ensombrece la cerámica por dentro, lo que la resta idoneidad para cumplir la función por la que fue elegido esta cobertura. Al corazón nublado se suman las «grietas y fisuras» que jalonan estas delicadas escamas, y todo por una producción industrial, que restó calidad al producto.
La conclusión del técnico se produjo en el contexto del juicio, iniciado ayer en Santander, en el que la empresa Tot Disset, que ejecutó el sistema de anclaje de las cerámicas a las paredes, reclama 691.178 euros a la UTE Ascán-OHL y a Cerámica Cumella, diseñadora y fabricante de las piezas. La mercantil quiere que Ascán le pague varias facturas pendientes de cobro y que le devuelva las cantidades depositadas en concepto de garantía al comienzo de la obra. La UTE se negó porque responsabiliza a Disset de las patologías de las piezas cerámicas, unos elementos que, según sostiene la demandante, «se hallan en un estado de deterioro progresivo, habiendo incluso llegado a desprenderse alguna de ellas de la fachada». A Cerámica Cumella, un referente en su sector en España y Europa, le reclama también por «los daños y perjuicios» que el deterioro de las piezas ha causado a la empresa.
100 millones de euros es el coste final de la construcción del Centro Botín, 20 millones más de los presupuestados
El argumento de Tot Disset es que el diseño y fabricación de las cerámicas es responsabilidad únicamente de Cumella y, por lo tanto, los fallos de estos elementos son atribuibles al ceramista. Sostiene el demandante que su intervención se ciñó a la proyección, diseño y ejecución del sistema que permitía fijar las piezas en las paredes del edificio, un sistema que «no ha presentado vicio ni defecto alguno», hasta el punto de que las cerámicas que se rompen «no llegan a caer porque el sistema de agarre y sujeción sigue funcionando perfectamente después de tres años».
Sin embargo, Ascán invoca el contrato suscrito con Tot Disset para responsabilizarle del entuerto. Dicho contrato atribuye a Disset la sujeción de las escamas a los volúmenes construidos e incluye además su obligación de aportar «todos los materiales», incluyendo las casi 300.000 piezas cerámicas. Por su parte, Cerámica Cunella sostiene que su trabajo cumplía la normativa europea y que las piezas fallaron por la resina utilizada por Tot Disset.
En este contexto, el Juzgado de Primera Instancia número 8 de Santander celebró ayer la primera sesión del juicio que dirimirá quién tiene razón, una vista que continúa hoy con los informes periciales. La demandante atacó con toda su artillería y citó a declarar a tres técnicos de Tot Disset que intervinieron en el proceso constructivo, uno de ellos el arquitecto que diseñó el sistema de ensamblaje. Los dos jefes de obra confirmaron que Disset no intervino en las decisiones sobre la elaboración de la cerámica, una responsabilidad exclusiva de Antoni Cumella, el maestro ceramista. Según su testimonio, este elaboró de forma artesanal unas primeras piezas en su taller de Granollers. «Eran preciosas y perfectas», exclamó el jefe de Obra y Producción de Disset. Pero la imposibilidad de producir el volumen requerido (casi 300.000 cerámicas) en el plazo establecido, «motivó que el ceramista sacará la producción de su taller». Se llevó a otro de Breda (Gerona), donde la fabricación era industrial y con un sistema de cocción rápida. Según los técnicos, Tot Disset proyectó el sistema de sujeción y las posteriores pruebas para comprobar su funcionamiento de acuerdo con este segundo modelo. En los ensayos ya se puso de manifiesto la aparición de la primera patología, denominada «corazón negro», debido a «la rapidez de la cocción», y también surgieron problemas con el nacarado que «los operarios se llevaban con la mano».
Los testigos señalaron que el ceramista diseñó un tercer modelo, del que Tot Disset sólo tuvo conocimiento cuando «llegó a la obra». Según el arquitecto Francisco Sánchez, este tercer modelo era diferente y «se debilitó» la cerámica. «Era más porosa y por tanto menos resistente, se cambiaron las características geométricas y las condiciones físicas», explicó. Los técnicos de la demandante precisaron que advirtieron a Ascán de la situación y de que las nuevas piezas no se habían testado. Pero, según su versión, la UTE ordenó que siguieran adelante, «ya haremos nosotros las pruebas de las piezas», dijeron. La UTE tenía prisa, ya que los plazos comprometidos se echaban encima. De hecho, toda la cobertura del edificio se hizo con este tercer modelo. El arquitecto fue tajante al señalar que las nuevas piezas «no cumplían las condiciones técnicas específicas dadas por la dirección facultativa», y advirtió de que el sistema de anclaje diseñado con este tercer modelo «no está testado», hay «rozamientos» no previstos y no se sabe cómo responderá. Según Tot Disset, el 25% de las piezas de las fachadas de la parte metálica que une los dos edificios «están fisuradas y agrietadas», lo que supone un problema de «gran envergadura».
La estrategia jurídica de Ascán es desviar el tiro por elevación hacia la dirección facultativa de la obra, que era quien «daba las órdenes». Aun así el arquitecto técnico que declaró en el juicio asumió que dio orden a Disset de instalar el tercer diseño de cerámica, a sabiendas de había sido testado. Por su parte, Antoni Cumella aseguró que su empresa contrató con Tot Disset y que las piezas fueron «admitidas y aprobadas por todas las partes intervinientes».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.