![El médico Pedro Prada, junto a uno de los equipos de radioterapia externa.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202105/02/media/cortadas/64074895-U140236567980B2-U140233845272ft-624x385@Diario%20Montanes-DiarioMontanes.jpg)
![El médico Pedro Prada, junto a uno de los equipos de radioterapia externa.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202105/02/media/cortadas/64074895-U140236567980B2-U140233845272ft-624x385@Diario%20Montanes-DiarioMontanes.jpg)
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Cuando hace dos años Pedro Prada (Asturias, 1958) recibió la propuesta de instalar en Valdecilla la terapia de protones (entonces era una iniciativa privada) no daba crédito. Ahora, puede mostrar la superficie en la que se ubicará la instalación -anexa a las dependencias del servicio ... de Oncología Radioterápica- y empezar a pensar en los pacientes que se beneficiarán de este tratamiento capaz de llegar a los tumores más escondidos, porque «tenemos todas las condiciones para que sea una realidad».
-El servicio de Oncología Radioterápica fue de los que no se paró cuando estalló la pandemia.
-Sí, nosotros no paramos. Es cierto que hemos cuantificado el número de pacientes que hemos tratado y es verdad que ha disminuido respecto a otros años. Muchas veces las personas no acudían a sus especialistas para diagnosticarlos, aunque tuvieran síntomas que pudieran sugerir que tuviesen un tumor. Es decir, han retrasado las consultas. Nos ha llegado un porcentaje menor de pacientes, en torno a un 20%, pero la actividad se ha mantenido, tanto la intervencionista como la de los tratamientos externos.
-¿Y ahora se ve que los pacientes llegan con tumores más avanzados y de peor pronóstico?
-Es verdad que hemos visto una serie de casos que hemos recibido más avanzados, no sé si ha sido por el retraso en el diagnóstico o porque la casualidad se ha juntado con la pandemia. Cuando analizas si la gente ha demorado ir al médico con sintomatología, lo que cabe pensar es que lógicamente el tumor se pudo haber detectado en estadillos más avanzados.
-El proyecto de la terapia de los protones contra el cáncer llegó a Cantabria antes de la pandemia, ¿temió que el efecto del covid diera al traste con él?
-Sí, miedo tuvimos, porque además hemos pasado diferentes etapas, sobre todo, en cuanto a la vía por donde iba a salir. Como es sabido, hubo intereses por parte de empresas privadas, después se buscó la financiación sólo pública, en un momento de pandemia, donde el problema fundamental era el virus. Sí temí que se retrasara el proyecto y era consciente de que, si eso ocurría, podía desaparecer, porque otras comunidades podían activarlo. Y sabemos que hay comunidades con más posibilidades económicas que nosotros. Sí tuve ese miedo, pero es cierto que desde la Consejería de Sanidad, el Servicio Cántabro de Salud y la Gerencia de Valdecilla nunca abandonaron la idea, siempre lo apoyaron, y después vi que el Gobierno tenía en la cabeza que era un proyecto beneficioso para la comunidad, para todos, y que estaba dispuesto a pelear por el proyecto. Entonces llegó la calma.
protonterapia
-Una calma en forma de fondos europeos que serán los que hagan posible que el proyecto salga adelante de forma pública.
-Sí, al final la decisión del Gobierno fue que debía ser una financiación pública y la vía que vieron factible fue la de los fondos europeos, aunque yo dudaba que pusieran pegas para aceptarlo, porque la financiación estaba dirigida para otros aspectos, pero la verdad es que fue una lucha del Gobierno para que esa primera partida presupuestaria se dedicase al problema oncológico y a los protones concretamente.
-¿El proyecto ha pasado ya todos los trámites? ¿Sólo falta ponerlo en marcha?
-Exactamente.
-¿En qué punto está ahora?
-En este momento está pendiente de que salgan los pliegos para proceder a la licitación. El consejero ha asumido la responsabilidad de la relación con las casas comerciales, que son cuatro (Itachi, Medium, Varian e Iba). Cuando salgan, que puede ser cuestión de un mes, se abrirá la fase de concurso y se determinará a qué empresa se le adjudica el proyecto de los protones.
-Si se licita en un mes, ¿cuándo empezará la obra? ¿Cuál es el plan?
-El plan que hay es que, a la vez que se preparan los pliegos, que están prácticamente elaborados, un equipo de arquitectos está haciendo la distribución de todo el espacio que conlleva la instalación de la unidad de protones. Se ha adjudicado también la cata del terreno, que se realizará en el periodo de quince días, aunque no se espera que haya ningún problema porque ya se edificó justo al lado la torre D. Los permisos del Ayuntamiento también están en curso. A finales de año, se podrían empezar las primeras obras.
selección de casos
-¿Cuándo entraría en funcionamiento la unidad entonces?
-Yo creo que la obra se podría hacer en un año. A la vez que se hace la obra, se construye la unidad. Lo hacen todas las casas comerciales así. De tal forma que cuando finalice la obra, ya se puede meter la máquina, un paso que hay que hacer antes de cerrar el búnker.
-¿De qué dimensiones hablamos, cómo será ese búnker?
-El búnker tiene que tener mínimo 27 metros de largo, 12 de alto y 14 de ancho. La idea que tenemos es hacer dos búnkeres, porque lo previsto es uno para tratamiento y la posibilidad de ampliación en el futuro de incorporar una segunda máquina, de tal forma que ese hueco lo podríamos utilizar para investigación, que será otra de las partes fundamentales del proyecto. Esto no supone un coste añadido importante, porque en realidad lo único que hay que hacer es ganar un espacio mayor, lo tienes construido, es más hormigón, y en cambio te abre las posibilidades en el futuro de ampliar mucho los tratamientos, tanto la parte asistencial como la de investigación.
-¿Cuándo trataría Valdecilla con protones al primer paciente?
-Si todo va bien, y tenemos la obra hecha a final del año que viene, el resto forzaremos para que sea a lo largo del año siguiente. Todo el personal implicado en la unidad vamos a trabajar día y noche para ponerlo en marcha cuanto antes.
-Después de la demora que lleva el proyecto, desde que se planteó por primera vez, ¿Cantabria sigue a la cabeza para introducir los protones en la sanidad pública o hay comunidades que han avanzado en este tiempo?
-Han aparecido intereses en otras comunidades. Cataluña ha empezado a hablar de protones, aunque sinceramente creo que lo hizo a raíz de la visita del que fue ministro de Sanidad, Illa, que cuando vino a Valdecilla fue consciente de lo que significaba un proyecto de protones, y entonces empezaron a hablar en Barcelona de la posibilidad de abrir una unidad. Pero los veo muy lejanos en el tiempo para que sea un proyecto serio. Creo que vamos a ser el único hospital público con protonterapia durante muchos años.
impacto
-¿Cómo le explicaría a la población cántabra lo que va a suponer disponer de esta terapia contra el cáncer en Valdecilla?
-Para una población de menos de 600.000 habitantes, Valdecilla es un hospital monstruoso; es difícilmente sostenible si no sigue siendo un hospital de referencia en los tratamientos médicos. En estos momentos, sólo hay un tratamiento que puede marcar la diferencia y son los protones, porque el resto, cualquier hospital los puede desarrollar sin grandes problemas. Si tienes al profesional, lo llevas adelante. Los protones, no. Requieren un servicio de Oncología Radioterápica de peso, con apoyo de otros servicios (anestesistas, cirujanos, oncólogos...), y Valdecilla lo tiene. Es muy importante que haya instituto de investigación, y tenemos el Idival. En la unidad de protones cuenta la parte asistencial, pero también la de investigación y docencia. Aquí va a venir todo el mundo a aprender. Valdecilla tiene esa posibilidad docente, tenemos el mayor Hospital Virtual de Europa; hay facultad de Medicina... Tiene todas las condiciones para que la unidad de protones sea una realidad. Y esto existe en muy pocas comunidades, por eso creo que vamos a ser un proyecto único en el sistema público durante mucho tiempo.
-Si Valdecilla se convierte en referente se acabará con las derivaciones para este tratamiento fuera de España, ¿puede recordar el tipo de paciente que más se va a beneficiar de la protonterapia?
-Las indicaciones de tratamiento están marcadas por el Ministerio, en las que participé personalmente. Se trasladaron a los servicios de salud y se aconsejó que se formase una comisión de expertos en cada una de las comunidades para que no haya una sobreindicación en un tratamiento que es costoso. Una indicación clara son los tumores neurológicos pediátricos. Este tratamiento cura más y daña menos. El niño es un ser en crecimiento y dañar un tejido en desarrollo significa muchas complicaciones en el futuro. Los protones evitan esas complicaciones a largo plazo. Valdecilla asumiría la pediatría de prácticamente todo el país. Otros tumores claros que se benefician de esta terapia son aquellos que han recidivado (recaído) y ya se les irradió previamente. A veces el tumor crece en los márgenes que se han tratado, porque no éramos conscientes de que se extendía más allá. También tienen ventajas en cáncer de pulmón, en el de de mama en la zona del corazón, los tumores oculares... Son bastantes pacientes.
-Se ha dicho que el objetivo es tratar a 550 pacientes al año...
-Creo que una cifra realista sería en torno a los 300.
-¿Cuánto cuesta el tratamiento?
-Lo que se está manejando en las clínicas privadas son unos 40.000 euros; en los servicios públicos, por la referencia con los países europeos, podría ser una media de 35.000 euros por paciente. De ahí que haya que ajustar las indicaciones y tratar realmente a los que se van a beneficiar de este tratamiento, frente al resto de técnicas.
retorno
-Antes de la pandemia Oncología Radioterápica había introducido técnicas nuevas como la oncotermia y la intraoperatoria (radioterapia durante la cirugía), ¿cómo están funcionando?
-Todo empezó desarrollando la braquiterapia, siempre digo que gracias a ella tenemos todo lo que tenemos. Cuando me incorporé al servicio, el gerente me pidió que los pacientes fueran tratados en Valdecilla, que ninguno tuviera que acudir a otra comunidad. Era consciente de que teníamos que dar primero, para recibir después. No fue fácil, pero me incorporé en septiembre y en octubre estábamos haciendo braquiterapia. Todos los pacientes que hasta entonces se derivaban fuera para braquiterapia, sobre todo de próstata, pasaron a hacerse aquí. La gente no estaba adiestrada, así que me di unas palizas en quirófano de mucho cuidado, pero muy contento con ello. Además, lo hicimos de forma ambulatoria. Ya no sólo no salía nadie, sino que recibíamos peticiones de todas las comunidades. Eso fue lo que disparó todo. Y la Administración cumplió. El siguiente paso de la braquiterapia fue ampliarla a todas las localizaciones, no sólo en la próstata. Pasamos a tener una media de cuatro intervenciones cada día.
-A la par se emprendió la renovación de los equipos de radioterapia externa, se han cambiado dos, ¿para cuándo el tercero?
-Sí, hubo que luchar para tener un acelerador de última generación, con radiocirugía, pero el gerente lo apoyó. Más tarde, se renovó el segundo. El tercero se iba a haber cambiado en 2020, pero lo impidió la pandemia, así que vendrá a la par que los protones. Las últimas incorporaciones fueron la oncotermia y la radioterapia intraoperatoria, que fue una propuesta que salió adelante con la donación de Amancio Ortega.
-¿Aún es Valdecilla el único hospital de España que hace radioterapia intraoperatoria?
-La intraoperatoria se puede convertir en un tratamiento de referencia, como los protones, en el aspecto intervencionista. Sólo la Clínica Universidad de Navarra, en Madrid, la hace. Sólo nos quedaba un pasito ya para completar el servicio: los protones.
–Como presidente de la Asociación contra el Cáncer, puede comentar cómo han vivido la pandemia los pacientes, qué impacto ha tenido el miedo al contagio, añadido a la preocupación por la propia enfermedad.
–Lo que hemos visto es que, desde el punto de vista psicológico, les ha afectado de manera importante. Al miedo del propio proceso tumoral, se les ha juntado el problema de miedo psicológico a contaminarse con el virus. Se han visto como en un callejón sin salida. De hecho, a nivel nacional hemos cuantificado que el porcentaje de depresiones en el paciente oncológico se ha incrementado más de un 30% con respecto a cuando no estábamos en pandemia.
–¿Los programas de cribado para la detección precoz del cáncer se han recuperado del todo al ritmo normal tras el parón que sufrieron a causa del covid?
–Sí, se han recuperado, han vuelto en cierta manera a la normalidad. No estamos en la situación previa a la pandemia, pero está bastante normalizado. Yo creo que la gente se ha tranquilizado, tenía mucho miedo a venir al hospital, a servicios como el nuestro, por temor a la contaminación. El hospital era un sitio en el que la gente creía que el virus estaba en el aire continuamente y que era peligrosísimo. Se han tranquilizado cuando han visto que han venido a tratamientos y no ha pasado nada, se lo han ido transmitiendo unos a otros, y en estos momentos ya vienen con tranquilidad absoluta. Desde el principio pusimos medidas de control. Es una cosa que se ha hecho muy bien en Valdecilla en todos los servicios.
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