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La Consejería de Educación y Formación Profesional ha compuesto ya las instrucciones de final de curso, un documento que facilita la labor de los colegios e institutos en el tramo final del año escolar, toda que vez que en este comenzará a dejar huella ... la nueva ley educativa: la Lomloe. Casi todos los cambios -algunos no lo son tanto y evocan leyes pasadas- estaban ya sobre la mesa, avanzados por el Ministerio de Educación y FP en los últimos meses, y ahora las instrucciones se convierten en una hoja de ruta que ordena los pasos que los centros han de tener en cuenta de aquí a que el curso toque a su fin, entre ellos, la memoria.
Los cambios más notorios este año tienen que ver con la evaluación que conducirá a la promoción o titulación del alumnado cántabro de ESO y Bachillerato Más de 9.000 estudiantes inscritos en los cursos finales de ambas etapas de Secundaria -la ESO es obligatoria, el Bachiller no- se graduarán con arreglo a los criterios que fija la Lomloe o ley Celáa, una normativa que hace más hincapié en la consecución de competencias y objetivos que, por ejemplo, en un aprendizaje memorístico. Se da un «cambio» hacia lo competencial, recuerda Mercedes García, directora general de Inspección e Innovación Educativa, lo que «afianza» la dirección tomada por Ley de Educación de 2006.
En consecuencia, cambian algunos criterios. ¿Cuáles? En Primaria las modificaciones son menores. En resumidas cuentas, se mantiene el carácter del proceso -se modifica únicamente una parte, dándose más peso a los ciclos de la etapa-, y la repetición de curso, como hasta ahora, será totalmente extraordinaria.
TITULACIÓN
CLAUSTROS
En la ESO (Educación Secundaria Obligatoria) hay más cambios. Por un lado, se eliminan las evaluaciones finales extraordinarias, lo que supondrá que el curso se alargue un par de semanas.
El Ministerio, in extremis, anuló la moratoria que había anunciado para dar respuesta a la solicitud de las comunidades autónomas, Cantabria entre ellas. De esta manera, obligó a retirar desde este mismo curso esas recuperaciones extraordinarias, que en la región se celebraban en junio.
Aquí es preciso recordar que las decisiones colegiadas de los docentes, en línea con ese aprendizaje basado en las competencias, ganarán peso específico a la hora de decidir si un estudiante pasa o no de curso. Y, de hecho, la forma de nombrar las notas está en consonancia: atrás quedarán las calificaciones numéricas para recuperarse, como ocurría antaño, las de tipo cualitativo: insuficiente, suficiente, bien notable o sobresaliente.
En Secundaria Obligatoria repetir curso será excepcional. Como máximo, dos veces a lo largo de la misma. Los alumnos con una o dos materias suspensas darán por superado su año escolar, y también aquellos cuyos docentes, con independencia del número de insuficientes que acumulen, estimen que están capacitados para seguir adelante y recuperar terreno favorablemente. De este modo, no será tanto el número de suspensos lo que determine si se pasa de curso, como la valoración del equipo docente. En 4º de la ESO, último curso de esta etapa, titularán los alumnos que hayan interiorizado los objetivos y competencias básicas exigidas en estos años.
En el Bachillerato hay también modificaciones. Si bien para promocionar de 1º a 2º la cosa queda igual -se podrá pasar con un máximo de materias suspensas, como ocurre ahora-, el alumnado podrá titular con una materia con resultado insuficiente, pero cumpliendo una serie de requisitos, como la asistencia continuada a clase. El cambio en esta etapa obligatoria, que podrá llegar a cursarse justificadamente entre años, anticipa la llegada de una nueva EBAU para acceder a la universidad.
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