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Aunque pensamos que nuestro cerebro se desconecta mientras dormimos, lo cierto es que trabaja intensamente y consume cerca del 15% de las kilocalorías que gastamos en un día entero. Es una de las primeras revelaciones que hace la investigadora y divulgadora Raquel Marín en su ... último libro 'Alimenta el sueño para un cerebro sano' (Rocaeditorial), que presentó esta pasada semana en la librería Gil de Santander. Una idea que ayuda a explicar por qué el buen dormir es tan importante para la salud del cuerpo y para el que quizá sea el órgano más importante del cuerpo.
–Dedicamos buena parte de nuestros esfuerzos a trabajar y a vivir de forma frenética; parece que dormir es perder el tiempo, y nada más lejos de la realidad.
–Dormir es una actividad esencial y vital para el ser humano. Los experimentos demuestran que si impides a un animal dormir, termina muriendo. Pese a todo, es cierto que existen mutaciones genéticas que, por ejemplo, permiten a ciertas personas estar perfectamente con sólo cuatro horas de sueño.
–Es una ventaja evolutiva que tenemos sobre la mayoría de los primates.
–El Homo Sapiens desarrolló una mayor desconexión cerebral durante el sueño que nos permitió recuperarnos antes. La limpieza cerebral se realiza en menos tiempo. Esto tiene una explicación biológica por la supervivencia porque cuanto menos tiempo pasamos durmiendo, menos tiempo estaremos siendo vulnerables al ataque de otros depredadores.
–Habla de limpieza cerebral. Eso es muy interesante.
–Mientras dormimos se desarrollan dos funciones claves. Una es la reestructuración de las ideas, las experiencias y los conocimientos adquiridos durante el día, y otra fundamental es la limpieza de las sustancias tóxicas que se producen en el cerebro durante su funcionamiento diurno. Un buen sueño garantiza esta limpieza que es clave, también, para prevenir enfermedades neurodegenerativas.
–Como el Alzheimer...
–Hay estudios que relacionan la presencia de estas sustancias de desecho con el deterioro del cerebro y con su mal funcionamiento. El problema es que cuando estos tóxicos se acumulan en exceso, generan placas seniles. Sólo durmiendo podemos disolver esas placas y si nos privamos de ese descanso, se van a ir acumulando.
–Por la noche funciona eso de 'Lección dormida, bien aprendida'.
–Por la noche el cerebro poda las conexiones neuronales más débiles y consolida las importantes. Si durante el día nos han dado el teléfono de alguien que no nos importa, lo vamos a olvidar al día siguiente. Si por el contrario ese teléfono es de una persona que nos gusta, muy probablemente lo vamos a recordar con mayor facilidad. En la adolescencia este proceso es muy importante porque es en este tiempo cuando el cerebro se modela en mayor medida y consolida las ramas fuertes para cortar la hojarasca que prolifera sin control.
–Dedica buena parte del libro a hablar del insomnio. Es un problema muy generalizado en la población.
–Está creciendo mucho y más en las etapas juveniles, sobre todo después de lo que hemos pasado en esta pandemia. La farmacología en este sentido ha generado problemas también porque estos medicamentos no son curativos y los trastornos del sueño pueden empezar como episodios puntuales y luego convertirse en permanentes. Consumir un fármaco, a veces, puede generar una dependencia. Creo que lo que debemos hacer es cuidar más la higiene del sueño. Respetar más los ciclos de día y de noche, hacer ejercicio, dejar que nos dé la luz por la mañana y mitigar esa exposición por las noches, huyendo de las pantallas y de la luz azul y fría.
–También la alimentación tiene mucho que ver con esto.
–Evidentemente una cena copiosa nos generará un sueño de peor calidad. Hay muchos alimentos que son ricos en melatonina, la hormona que nos facilita conciliar el sueño. Hay otros que pueden sentarnos muy bien por la mañana pero de los que deberíamos huir por la noche. Imaginemos un chuletón; sería bueno por la mañana y no tan aconsejable antes de irnos a dormir.
–Tener la cabeza bien amueblada es crucial para descansar bien...
–El estrés emocional nos impide conciliar bien el sueño y nos lleva a que tengamos microdespertares. Es precisamente ahí cuando los sueños y las pesadillas se hacen más patentes y los recordamos mejor.
–¿Qué explicación biológica tienen los sueños?
–Esto es una opinión personal porque aún se está estudiando mucho en este sentido pero creo que tanto los sueños como las pesadillas son un mecanismo cerebral que nos ayuda a afrontar mejor las emociones de la vida. Digamos que el mundo onírico es una práctica para cuando luego llegue el momento en que vivamos emociones similares en el mundo real.
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