«Cerramos por responsabilidad y ahora el personal debe guardar la cuarentena»
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Varios locales de hostelería de la región explican su decisión de bajar la persiana tras detectar algún positivo o estar entre sus contactosLa mujer del propietario del Riomar, en Castro Urdiales, bajó este miércoles a última hora de la mañana para colgar un cartel en el establecimiento. Información para la clientela. De primera mano. Nada de mensajes erróneos, falsos rumores o cadenas de comentarios en ... las redes sociales. «Estamos muy cabreados. Se dicen muchas cosas y se hace muchísimo daño», comenta su marido, José Miranda. Una de las empleadas del local dio positivo, sí. Pero, a partir de ahí, el resto de trabajadores, diez más, se sometió a la prueba y en todos los casos ha dado negativo. Están cerrados, explican, «por seguridad», «porque debemos guardar el periodo de cuarentena». «Si tuviéramos otra gente para trabajar podríamos estar abiertos, no tenemos ninguna orden de cerrar. El local podría estar abierto». No son los únicos. Marcos González, del Phantom (Santander), recibió el lunes por la mañana la llamada de una de sus camareras. Positivo. «Nada más colgar, bajé, desalojé a los clientes, cerré y contacté con Salud Pública. Me dijeron que no tenía que cerrar y que era mi responsabilidad». Optó por bajar la persiana «por decisión propia» y explicárselo a sus clientes por Facebook. Este miércoles recibió también los resultados de sus PCR. Negativos. También volverán cuando pase la cuarentena. «Cerré porque me parecía lo más lógico».
Son dos casos, pero no los únicos en la región. Tal y como están las cosas, en pocas horas se corre la voz. Negocios con algún positivo entre sus trabajadores o que reciben el aviso de algún cliente que pasó por su local. En un panorama de rumores disparados y de un temor generalizado que se palpa con las manos, unos prefieren dar explicaciones y otros, en situación idéntica, optan por guardar silencio. En otro negocio hostelero, el Nivel 10 (Santoña), colgaron también hace tres días un mensaje en las redes sociales. «Hemos recibido un aviso por parte de Sanidad de que una persona que ha estado en Nivel 10 ha dado positivo. Aunque no nos hayan mandado cerrar, tenemos la responsabilidad moral de bajar nuestra persiana hasta que todo el equipo se haga las pruebas y una empresa anticovid pase por nuestra instalaciones. Vuestra seguridad y la nuestra está por encima del dinero». Este miércoles estaban pendientes de resultados y en contacto con sus abogados para tomar decisiones.
Marcos González | Phantom (Santander)
«No quiero riesgos», dice González. No tuvo dudas cuando recibió la llamada de su camarera. De hecho, fue él, según relata, el que llamó a Salud Pública para comunicar lo ocurrido antes de que se dirigieran a él y el que mostró después «cierta insistencia» para que finalmente les hicieran las pruebas (el martes). «Todos negativos», explica respecto a los resultados de los empleados, una noticia que recibió este miércoles. «Aún no podemos abrir porque, al habernos hecho la prueba por estar en contacto, tenemos que pasar una cuarentena de diez días desde el último día que estuvimos con la persona que dio positivo». Así que calcula que, si todo va bien, el lunes que viene el Phantom volverá a estar operativo para sus clientes (a los que agradece el apoyo recibido estos días, «lo mejor de todo», dice).
Sí que entiende, en todo caso, que se han encontrado «sanitariamente desamparados». «Tenemos que cumplir con un cierre anticipado a las dos de la mañana, con las distancias, con los aforos... Con todas las medidas de seguridad. Correcto. Pero cuando eres tú el que informas de un caso como el nuestro... Además de llamar, el lunes noche mandé una carta a Salud Pública. No hemos recibido respuesta. Entiendo que tienen mucho trabajo, pero creo que hay casos complicados y qué menos que cerrar el local. Nosotros hemos pedido ayuda, pero no económica. Sanitaria». De ahí lo de «sanitariamente desamparados».
José Miranda | Riomar (Castro Urdiales)
El caso del Riomar es similar, aunque no exacto. «Estábamos siguiendo todas las normas y pendientes de todo. De limpiar entre cliente y cliente, por ejemplo, aunque a veces incluso tuviéramos que luchar con la gente por estas cosas», inicia desde casa su relato Miranda. El positivo fue «de una camarera contratada para la temporada que terminaba a mediados de este mes». «Vino el sábado por la mañana, trabajó dos horas y me dijo que se encontraba mal, así que le dije que se fuera a casa». Según cuenta el hostelero, la joven no acudió por este motivo por la tarde ni al día siguiente. «Y el lunes por la mañana nos llamaron de Sanidad para decirnos que teníamos que hacernos la prueba». Los otros diez trabajadores, que acudieron al 'coroauto' de Liencres. «Todos negativo. Pero nos dijeron que, por seguridad, debíamos estar en cuarentena diez días. Por eso estamos cerrados. Si encontráramos otra gente para trabajar podríamos seguir abiertos, pero ¿a quién encuentras en plena temporada si ya de por sí te cuesta encontrar? Y esto es lo que hay, que en plena campaña no puedes cerrar una empresa porque estamos en pleno apogeo». Si nada se tuerce, en su caso volverían a atender a sus clientes en torno al miércoles próximo. «Nosotros estamos deseando que nos digan que todo es negativo y que ya podemos abrir, porque lo único que queremos es seguir adelante y trabajar».
Claro. Porque en estos dos relatos falta incluir lo que se pierde por el camino. Los ingresos. Y no sólo eso, sino la peligrosa campaña que supone una riada de comentarios o de rumores. De lo primero habla el dueño del Phantom. «Pues qué te voy a contar. No es difícil imaginárselo. De la que venimos y con lo que nos queda por delante, esto supone otro bache monumental». Cerrar no menos de diez días del mes que más se trabaja del año -en un verano con mucho menos trabajo de lo habitual- tras casi cuatro meses sin poder abrir la caja y con la incertidumbre de un otoño de enorme riesgo.
De lo segundo -de rumores o de informaciones erróneas- se extienden desde el Riomar, protagonistas involuntarios el martes de una confusión entre el mensaje que envió inicialmente Protección Civil de Castro y la aclaración posterior de la directora de Salud Pública de Cantabria, Paloma Navas. «Me gustaría mandar un mensaje de tranquilidad y de calma porque este mensaje está generando muchísima preocupación en la población, lo cual es comprensible, pero es una preocupación infundada. No es necesario que las personas hagan cuarentena ni que las personas que han estado en ese local consumiendo se hagan una PCR», explicó Navas.
Más allá de esa confusión, Miranda es consciente de otras informaciones falsas y de comentarios que rápidamente encuentran acomodo de teléfono en teléfono. Que si en tal sitio, que si tantos positivos... Algo que no sólo les ha ocurrido a ellos y que prolifera en paralelo al aumento de contagios. «Y estas cosas pueden hacer muchísimo daño a un negocio y a muchas personas».
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