![El ADN certifica que el oso herido y el localizado después son el mismo](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202202/10/media/cortadas/71264463-ksXH--1248x768@Diario%20Montanes.jpg)
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El ADN ha servido a los técnicos de la Consejería de Desarrollo Rural y Medio Ambiente para confirmar lo que ya intuían. El oso herido en una cacería en el término municipal de Cillorigo de Liébana el pasado mes de diciembre es el mismo ... que 48 horas después vio cojeando cruzar la carretera un ganadero, a escasos trescientos metros de donde había sido disparado. «Los pelos recogidos en ese punto del vial coinciden de manera idéntica con los restos de sangre tomados en el lugar del incidente», explicó ayer a El Diario Montañés Manena Fayos, veterinaria del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Cantabria. Lo que no consiguió el dispositivo montado para su búsqueda es dar con él de nuevo, por lo que los técnicos sospechan que el animal se recuperó de las heridas y se adentró de nuevo en el monte.
Los hechos se remontan al domingo 26 de diciembre. La Cuadrilla 64 estaba cazando en el lote de 'Bicobres Norte' cuando uno de sus integrantes disparó a un oso -según la Federación Cántabra de Caza, «en defensa propia, tras irse directo a él»- y le hirió. El plantígrado se dirigió a una zona arbustiva, dejó un reguero de sangre y desapareció. Tras el susto inicial, el Seprona de la Guardia Civil comenzó la investigación para aclarar lo sucedido a la par que la Consejería iniciaba la búsqueda del plantígrado. Al día siguiente, desbrozaron la zona donde se perdía el rastro de la sangre -que no era mucha-.
Allí comprobaron que el oso había salido por el mismo lugar por el que había entrado. Veinticuatro horas después, un joven ganadero que iba en coche en compañía de sus padres vio como un oso «con una leve cojera» cruzaba la carretera en un punto cercano al lugar donde dos días antes se había celebrado la cacería. Incluso le dio tiempo a sacar el teléfono móvil del bolsillo y grabar la secuencia. El animal atravesó el vial con tranquilidad, incluso se paró y miró a la cámara. Después subió un terraplén con agilidad y se adentró en un pinar.
La grabación sirvió a Medio Rural para confirmar que se trataba del mismo oso que había sido disparado. Aun así, mantuvo activo el dispositivo de búsqueda, que tomó muestras de pelo hallado en los pinos y las comparó con las de la sangre. También recogió muestras de restos de excrementos, que en el análisis biológico determinaron que correspondían a otros osos diferentes. En cambio, el del pelo y el de la sangre, «eran genéticamente iguales».
El dispositivo duró veinte días, pero la red de fototrampeo no consiguió localizarle de nuevo.
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Ana del Castillo
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