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Jürgen Horffend (Alemania, 1957) lleva más de cuarenta años trabajando con jóvenes. Con 19 entró a formar parte de la congregación de los Amigonianos y hace más de tres años que pertenece a la Fundación Amigó, donde está al frente de la Casa de los ... Muchachos, de Torrelavega, que se ocupa de la atención a chicos en riesgo de exclusión. Se siente «muy orgulloso de ellos. Están respondiendo muy bien ante esta difícil situación». Y recuerda que «toda ayuda es buena», ya que las familias de los chicos «se están viendo muy afectados por esta crisis». Y que quien quiera colaborar como voluntario puede contactar a través de los correos: cmuchachos@fundacionamigo.org o soam@fundacionamigo.org».
-Entre los proyectos de la Fundación Amigó está la Casa de los Muchachos, que consta de una residencia. ¿Cómo llevan el confinamiento?
-La verdad es que es sorprendente lo bien que en la Casa de los Muchachos lo estamos sobrellevado. Además de nosotros, en la casa (que, aunque es pequeña, no es lo mismo que un piso) están viviendo una chica y dos chicos, entre 15 y 17 años. Desde el primer día organizamos un plan claro que tiene en cuenta todas las necesidades de los menores. Por las mañanas nos dedicamos a trabajos físicos: limpiezas o reparaciones, pintar... Tras la comida y un descanso, llega el estudio. Después, ocio y deporte. Terminamos el día con la cena, más ocio y a la cama. Felicito a nuestros chicos por su actitud y comportamientos. Me atrevo a pensar que el confinamiento les ha servido para madurar.
-La Casa de los Muchachos también tiene un centro de día. ¿Siguen atendiendo a los chicos? ¿Cómo lo hacen?
-Sí. Desde el primer día el equipo educativo intenta mantener el contacto con los menores del centro de día. No ha sido fácil, pero estamos contentos de hablar con todos, al menos, una vez a la semana. Lo hacemos a través de llamadas telefónicas, Whatsapp o videoconferencias. En algunos casos incluso hemos podido hacer un seguimiento bastante intenso en apoyo al estudio. Pero todos estamos deseando volver a vernos cara a cara porque en nuestro trabajo nada sustituye una relación real.
-Estos chicos también comían en el centro de día. Muchas familias lo están pasando peor de lo habitual estas semanas. ¿Cuáles son sus principales necesidades?
-Ciertamente, algunas familias de los menores del centro de día están pasando por situaciones complicadas. Estas dificultades están vinculadas a la situación económica general. En algunos casos las necesidades tienen carácter material (necesidades básicas, como alimentos), pero también nos toca apoyar a algunas familias en situaciones tensas o con conflictos de convivencia. La experiencia del centro de día es similar a la de los tres centros juveniles del Servicio de Orientación y Ayuda al Menor (SOAM) que tenemos en Torrelavega. Los educadores de los centros también han estado en contacto con algunas de las familias, ofreciendo el soporte y ayuda que podíamos ofrecer desde la lejanía física.
-Atienden al año a cerca de un millar de jóvenes y adolescentes de Torrelavega a través de diferentes proyectos de intervención y prevención. ¿Teme que la actual situación incida aún más en las diferencias sociales?
-Sin duda alguna, después de la crisis sanitaria nos tocará, como sociedad (nacional, regional y local), afrontar otra crisis de índole económico-social. Es de temer que las familias con las que trabajamos, debido a que muchas veces están faltas de recursos, que ayudan a superar dificultades, salgan afectados por las consecuencias a medio y largo plazo. Espero que todos juntos seamos capaces de paliar estas consecuencias.
-Algunos de sus proyectos más esperados por los jóvenes son el campamento urbano o las acciones que desarrollan en los barrios a través de los centros juveniles, como los del Zapatón, Covadonga y La Inmobiliaria. ¿Qué va suceder con ellos? ¿Se retomarán tras el fin de la 'desescalada'?
-En cuanto al campamento urbano, que hemos podido preparar durante el confinamiento con el equipo educativo del SOAM, estamos a la expectativa de regulaciones legales. Por las características específicas del 'Campa' (con más de 200 participantes y alrededor de 50 monitores) no vemos la posibilidad de que se realice como en los más de veinte años que llevamos organizándolo. Desde el equipo estamos planificando la reapertura de los centros juveniles cuanto antes, pero siempre respetando las normas sanitarias y pensando en la máxima seguridad para los chicos y los educadores.
-Sin poder retomar el colegio de nuevo hasta septiembre, para muchas familias no sólo supondrá un problema de conciliación, sino también problemas de educación.
-Justamente por esta razón estamos inquietos por lanzar cuanto antes ofertas que puedan beneficiar a las familias que más apoyo y soporte necesitan. Hay que recordar que en el tema educativo los centros juveniles están realizando una labor importante. En circunstancias normales, cada centro atiende de manera bastante intensa a 25 chicos y chicas. Y no son más porque las circunstancias físicas no nos lo permiten.
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