El chocolate de la «nostalgia» que arrasa en los supermercados

Por mucho que pasen los años siempre habrá juegos, dulces o momentos que concedan la oportunidad de regresar a la infancia aunque sólo sea durante un segundo. Como si el tiempo se detuviese en un recuerdo. De ahí que cuando algo que ha formado parte de esa etapa desaparece, resulte inevitable echarlo de menos. Si esa «nostalgia» se traduce en miles de mensajes enviados al buzón de una empresa para que retomen la comercialización de un producto que salió del catálogo hace años, quizá incluso pueda conseguirse su vuelta. A pesar de que no sea lo común. Y justo ese aluvión de peticiones durante varios años ha sido el encargado de devolver el chocolate Jungly de Nestlé a las estanterías de los supermercados. Una tableta elaborada de principio a fin en la fábrica de La Penilla, en Santa María de Cayón.

Cuando uno pasa por allí, es fácil saber que la instalación está cerca porque el olor a chocolate juega el papel de guía. Es algo así como un compañero más en cada turno y «la verdad es que ya ni lo noto», reconoce Mercedes Gómez, operaria de la línea en la que se produce la popular tableta. Con casi 23 años de experiencia en la empresa, su andadura arrancó en la marca a la par que Jungly, que empezó a venderse en 1997. Por eso al echar la vista atrás conoce a la perfección las idas y venidas de un chocolate que estos meses ha arrasado en España. «Conocí todo el proceso del Jungly. Y por un tema de volúmenes de producción y que se empezaron a desarrollar nuevas tabletas, este chocolate se discontinuó». La suma de ambos factores (falta de demanda y apuesta por otros productos) llevaron a Nesté a dejar de producirlo en 2015. ¿Cómo ha sido verlo de nuevo en la fábrica? «Fue una sorpresa porque no pensábamos que iba a volver», admite.

En su departamento elaboran otras tabletas rellenas que también desaparecieron de la oferta de la marca, pero retomar la fabricación de un producto cinco años después «nunca nos había pasado», cuenta. Por eso insiste en que la noticia fue toda una «sorpresa» para la plantilla. Más aún después de ver cómo han aumentado los «volúmenes de fabricación» que ella define como un «boom». El plan de producción diario de la fábrica se determina en función de las necesidades de fabricación de cada producto. Por ejemplo, en la línea que desarrolla la última parte del proceso de Jungly, el envoltorio, se elaboran otras 16 tabletas como la rellena con galleta Maxibon. Pues bien, en ese departamento han pasado de «tener un turno a de pronto estar en un cuarto», resume la trabajadora. La demanda ha sido tal que no ha quedado otra opción.

Desde que regresara en febrero, prácticamente no descansan y ni aún así es posible dar respuesta a la demanda actual que hay de este chocolate. «No nos esperábamos el recibimiento, ni que esté agotado en todos los supermercados». Un comentario que define lo que ha ocurrido durante estos primeros meses del 2021. Conseguirlo en las tiendas de alimentación parecía cada día más difícil. Las estanterías se vaciaban casi sin que los reponedores hubieran terminado de colocar las tabletas. Por eso las personas de su entorno intentaron tirar de contactos. «La familia y amigos me preguntan pero incluso para nosotros es complicado encontrarlo», añade la trabajadora. Y es que ni en el supermercado que tienen de fábrica quedan cajas.

«Nos sorprendió recuperarlo, no es frecuente hacerlo con productos que se discontinúan», coincide Manuel Ángel Lara, otro de los trabajadores que lleva 19 años en la fábrica. La vuelta la vivieron con «ilusión» sobre todo porque para ellos supone aumentar la producción. ¿Y qué le hace tan especial? «Tiene una combinación fabulosa: galleta y chocolate», resume entre risas. Las bobinas de ese papel tan característico, colorido y con animales impresos, colocadas al lado de la maquinaria dan la pista de que van a comenzar a producir tabletas. Salen ordenadas en filas de seis. En concreto por la cinta pasan 120 por minuto. Cada una con tres capas. La primera y la última de chocolate y la del medio de galleta.

A estas alturas, quien más quien menos ya ha oído hablar del Jungly o casi sin querer le ha llegado algún comentario sobre este fenómeno. ¿Pero cómo ha ocurrido todo? Es un regreso que se ha cocinado a fuego lento. En 2015 «el mercado era cambiante, faltaban huecos que cubrir» y Nestlé apostó por nuevas líneas de producción. Y ese parón generó el «efecto nostalgia», explica Joan Moreno, responsable de Marketing de la marca. Los primeros años transcurrieron con normalidad, pero en 2019 «el 80% de las consultas» que llegaron al buzón de Nestlé fueron preguntando: «¿Dónde está jungly?», añade. No sólo eso, también se crearon plataformas que recogían firmas para pedir la vuelta.

Además apareció en escena el famoso streamer y creador de contenido, Ibai Llanos, que se sumó a la petición. Entonces la posibilidad de que regresara al mercado adquirió otra dimensión. Y a principios del 2020, por esa «presión social, decidimos fabricarlo de nuevo», añade. La tableta «la ha lanzado la gente». Ha vuelto gracias a esas miles de conversaciones que se han generado en redes sociales. Por eso volvió como un «homenaje» y lo hizo a lo grande. Eso sí, con el mismo molde y papel: «Como si no hubiera pasado el tiempo».

La primera tableta se subastó con fines solidarios y fue Ibai Llanos quien se la llevó por 6.750 euros. Esa ilusión adquirió fuerza y el día en que Jungly volvió a los supermercados, arrasó. Después de meses de espera, las expectativas estaban altas y el producto desapareció de las estanterías. Tanto que en algunas tiendas colocaron carteles que limitaban el número de unidades por persona. Una euforia que convirtió al chocolate en «la tableta más vendida en España», explica Moreno. La empresa contaba con que se vendería, pero «no esperábamos que arrasara así», reconoce. Y las previsiones de la marca se quedaron cortas.

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