Chubasqueros para despedir el mes de agosto

Situado en pleno centro, Godofredo ha sido un referente desde su fundación en 1922 para quienes necesitan equiparse contra las inclemencias del tiempo. «En verano compran más los turistas que la gente de Santander. Aprovechan que hace malo y, ya que no tienen chubasquero en casa, pues se lo llevan de aquí», explica mientras señala una hilera de chubasqueros que van desde los colores más discretos hasta los más vivos, ideales para destacar en un día gris. «¿Quién no tiene paraguas y chubasquero en Santander?», bromea, consciente de que en esta ciudad estar preparado para la lluvia es una necesidad básica y que no son muchos los vecinos que ayer salieron sin ellos de sus hogares.

A su juicio, el de ayer fue «el típico» día de un final de agosto en la capital de Cantabria, con un ambiente mucho más tranquilo en comparación con julio o el resto de este mes. «No es lo mismo un día de lluvia ahora que en la Semana Grande. Al ser finales de agosto estaremos ya en un 50% de la capacidad turística», reflexiona Jorge, quien nota cómo la disminución del flujo de visitantes impacta ligeramente en las ventas, aunque sigue considerando este periodo estival como positivo. «Un verano como este nos viene bien para las ventas. Ha llovido más que en los últimos años», añade, señalando la importancia del clima en su negocio.

Mientras tanto, en las calles de la ciudad, el famoso autobús turístico recorría sus rutas habituales, aunque ayer con la lona protectora desplegada en el piso superior. Pocas personas hacían cola para subir, pero los que se animaban se lo tomaban con filosofía. «La lluvia forma parte del encanto de la ciudad», comentaba una pareja de turistas de mediana edad mientras esperaban pacientemente su turno. La frase resume una actitud que muchos visitantes adoptan cuando llegan a Santander: la lluvia es «parte del paisaje», un complemento más a la experiencia de descubrir la capital cántabra. Incluso para algunos, residentes habituales de zonas donde se sobrepasan los 40 grados estos meses, los días de agua y clima fresco son un motivo para elegir Cantabria para hacer turismo.

Las terrazas de las cafeterías en Reina Victoria, que habitualmente protegen a los clientes del sol, fueron refugio para quienes decidieron disfrutar de un café o una merienda al aire libre, pese al 'calabobos'. Sus sombrillas cumplían otra función diferente a la habitual al proporcionar el cobijo necesario para aquellos que prefieren no renunciar al placer de una pausa tranquila observando la vida pasar bajo la lluvia.

A medida que avanzó la tarde, la llovizna desapareció, pero la amenaza de tormenta era latente, sobre todo por el anuncio de la llegada de una DANA. De hecho, el concierto de The Gordini tuvo que ser cancelado ante la amenaza de una tormenta eléctrica.

Santanderinos y visitantes han aprendido a convivir con este clima, a veces impredecible pero siempre presente, que define el carácter de la ciudad. La jornada de ayer fue un recordatorio de que, en Santander, la lluvia no es un impedimento para disfrutar del verano, sino una parte integral de su encanto.