Un chupinazo como es debido y las orquestas, otra vez en la carretera

Fiestas ·
Anuladas o con severas restricciones los dos últimos años, las celebraciones populares por toda la región vuelven «al 100%»

Álvaro Machín

Santander

Domingo, 5 de junio 2022, 07:36

En el mismo BOC que determinó la rutina de los cántabros en los dos últimos veranos apareció hace unos días una resolución para autorizar las ... hogueras en la noche de San Juan. El fuego será el bautismo del retorno, aunque ya se han vivido aperitivos. La reciente celebración del ascenso del Racing en la plaza del Ayuntamiento olió parecido al día del chupinazo de la Semana Grande, que regresará este año (el viernes 22 de julio). En toda Cantabria vuelven las fiestas, las verbenas, los desfiles de carrozas, las casetas, las misas por la patrona... Los dos últimos veranos, o no hubo o se organizaron sucedáneos con distancia. Esas citas tienen un enorme impacto económico. Y otro dato que no es en absoluto insignificante. Año preelectoral. Hay que tirar la casa por la ventana.

Si alguien puede valorar la diferencia entre estos dos últimos veranos y el que se presenta –sin restricciones a la vista– es cualquier componente de una orquesta. En 2020 y 2021, cero trabajo. «Nos tuvimos que transformar y hacer un espectáculo infantil con todas las medidas covid», señala Toni de la Fuente, manager de la Orquesta Malassia. Hubo cero fiestas. «Te notas torpe, como desentrenado. A la hora de elaborar un presupuesto, algo que antes hacías de memoria, ahora hay que pararse a revisar todo», comenta estos días sin dejar de recordar que «un 30% de las orquestas se ha quedado por el camino». De hecho, cuesta encontrar técnicos y músicos. «Tuvieron que dedicarse a otras cosas estos dos años y, si encontraron trabajo, les cuesta volver». Tanto, que hay formaciones cogidas 'con pinzas' y a más de un conjunto le toca tirar de tecnología para sustituir lo que hace la mano humana.

«Un 30% de las orquestas ha desaparecido y cuesta encontrar músicos y técnicos», destaca Toni de la Fuente, de Malassia

De la Fuente asegura que con Malassia vuelven a los niveles de contratación de 2019, pero confirma que en los espectáculos «hay más gente y mucho más involucrada» que antes de la pandemia. «Se comenta en el sector. Se nota». A día de hoy ya tienen firmadas sesenta fechas, y su previsión (en base a los acuerdos que tienen ya cerrados entre ellos por disponibilidad) es no pasar de setenta. Va bien la cosa de cara a los próximos meses.

Conviene tener claro que de un verano depende un buen puñado de familias. Para hacerse una idea, el plantel de Malassia. «En la parte escénica», diez artistas y cinco técnicos, a los que hay que sumar una oficina de manager en la que trabajan otras cuatro personas más «los representantes de los sitios que hacen la venta». La orquesta moviliza «una logística de dos furgonetas para transportar al personal y dos trailers de 16 metros».

«Los cachés que cobran las orquestas son baratos», defiende De la Fuente, que también es promotor de conciertos y eventos. Cualquier artista «normalito», con cierto nombre para un cartel de fiestas, puede cobrar «entre 15.000 y 150.000 euros». «Y hay que poner toda la producción aparte». Una orquesta de tipo medio puede andar, dice, entre los 7.000 y los 15.000. «Y nosotros sólo pedimos la toma de corriente y que se pongan unas vallas».

Sí que lamenta que «el valor del músico está algo depreciado». «A la juventud le importa poco si la orquesta es buena o no, importa más que suene fuerte. Para parte de la música de ahora a veces buscan más un buen técnico que un buen músico». Una pena. Pero no se queja de este año. «Que va. Bien. Muy bien». Están en la carretera, «las fiestas vuelven a la normalidad al 100%» y esas «fiestas populares de toda la vida vuelven a ser como siempre».