«El ciberacoso a periodistas es un problema que tiene nombre femenino»

-¿Cómo se fragua su participación en la asamblea de la ONU?

-Porque salí reelegida presidenta del Consejo de Género en el congreso que la Federación Internacional de Periodistas celebró el pasado año en Omán. Ya en 2020 teníamos previsto acudir a esta asamblea, que lleva como título 'Comisión sobre el Estado de la Mujer de la ONU', la número 67, pero se suspendió por la pandemia. La reunión se celebra del 5 de marzo hasta mañana, pero eran muchos días de estancia en Nueva York, así que fui del 6 al 13 de marzo para participar en los principales debates.

-¿Qué retrato hace de nuestra profesión después de lo que ha visto en la Asamblea?

-En cuanto a representantes de la profesión, la principal he sido yo, el resto son mujeres que están en otro tipo de organizaciones. El tema de este año ha sido el acceso de la mujer a la ciencia, a las tecnologías, el empoderamiento de las mujeres y las niñas y en el caso de la periodistas, la parte que nos interesa, ha sido el ciberacoso. Y en este tema, el propio secretario general de la ONU (Antonio Guterres) ha lanzado la idea de llegar a un pacto global digital en el que quede claro qué medidas se pueden implementar para acabar con el ciberacoso, especialmente a mujeres activistas y periodistas.

-¿Se puede regular la lucha contra el ciberacoso sin que parezca que se ponen puertas al campo, o su control tiene más que ver con algo previo, sistémico, como es educar en igualdad?

-Por supuesto, pero lo que ha quedado claro es que el ciberacoso a las mujeres periodistas se ha incrementado en los últimos años, especialmente en pandemia. Tenemos estadísticas de que dos de cada tres mujeres periodistas han sufrido algún tipo de acoso, algunos casos mínimos, pero en otros casos, no. Ponerle puertas al campo es difícil, pero no imposible, de hecho ya se está intentado que haya más filtros y barreras para saber quién es el acosador y quién hace las amenazas porque ahora están en el anonimato.

-El ciberacoso también afecta a los periodistas hombres.

-Sí, pero este problema tiene nombre femenino. Es evidente que el género tiene un componente esencial y a los hombres no les amenazan con insultos a su aspecto físico o a sus hijos, es un ciberacoso diferente.

-Dado que ha estado en un foro de análisis y repercusión mundial, ¿qué problemas globales ven las mujeres periodistas sobre el ejercicio de su profesión?

-Hay muchas diferencias entre países. El acceso a internet está prácticamente vetado en países como Afganistán, Irán, Siria... lo que es malo para todas las mujeres en general, es peor para las periodistas que no pueden ejercer. En países como Afganistán, las niñas ni pueden ir a la escuela, así que es imposible que lleguen a la universidad y menos aún ejercer. En Europa, los problemas son de otro tipo, hay muchas diferencias, pero una cosa ha quedado clara: los periodistas no podemos estar aislados, tenemos que estar con la sociedad civil porque el avance en igualdad es bueno para todos, también para los periodistas. Tenemos que reflejar que hay gente que lucha por esa igualdad y, para ello, tenemos que ser libres para poder contarlo.

-Los desafíos son muy distintos en México o en Irán, ¿cuál diría que es el desafío en España?

-Que se lleven a la práctica muchas herramientas que ya están sobre la mesa, como son los planes de igualdad en las empresas o el Convenio 190 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo, de la ONU) que regula el acoso en los puestos de trabajo y en la calle. Que no se queden en el papel. Ahora se anuncia la paridad en cargos directivos y está muy bien, pero el principal avance que se ha producido en España es que ahora, al tener hijos, los hombres y las mujeres tienen los mismos permisos porque a la hora de contratar no va a haber distinciones.

-Veterana de la profesión, cada época tiene sus demonios, los de hoy son, entre otros, la desinformación y la autocensura, ¿qué amenazas identifica usted?

-A pesar de que ha cambiado mucho, los retos siguen siendo los mismos: el tema ético, es decir, tener claro cómo tienes que ejercer la profesión, no dejarte llevar. Los periodistas cada vez tenemos más cortapisas, tenemos mucha información pero no es todo lo libre que nos gustaría y por otro lado pertenecer a un grupo editorial también condiciona. El valor ético es fundamental, que el periodista sea independiente, con sus ideologías, pero independiente, es un reto de antes y de ahora.