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Pocos, muy pocos cántabros, se imaginan su vida laboral como vendedores de productos de alimentación, como carpinteros/ebanistas o montadores de muebles, en el mundo de la agricultura y la ganadería, ni como educadores, guías o técnicos en control de espacios medioambientales. Y pese a ... lo mucho que a los jóvenes les importa la imagen, los estudios que les capacitan oficialmente para convertirse en estilistas o directores/gestores de peluquerías no les interesan.
Al menos así se deduce de la demanda sobre los ciclos de Formación Profesional (FP) que este año cuentan con menos alumnos: el llamado 'Comercialización de productos de alimentación' solo ha llenado el 13% de los pupitres de que dispone; los de carpinteros y actividades agropecuarias únicamente han ocupado un 20% de las plazas, y en los dos últimos citados (técnico medioambiental y en estilismo y dirección de negocios de estética y peluquería), se han quedado vacantes alrededor de un tercio de los puestos.
A pesar de la baja demanda, estos ciclos se mantienen en la oferta educativa de Cantabria porque, según explica Ricardo Lombera, director general de Formación Profesional de la Consejería de Educación y FP, «la demanda va y viene» según los años. También, porque a veces el escaso tirón de una titulación durante unos años no quiere decir que estas enseñanzas no tengan salida laboral. Lombera señala que la región «se resiste» a perder las aulas en las que se imparten conocimientos «relacionados con la construcción porque son oficios que se necesitan» aunque haya olas en que estén de capa caída. «Y tenemos comprobado que absolutamente en todas las áreas productivas, al final, hace falta un relevo generacional», añade.
Cualquiera que quiera aprender una profesión puede enrolarse actualmente en Cantabria en uno de los 243 títulos de 23 familias profesionales que ofrece la Formación Profesional. Casi un centenar de los cursos (99) son de Grado Medio, 107 son de Grado Superior y otros 37 corresponden a la FP Básica. Existe, además, un porcentaje reseñable de personas que logra acceder a la formación que quería como primera opción: casi siete (el 66%) de cada diez lo consigue. Y en el presente curso, más de 6.000 cántabros se han sumado a esta rueda educativa. Eso sí, algo más de 1.000 plazas se han quedado vacantes, ya que se ofrecen, en total, 7.175.
No todos los títulos tienen el mismo tirón. En los últimos cinco años, en la FP básica van de capa caída Actividades agropecuarias, Aprovechamientos forestales, Informática de oficina, Tapicería y cortinaje (y eso que los egresados de este, por ejemplo, le interesan a Textil Santanderina) y Artes gráficas.
En la formación media, los menos demandados son Comercialización de productos alimentarios, Obras de interior, decoración y rehabilitación (que capacita para ser pintor e instalador de pladur), Conducción de vehículos de transporte por carretera, Instalaciones de producción de calor e Instalaciones frigoríficas y de climatización.
Tampoco ha habido tortas estos últimos tiempos por entrar en Estilismo y dirección de peluquería, en Diseño en fabricación mecánica, en Eficiencia energética y en Energía solar térmica. Mediación comunicativa y Asesoría de imagen personal y corporativa son otros de los que no gozan del favor de los potenciales estudiantes.
Lombera no tiene una explicación lineal para analizar estos datos, porque algunos de los ciclos, «pese a tener escasa demanda por parte del alumnado, sí la tienen desde el tejido productivo, con el que estamos en estrecho contacto. No es fácil saber por qué unos estudios se eligen o no. A veces tiene que ver con ideas preconcebidas del alumnado, por gustos que cambian…».
Lo que sí ha visto el director general es que, cuando la Consejería hace un esfuerzo por acercar aquellos que menos interesan al posible alumnado «se obtienen resultados. Por ejemplo, hace tres años detectamos una muy escasa demanda en los ciclos de Instalaciones de producción de calor e Instalaciones frigoríficas y de climatización. Y esa tendencia –a desecharlos– hoy se ha desplazado y en los dos últimos cursos están prácticamente llenos, al igual que suben los estudiantes en Diseño en fabricación mecánica». Estos títulos salen aún, sin embargo, en el listado de los menos demandados en los últimos cinco años.
Ricardo Lombera
Director general de Formación Profesional
En el extremo contrario, a veces los estudiantes se empeñan en cualificarse en materias en las que, al acabar, no se encontrarán con una gran salida laboral. Ocurre con el Ciclo Medio de Gestión administrativa, que tuvo 1.859 personas matriculadas en el último lustro y, en abril, registraba en Cantabria 1.466 demandantes de empleo. Lo mismo pasa con Administración y finanzas, que registró 1.598 matrículas en este periodo. De ellos, 1.079 buscaban trabajo en primavera.
También hay que pensárselo un par de veces antes de meterse en Cuidados auxiliares de enfermería porque ni siquiera la mitad de quienes lo cursan se emplean. Pasa lo mismo con Educación infantil (de 645 personas matriculadas en cinco años, 341 buscan empleo) y con Peluquería y cosmética capilar, donde son 288 las personas que quieren trabajo del total de 374 que han cursado el Ciclo Medio.
Este curso, la Formación Profesional de Cantabria sigue con su proceso de transformación. Se están creando nuevas titulaciones y se amplían otras. En Viérnoles se abrirá por ejemplo un ciclo en Energías renovables, en Noja otro de Sanidad y dependencia y, en Laredo, el Centro de la Mar.
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