La tragedia vivida en las residencias de mayores ha puesto de manifiesto «la necesidad de una integración real entre servicios sanitarios y sociales». Esta ... es una de las lecciones en las que hay unanimidad clara entre gestores y profesionales, y sobre la que ya trabajan ambas consejerías. «No se debe desligar lo social de lo sanitario porque va indefectiblemente unido y la coordinación es esencial. El Icass debería incluirse en las competencias de Sanidad», sostiene José Antonio García del Río, aunque dice más: «La llamada Ley de Dependencia (2006) necesita reformas si queremos garantizar el acceso a la salud en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos. Debería modificarse la normativa que autoriza la apertura de los centros y que garantice la atención médica por parte de la propia residencia, especialmente si son grandes dependientes».
Las residencias no están obligadas a tener personal médico, sino que esa atención sanitaria recae en los centros de salud más próximos. «Hay que analizar si durante la crisis ha sido la adecuada», plantea Julio Soto, director general de Políticas Sociales. «Cuando el equipo técnico que ha creado la Consejería de Sanidad acabe su análisis de lo sucedido en las residencias tendremos ocasión de valorar sus conclusiones», apunta. No obstante, «vista la experiencia, yo diría que el cierre de los centros de salud y la transformación de la atención en una modalidad casi exclusivamente telefónica no fue una decisión acertada. Las residencias, que son centros sociales, necesitaban que algún profesional sanitario les acompañara en la implementación de los protocolos, en la formación sobre la utilización de los equipos de protección, en la gestión de los procesos de aislamiento...», asegura el director de Políticas Sociales. Admite que, pese a los «avisos de la ciencia, había una cierta esperanza de que lo que estaba pasando en China, como había ocurrido con otros coronavirus, no llegara a Europa o, al menos, no lo hiciera con tanta virulencia», lo que hizo que, «cuando se constató que mataba fundamentalmente a personas mayores y que afectaba de manera grave a miles de personas, la situación se desbordara y nos cogiera sin suficiente provisión de equipos de protección, de test de detección y sin protocolos». Por eso, reconoce que, «cuando los gestores de residencias manifiestan que se sintieron solos, sobre todo en las primeras semanas del estado de alarma, algo de razón tienen, porque ni ellos podían abastecerse de materiales ni la Administración podía atender sus demandas».
«Los países con mejores sistemas sanitarios son los que tienen una Atención Primaria fuerte, y aquí ha sido abandonada»
José Antonio García del Río | Médico y exgerente de Primaria
Soto está «convencido» de que «los centros que tuvieron una gran tasa de contagio y, por ello, de fallecimientos, fue por mala suerte, no por mala gestión. Los que tuvieron la fortuna de no contagiarse en los inicios, aprendieron de la experiencia de los primeros y, junto al inicio de la llegada de equipos de protección, empezaron a adoptar medidas y consiguieron evitar el virus»». También César Pascual cree que «hay que dar una vuelta a la respuesta que estamos dando a las necesidades de los pacientes, especialmente en el ámbito sociosanitario». Y el Colegio de Enfermería urge a «establecer un 'Plan de atención sanitaria para los centros de atención a la dependencia'. Es necesario proporcionar, desde Servicios Sociales o Servicio Cántabro de Salud, una dotación de equipos sanitarios a las residencias, y es imprescindible un equipo de enfermeras como responsables de los cuidados en estos centros».
«Cuando los gestores de las residencias manifiestan que se sintieron solos al inicio del estado de alarma, algo de razón tenían»
Julio Soto | Director general de Políticas Sociales
De cara al futuro, Soto defiende que «hay algunas otras cuestiones que tenemos que replantearnos, como por ejemplo la estructura de los edificios que, a todas luces, debe ser modular para facilitar el aislamiento y evitar la propagación de los contagios; el tamaño de los centros, la provisión de EPIS, las ratios de profesionales, etc. Sin duda se abre ahora un tiempo de reflexión y de adopción de medidas que eviten una repetición de las carencias y los fallos encontrados».
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