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Cuando la Consejería de Sanidad publicó el viernes en el BOC la orden que decretaba el cierre del ocio nocturno en los dieciséis municipios que se encontraban en nivel dos de riesgo, dejó claro que la medida afectaba a todos: pubs, discotecas y salas ... de fiesta. Los hosteleros discreparon y anunciaron que, los que habían adaptado sus licencias a la complementaria o mixta -un mecanismo ideado por el Ejecutivo y los ayuntamientos para que pudieran trabajar durante la pandemia-, abrirían con normalidad hasta las tres de la madrugada. Eso fue lo que finalmente sucedió, por lo que la medida adoptada por el gabinete que dirige Miguel Rodríguez quedó descafeinada al afectar únicamente a la discotecas y escasos pubs sin esa autorización administrativa.
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El origen de la discordia se sitúa en el tipo de licencia que rige la actividad de cada negocio, porque las policías locales fue lo que tuvieron en cuenta a la hora de sancionar. «Es fácil de entender. Los que tienen la mixta o complementaria de bar pueden abrir hasta las tres de la madrugada el fin de semana. Los que no, no pueden hacerlo. Y así va a seguir siendo», explica Tomás Sánchez, delegado de ocio nocturno de la Asociación Empresarial de Hostelería (AEHC). Sin embargo, Sanidad insistió el viernes en que no había duda sobre el alcance de la medida. El cierre -insistía-, afectaba a «discotecas, salas de fiestas y de baile con espectáculos, los pubs, whiskerías y locales asimilados». Y se amparaba en el apartado B-9 del Anexo de la Ley 3/2017, de 5 de abril, de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de Cantabria.
Mixta o complementaria de bar
Bares y restaurantes
Especial
Discotecas
La realidad demostró que los hosteleros tenían razón en su interpretación. En Santander, por ejemplo, la restricción apenas se dejó notar, puesto que la mayoría de pubs se habían acogido previamente al cambio de autorización y apenas hay negocios que trabaja en con la licencia de discoteca. «En Torrelavega ha sucedido igual. Nosotros interpretamos que los que cuentan con esta adaptación pueden seguir abriendo con normalidad», explicó a este periódico Pedro Pérez Noriega, concejal de Seguridad Ciudadana de Torrelavega.
Hasta que el coronavirus desembarcó en Cantabria, en marzo del año pasado, los negocios de hostelería operaban en base a tres licencias. La de los bares, cafeterías y restaurantes les permitía abrir hasta las dos de la madrugada entre semana y hasta las tres los fines de semana. Los pubs y discobares se acogían, principalmente, a la especial, con un horario de apertura más elevado: hasta las tres y media de la madrugada, entre semana, y una hora más tarde los sábados y domingos. Por último, las discotecas podían hacerlo hasta las seis de la madrugada los fines de semana y una hora antes entre semana. La crisis sanitaria obligó al Gobierno y a los ayuntamientos a buscar una fórmula legal para que los negocios pudieran funcionar, aunque fuera con restricciones. Los consistorios dieron un plazo a los empresarios para que reconvirtieran sus licencias. «Esta solución se extiende hasta un mes después de que se dé por terminada la crisis sanitaria», relata Tomás Sánchez. «Eso es lo que permite abrir a los negocios a pesar de que Sanidad diga lo contrario», recalca el delegado del ocio nocturno de la AEHC.
Ante este panorama, la mayoría de los negocios que trabajan la noche en los dieciséis municipios afectados -al estar en la zona de riesgo medio- abrieron el fin de semana. En Castro Urdiales sucedió como en Santander o Torrelavega. Al contar con licencia mixta, la mayoría de pubs levantaron la verja sin problemas. «En Santoña, salvo una discoteca, todos tienen esa licencia. Los que quisieron pudieron trabajar sin problemas. Eso sí, hasta las tres de la madrugada. La Guardia Civil insistió principalmente en el control de aforos», explica Jorge González, presidente de la Asociación de Empresarios de Santoña.
Pero hubo dos municipios donde esta no fue la tónica predominante: Laredo y Noja.
En el municipio pejino, según confirmó a este periódico la Policía Local, «la mayoría» de pubs no solicitaron en su día el cambio autorización, por lo que la imagen que proyectó la villa fue de que el ocio nocturno estuvo cerrado al completo. En Noja pasó lo mismo. Apenas dos locales se acogieron a esta fórmula, asegura la Policía Local, por lo que el resto de pubs permanecieron con las persianas bajadas. Aunque allí el mayor problema que tuvieron, como en Castro Urdiales, fue el botellón.
Según el BOC, el cierre del ocio nocturno será durante dos semanas, aunque podrá ser prorrogado si fuese necesario. Lo que no especifica es que sucede si hoy, cuando se actualice el semáforo covid, alguno de los municipios baja de nivel.
El director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, admitió ayer en la Cadena Cope que «probablemente» ninguno subirá al 3, aunque «casi seguro» habrá otros que sí lo hagan del nivel 1 al 2. En esta zona se encuentran desde la semana pasada Santander, Torrelavega, Castro Urdiales, Camargo, Piélagos, El Astillero, Bezana, Laredo, Santoña, Cayón, Colindres, Marina de Cudeyo, Ribamontán al Mar, Bárcena de Cicero, Noja y Arnuero.
De los dieciséis municipios de la región que desde la semana pasada se encuentran en el nivel 2 del semáforo covid –a los que afecta el cierre del ocio nocturno–, el que más negocios de hostelería tiene es Santander. Aun así, la Policía Local apenas tramitó denuncias por abrir sin permiso. El balance del fin de semana, que incluye la noche del viernes y el sábado, se saldó con sólo cinco negocios denunciados «por no presentar licencia de apertura».
La Asociación de Empresarios del Ocio Nocturno, ahora englobada dentro de la Asociación de Hostelería, ya avisó en estas páginas que la mayoría de pubs de la capital cántabra podrían abrir sin ningún tipo de problema, ya que habían readaptado sus licencias. En el parte policial, estos cinco negocios se ubican en la calle Bailén, Moctezuma, Liébana y Santa Lucía. Además, algunos de ellos también fueron sancionados por incumplir las medidas covid relativas a los aforos, por servir bebidas en las barras o por tener la música elevada más allá de las tres de la madrugada.
En Torrelavega, en cambio, la situación fue diferente. Según confirmó a este periódico su concejal de Seguridad Ciudadana, Pedro Pérez Noriega, «casi no hubo denuncias». Sólo se contabilizaron cuatro: dos por servir bebidas en la barra y otras dos por incumplir el horario de cierre de las tres de la madrugada.
Además, se dio la circunstancia de que, como el municipio se encuentra en el nivel 2, muchos de los vecinos se desplazaron hasta Suances para disfrutar del ocio nocturno. «Es algo bastante habitual por estas fechas. En Torrelavega, hasta las fiestas de la Patrona, la noche no vuelve a coger ritmo», subrayó.
En lo que sí tuvo que emplearse la Policía Local fue en frenar algunos de los dos «pequeños» botellones que se formaron. Uno en la zona de Pedrosa, en Viérnoles, y otro en la calle Pintor Modinos. «Lo más importante, en estos casos, es intentar impedirlos justo antes de que sea demasiado tarde y resulte imposible», concluyó Pérez Noriega.
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