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Nacho González Ucelay
Santander
Sábado, 2 de marzo 2019, 19:14
La hemorragia poblacional registrada en Cantabria a lo largo de los últimos cuatro años, constatable en 71 de los 102 municipios en los que se trocea la región, va a cambiar el decorado político de un total de cinco ayuntamientos -Bareyo, Cabuérniga, Camaleño, Valdeolea ... y Valderredible- a los que su honda depresión demográfica les va a despojar de dos concejales a la vuelta de las elecciones de mayo. Variará también el de otros dos más -los de Entrambasaguas y Penagos-, aunque en su caso lo hará para bien pues, a diferencia de los anteriores, ellos no van a perder ningún edil. Al contrario, los van a ganar.
De acuerdo con las cifras oficiales del padrón a 1 de enero de 2018, que son las que servirán de referencia para determinar con exactitud el número de concejales que tendrá cada ayuntamiento de la provincia después de las elecciones de 2019, 71 municipios han adelgazado sus censos poblacionales con respecto al padrón a 1 de enero de 2014, que fue el que se utilizó para confeccionar el número total de ediles resultantes de los comicios de 2015. Sin embargo, y a pesar de que algunos han sufrido un importante revés demográfico en esos cuatro años, sólo cinco de ellos van a perder parte de su representación política, en algún caso, incluso, por un margen casi ridículo.
Bareyo, el único ayuntamiento costero incluido en la lista de damnificados, ha bajado de 2.011 a 1.972 habitantes cruzando hacia atrás la frontera de los 2.001 que le otorgaban once concejales y que desde mayo serán sólo nueve.
Más preocupado por lo que supone la pérdida de población en su conjunto que por esa consecuencia añadida, o sea, la pérdida de dos ediles, el alcalde, José de la Hoz, atribuye el descenso poblacional en Bareyo al fenómeno de la inmigración. «Aquí hemos tenido a varias familias rumanas empleadas en la recolección del arándano en Güemes que, al acabar, se han marchado», explica el regidor, para quien la pérdida de concejales no va a suponer «ningún problema» en la operatividad del consistorio, y lo será menor echando cuentas: «El ayuntamiento está bien, saneado, no debe nada, así que el dinero que dejemos de ingresar por esa pérdida de población -entre 20.000 y 30.000 euros- no va a hacernos un agujero».
Gabriel Gómez Alcalde (PRC)
Con un censo de 999 habitantes, a tan sólo dos de los 1.001 que necesitaba para mantener los nueve ediles que ha tenido esta legislatura, la corporación municipal de Cabuérniga caminará por la próxima de la mano de siete.
Dice el regidor, Gabriel Gómez, que eso no será un inconveniente. «Al final no sabes si tener más o menos te beneficiará o te perjudicará», indica el alcalde, que, ya resignado, reconoce que cualquier esfuerzo por fijar la población es casi baldío. «Nosotros hacemos lo que podemos, pero esta sangría es prácticamente imposible de frenar».
Óscar Casares Alcalde (PRC)
Lo mismo que Cabuérniga, Camaleño también perderá este año dos concejales. En este caso se daba por hecho considerando que este municipio, que llegó a los pasados comicios con los vecinos justos para poder formar una corporación con nueve (1.001) pierde habitantes año tras año desde hace una década.
Eso dice el alcalde, Óscar Casares, que asegura que esta no es una circunstancia exclusiva de Camaleño. «La despoblación está afectando a toda la comarca de Liébana a pesar del enorme esfuerzo que hacemos por evitarlo», se lamenta el regidor, que, en todo caso, no cree que el recorte de concejales que su ayuntamiento va a sufrir a partir de mayo vaya a repercutir en la operatividad del consistorio. «Estos ayuntamientos los llevan entre tres concejales», admite Casares, a quien no le preocupa la pérdida de ediles sino la pérdida de vecinos en una localidad «donde cada año muere más gente de la que nace».
Fernando Franco Alcalde (PP)
Igual que a él, al alcalde de Valdeolea, Fernando Franco, no le genera ninguna inquietud el hecho de que su corporación municipal también vaya a ceder dos concejales castigada por los datos de su censo, que cae de 1.055 a 967 habitantes. «Perdemos del orden de 30 al año, así que sabíamos que tarde o temprano ocurriría esto», admite Franco, para quien administrativamente «esto no supone un problema». El problema lo supone la pérdida de población en sí y lo que ello implica para un ayuntamiento que, dice, «teniendo los mismos gastos genera menos ingresos». Como los demás, él también sospecha que el fenómeno de la despoblación en los núcleos rurales es ya «imparable».
Fernando Fernández Alcalde (PRC)
«Es que difícilmente se puede hacer nada», admite el alcalde de Valderredible, Fernando Fernández. Su ayuntamiento también dejará vacantes dos puestos de concejal como consecuencia del descenso poblacional que el municipio ha sufrido entre 2014 y 2018 y que no es sino «un reflejo de lo que pasa en zonas rurales».
Él tampoco cree que la pérdida de dos ediles vaya a trastocar para nada el funcionamiento diario del ayuntamiento. «A mí lo que me preocupa son las consecuencias económicas que pueda provocarnos la pérdida de habitantes», dice.
A diferencia de estos cinco anteriores, los ayuntamientos de Entrambasaguas y Penagos tendrán que ir pensando en ampliar sus salones de plenos para acomodar en ellos a dos concejales más. Entrambasaguas, que en 2014 tenía un total de 4.814 vecinos censados, rebasó en 2018 la divisoria de los 5.001 (5.090) que conceden trece ediles. «Se puede hacer igual de bien con trece que con once», asegura la alcaldesa, María Jesús Susinos, que cree que, en este sentido, «los vecinos tienen que valorar el trabajo que realiza el ayuntamiento independientemente del número de ediles que tenga».
María Jesús Susinos Alcaldesa (PP)
«Lo que importa son las razones que han causado ese crecimiento», recalca Susinos. El alcalde de Penagos, José Carlos Lavín, coincide en esa apreciación.
José Carlos Lavín Alcalde (AEUP)
Su municipio ganó en 2018 población suficiente como para cruzar la raya de los 2.001 habitantes que otorgan once concejales, lo cual, «está muy bien pero no porque los indicadores digan que ganamos concejales, que es lo de menos, sino porque dicen que ganamos habitantes, afirma el regidor, que da la bienvenida a los nuevos ediles, a los nuevos inquilinos y a los nuevos fondos que, por su crecimiento poblacional, va a recibir Penagos.
El padrón a 1 de enero de 2018, herramienta que decidirá el número de concejales que tendrá cada ayuntamiento de la región tras los comicios del 26 de mayo, revela que, desde el año 2014, tan sólo han ganado habitantes 29 municipios de Cantabria, 27 de ellos no los suficientes como para engordar la nómina de ediles que integran sus corporaciones.
Además, ese censo dice que hay otros dos ayuntamientos, Liérganes y Campoo de Yuso, que en ese intervalo de tiempo ni han perdido ni han ganado población. Ni un solo habitante. De esa manera, el primero se mantiene en 2.370 vecinos y el segundo en 668.
El resto, otros 71 ayuntamientos, perdieron densidad demográfica, aunque la inmensa mayoría de ellos, 66, no lo bastante como para ver mermadas sus listas de ediles, que algunos mantienen casi de milagro.
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