Crónica negra.
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Desde que el pasado 26 de octubre perdieron la vida tres personas en el incendio provocado por un vecino de un edificio de La Albericia (Santander), Cantabria ha encadenado una docena de trágicos sucesos en los que han fallecido una veintena de personas, seis de ellas menores de 21 años que tenían toda una vida por delante.
Las carreteras de la región han sido el escenario de la mayoría de esas fatídicas muertes. Doce personas fallecieron como consecuencia de varios accidentes cuyas causas aún se siguen investigando. El resto de víctimas, salvo el montañero que perdió la vida en Picos de Europa el despeñarse, fallecieron en los incendios de sus viviendas.
El incendio provocado en el número 24 de la calle Albericia de Santander causó la muerte del vecino que ocasionó el siniestro y de un matrimonio que solo pudo salvar a sus dos hijas, además de dejar trece heridas. Durante la investigación del siniestro, la Policía Nacional encontró en casa de Manuel Fernández Cuenca, de 43 años, una bombona de gas butano que tenía puesto un regulador del que salía una manguera naranja que estaba seccionada. «El corte se había hecho de manera intencionada», concluyeron. En el auto en el que acordó archivar la causa penal, el juez señaló que este vecino «en alguna ocasión había verbalizado su deseo de quitarse la vida y de volar el edificio en el que vivía, aludiendo, incluso, a la utilización de una bombona de gas».
Un hombre de 74 años falleció en noviembre al ser arrollado por un tren el vehículo en el que viajaba mientras cruzaba un paso a nivel en Gibaja (Ramales de la Victoria). El finado era el único ocupante del vehículo, mientras que en el tren de la línea Santander-Bilbao viajaban diez personas que resultaron ilesas. Por causas que se están investigando, el conductor atravesó este paso a nivel situado en la zona de Pondra y que cuenta con señalización acústica y luminosa. En ese momento, el vehículo fue arrollado por el tren y el hombre falleció a causa del impacto. La víctima era Carlos Hord, electricista y residente en Pondra (Ramales) desde hace mucho años. Según explicaron los vecinos, volvía a casa después de haber ido al médico y, al ser primera hora de la mañana, el sol estaba bajo y puede que no se viese bien la señal lumínica.
Carlos del Portillo, de 46 años y afincado en Santander desde hace alrededor de dos décadas, perdió la vida en diciembre tras salirse de la vía el vehículo que conducía en la autovía A-8, a la altura de Reocín. Viajaba, en sentido Santander, cuando por causas que se desconocen su turismo (un Fiat Bravo) se salió de la calzada y colisionó contra el terraplén que tenía a la derecha. Él era el único ocupante del coche y no se vieron implicados otros. La primera inspección de la Guardia Civil de Tráfico determinó que la calzada estaba mojada y que no había indicios de sustancias resbaladizas en la zona, pero las autoridades tienen abierta una investigación para determinar cuáles fueron los motivos para que se saliera de la carretera.
Un motorista de 42 años falleció a finales de diciembre tras una colisión con un coche en la carretera autonómica CA-142, a la altura del kilómetro 5,850, junto a la gasolinera de Villanueva de Villaescusa. El accidente también dejó herido al copiloto del turismo. Según las primeras informaciones, el coche que circulaba en dirección a El Astillero, impactó con la motocicleta, que lo hacía en sentido Selaya. La colisión resultó fatal para el motorista, que perdió la vida en el acto. El suceso tuvo lugar en la recta entre Villaescusa y Cabárceno, lugar al que se desplazaron los servicios sanitarios, que no pudieron hacer nada para salvarle la vida.
José Manuel Zubiaurre, montañero de 44 años y vecino de Mortera (Piélagos), falleció el pasado enero tras despeñarse desde la cumbre de Peña Vieja, en los Picos de Europa. Una mujer que le acompañaba dio el aviso al 112 y fueron los rescatadores del helicóptero de Protección Civil del Gobierno de Cantabria los que evacuaron el cuerpo. La pareja de montañeros, que son experimentados, ascendió a la cumbre de Peña Vieja en la mañana de ese día. Pasada la una del mediodía alcanzaron la cima, y fue en ese momento cuando el hombre perdió el control, resbaló en la nieve tras fallarle un crampón y se precipitó más de 300 metros por la cara noreste, en dirección a la Canal del Vidrio. La mujer, de 34 años y vecina de Solares, dio el aviso al 112.
Maite de la Mata, una vecina de Santander, de 72 años, perdió la vida cuando se encontraba en una acera de la rotonda de la S-20 (Avenida de la Constitución) de Santander que conecta con la calle Repuente (frente al supermercado Aldi), y fue arrollada por la furgoneta robada que conducía Eduardo Mirones (28 años). El fatal accidente se produjo después de que el investigado, que se encuentra en prisión provisional, sustrajera una furgoneta de una empresa de seguridad y condujera con ella por la ciudad durante una hora tras haber consumido cocaína y marihuana, «que le afectaba gravemente a la conducción».
Como consecuencia de ello, «realizó una conducción gravemente irregular y a gran velocidad, colisionando con dos turismos que ocupaban la S-20». Después perdió el control de la furgoneta y se subió a la acera donde atropelló a la víctima.
Un incendio originado en el número 33 de la calle Juan de la Cosa, en Santander, provocó la muerte de tres hermanos (Pilar y Paco Moro, de 78 y 76 años, y Domingo Barada, de 61) que residían en el ático. Lo que provocó el siniestro, acaecido el pasado enero, fue el «uso de incienso, velas y aceites aromáticos», según la investigación de la Policía Nacional, que considera que el origen «no ha sido intencionado». El juez abrió diligencias de investigación frente al inquilino de la habitación donde surgió el incendio, un vecino de 61 años, del País Vasco, que estuvo ingresado en la Unidad de Psiquiatría de Valdecilla y en Basurto. El instructor imputa al investigado, en principio, tres supuestos delitos de homicidio por imprudencia grave y un cuarto delito de omisión del deber del socorro, a la vista de las actuaciones realizadas hasta ahora.
María Salceda Arias Tobalina, miembro de la familia vallisoletana propietaria del Grupo Indal, falleció en un accidente de tráfico múltiple en la autovía A-67, a la altura de Bárcena de Pie de Concha en sentido Santander, en el que también resultaron heridas otras ocho personas, una de ellas de gravedad. La fallecida, de 70 años, viajaba con su marido en uno de los vehículos implicados en una colisión múltiple desencadenada por una «fuerte granizada» que convirtió el asfalto en una «pista de hielo», provocando que los coches fueran chocando unos con otros. En total se vieron implicados siete turismos.
Dos chicas de 17 años, Olaya Cuétara Alonso e Inés Gutiérrez Peña, vecinas de Casar de Periedo (Cabezón de la Sal) y Santander, respectivamente, perdieron la vida de madrugada en un accidente de tráfico en la carretera CA-185, a la altura del punto kilométrico 2, en la localidad de Turieno, cerca de Potes. El siniestro se produjo como consecuencia de un choque fronto-lateral entre dos vehículos. En el primero de ellos viajaban cuatro personas: las dos fallecidas; el conductor (de 22 años y residente en Peñarrubia), que resultó herido grave y fue trasladado a Valdecilla; y el copiloto, que sufrió heridas leves.
En el otro vehículo implicado, la única ocupante era la conductora, que sufrió heridas leves.
Un hombre de 57 años perdió la vida a consecuencia del incendio que se originó en la vivienda que 'inquiokupaba' desde hacía cinco años por impago de alquiler. Tres personas que se encontraban en interior de la vivienda tuvieron que ser trasladadas al Hospital de Valdecilla por inhalación de humo, entre ellas el sobrino de la víctima, de 41 años, y dos chicas (una de ellas menor, de 17 años) cuyo vínculo con el finado se desconoce.
La primeras hipótesis apuntaron que el fuego pudo tener su origen en un calefactor colocado junto a una cama. No obstante, será el equipo de especialistas de Logroño el que tendrá que determinar la causa.
Nuria García, de 40 años y vecina de Los Corrales de Buelna, falleció de madrugada en un accidente de tráfico ocurrido en la autovía A-67, a la altura de Arenas de Iguña, en el punto kilométrico 161,500 en sentido Santander.
Por causas que aún se desconocen, el turismo que conducía colisionó por detrás contra un camión. La mujer, que viajaba sola, falleció en el acto. Efectivos de atestados de la Guardia Civil de Tráfico (DGT) trabajan para determinar las causas del siniestro, ocurrido «en una zona sin peligro, donde hay buena visibilidad», según revelaron fuentes del organismo. Aunque otras fuentes señalan que en esa vía hay varios tramos en obras que pudieron haber tenido que ver con el accidente.
Izan Moreno García, Ana María Santos Serna, Juan Ramón Pizarro Ureña (Monchito) y Afra, naturales de Vallecas (Madrid) y con edades comprendidas entre los 20 y los 21 años, perdieron la vida el pasado sábado en el accidente de tráfico más trágico de los últimos veinte años en Cantabria. Por causas que está investigando la Guardia Civil de Tráfico, el coche de las víctimas circulaba por la CA-643, se salió de la vía en el kilómetro 12,700, a la altura del mirador de Covalruyo (Soba), y se despeñó por una ladera de más de 300 metros de altura. Sus cuatro ocupantes murieron en el acto.
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Josemi Benítez
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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