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El revuelo era previsible. La Gerencia de Atención Primaria quiere contar con el personal de admisión de los centros de salud para que participe de forma más activa en la gestión de la demanda, sobre todo la que llega sin cita (ese es ... el principal escollo), y que cuando llame o acuda el paciente se le derive al profesional más indicado en cada caso (se entiende que no todo debe pasar por el facultativo). Una solución con la que aspira, por un lado, a aliviar las consultas de los médicos de las tareas más burocráticas (recetas, papeleo de bajas...) y, por otro, a encajar los casos que llegan como urgencias cuando ya no hay huecos en las agendas, lo que se conoce como demanda no demorable. Y es ahí donde se concentran las críticas al nuevo manual, elaborado con participación de médicos, enfermería y personal de admisión, porque entra en juego 'la hoja de atención de solicitud sin cita', que el auxiliar administrativo entregará al usuario -allí donde se implante este modelo (el documento contempla tres escenarios)- para que lo rellene antes de ser remitido al profesional que le verá.
El Colegio de Médicos de Cantabria subraya que «en ningún caso se permitirá que las decisiones clínicas estén en manos de profesionales ajenos a la Medicina, dado que si esto ocurriese se pondría en peligro la seguridad de los pacientes», queja expresada el lunes también por el sindicato UGT. A juicio de la entidad colegial, «estas decisiones no corresponden a los administrativos, quienes son personal encargado de ejecutar los protocolos consensuados y liderados por los médicos, responsables últimos del diagnóstico y tratamiento de los pacientes». Entiende que «este tipo de cambios propuestos por las administraciones son producto de la profunda crisis de la Atención Primaria, que ha sido advertida por el Colegio de Médicos de Cantabria y la Organización Médica Colegial (OMC) desde hace años», y que «para evitar el progresivo deterioro del primer nivel asistencial requiere de más médicos, con contratos estables, mejoras salariales y condiciones laborales adecuadas. Sin todo esto, las ofertas de empleo en otras comunidades resultarán más atractivas y Cantabria se quedará sin profesionales».
Menos pegas le ve a la fórmula planteada el Colegio de Enfermería: «Es una propuesta de mejora para personas que requieren atención que no es demorable, aunque no precisen ir a Urgencias, cuando las agendas de médicos y enfermeras están llenas. Ahí los administrativos tendrán un protocolo y unas indicaciones para orientar al paciente y derivarlo a donde corresponda».
Un sistema de gestión que desde el ámbito sindical se interpreta como «un parche», que «busca obstaculizar que el paciente acceda al médico». «No nos hace ni pizca de gracia: van a cargar más tareas a unos trabajadores a los que ni siquiera se les reconoce la categoría profesional de administrativos porque la mayoría son auxiliares». La medida que está sobre la mesa -que está siendo ensayada en otras comunidades, como Galicia- y que el lunes denunció UGT también es contestada desde el Sindicato Médico (SM), CSIF y Comisiones Obreras. Santiago Raba, vicepresidente del SM, señaló que el «problema de fondo es que no hay médicos suficientes y tampoco dinero para pagar horas extras a los voluntarios que se ofrecieron a hacerlas (unos 80 profesionales). Por eso se sacan esto de la manga ahora. Organizar el flujo de trabajo se podría hacer de otra manera, pero esto no es una vía de buscar más eficiencia, sino de bloqueo: como no hay facultativos, hay que evitar que la gente llegue a ellos».
En CSIF tienen «todas las reticencias» a que los administrativos asuman cualquier parte clínica «porque no lo harían en condiciones de seguridad, quedarían muy expuestos». Desde estas siglas, Margarita Ferreras conviene: «Se debe ordenar la demanda, pero con una estructuración nueva; esto es un parche». Al tiempo, considera que sumarles este tipo de funciones a los administrativos sería «un salto cualitativo en el desempeño de los trabajadores. Y unos estarán preparados y otros no». Por tanto, «es una medida problemática y nos da miedo cómo se aborde. Es cierto que la Atención Primaria requiere que cambio profundo y que no se puede demorar. Pero ¿no habría que empezar por cuestiones mucho más básicas? Es que hay centros en los que cuesta mucho tiempo que te cojan el teléfono».
Tampoco Carlos Ateca, de Comisiones Obreras, está de acuerdo en el protocolo que se está gestando. Por dos motivos: el trabajador de admisión no le puede preguntar al ciudadano por su problema médico. «No nos hace ni pizca de gracia», afirma. Y yendo más allá, desde el punto de vista laboral, el trabajo que propone el SCS ni siquiera recaería en administrativos porque «la mayoría son auxiliares». Es decir, en mileuristas, «pese a que sus funciones no son de auxiliares».
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