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CONSUELO DE LA PEÑA
Santander
Jueves, 6 de junio 2019, 07:15
A 750 metros de altitud, en la cumbre del Pico Vetayo, en una mañana de perros de niebla cerrada y lluvia, ingenieros del Instituto Geográfico Nacional (IGN) clavaron este miércoles los mojones que faltaban para culminar el proceso de deslinde entre Cantabria y Vizcaya ... , en los términos municipales de Guriezo y Trucíos respectivamente.
Este amojonamiento pone fin a una guerra territorial que nació hace cinco siglos y que se ha mantenido en el tiempo hasta este miércoles. En la misma falda del monte, la comisión vasca, integrada por representantes de la Diputación Foral de Vizcaya, Gobierno vasco y Ayuntamiento de Trucíos, expresó su protesta ante los técnicos del IGN y pidió la suspensión del procedimiento al considerar que los representantes políticos de los ayuntamientos están en funciones y no pueden intervenir en decisiones que afectan a los límites territoriales. Ni siquiera subieron a la cumbre y tampoco participaron en la colocación de los trece hitos que faltaban para dar por concluido el deslinde fronterizo. Así que, tras la retirada de los vascos, la comisión cántabra, encabezada por el director general de Administración Local del Gobierno cántabro, Pedro García Carmona, y el alcalde en funciones de Guriezo, Adolfo Izaguirre, además de los peritos del IGN que han tutelado el proceso, se encaminó monte arriba hasta llegar a la cumbre del Pico Vetayo, donde a media mañana se plantó el primer hito, el mojón 17, de los trece que faltaban para completar el deslinde trazado por el Instituto Geográfico Nacional en 2011. Operarios de Montes de Cantabria fueron hincando en la tierra los pesados postes de piedra a medida que se producía el descenso por el perfil de la montaña, siempre de acuerdo con las coordenadas previamente trazadas por los ingenieros del IGN. Y es que el deslinde realizado ayer tiene un carga más emocional y sentimental que práctica, porque, con mojones o sin ellos, la línea divisoria permanece indeleble en la cartografía y coordenadas dibujadas hace ocho años por los ingenieros del organismo geográfico, dependiente de Fomento.
Año 1522. Carlos V dicta la primera ejecutoria de deslinde entre Guriezo y Trucíos.
Año 1739. Felipe V establece un nuevo deslinde, consentido por Trucíos, que reconoce la cantabricidad de las 800 hectáreas en litigo.
Año 2008. Cantabria gana en el Supremo el pleito planteado por Vizcaya.
Año 2013. Comienza el procedimiento de deslinde, pero los vascos lo interrumpen y presentan alegaciones.
Bajo la boina de niebla que coronaba el pico, García Carmona confiaba en que estos límites «sirvan para unir y no para separar. Es lo que queremos, que la gente que vive aquí normalice su situación». Lo dice con conocimiento de causa porque la línea fronteriza entre Guriezo y Trucíos ha sido de peleas y disputas seculares. «La primera ejecutoria del deslinde de Agüera la dictó Carlos V en 1522», recordaba el alcalde en funciones de Guriezo, Adolfo Izaguirre, quien recién llegado a la alcaldía protagonizó la famosa 'guerra de carteles', cuando acompañado del hoy presidente Miguel Ángel Revilla, a la sazón diputado regional, colocó en Agüera un cartel en el límite del País Vasco. La Diputación Foral de Vizcaya envió a la Ertzaintza para retirarlo, y al día siguiente apareció derribado. El incidente dio lugar a un proceso judicial, en el que Revilla e Izaguirre, este último hoy en las filas del PP, fueron absueltos.
Paula Fernández | Consejera de Presidencia
Pero, al margen de las movilizaciones políticas, este conflicto ha terminado en el ámbito judicial, donde ha encontrado la resolución definitiva. En 2008 el Tribunal Supremo dictó una sentencia que zanjaba las reclamaciones anexionistas vascas sobre Guriezo y reconocía la cantabricidad de las 800 hectáreas en litigio. Tanto Guriezo como el Gobierno regional han venido sosteniendo que, a efectos de deslinde entre Trucíos y Guriezo, había que atenerse al realizado en 1739, en la época de Felipe V, consentido por Trucíos, que incluía los terrenos en disputa bajo suelo de Cantabria. Por contra, las administraciones vascas no admitían valor jurídico a ese deslinde y consideraban de aplicación el efectuado en 1852, en el reinado de Isabel II, que excluía el caso urbano de la pedanía de Agüera y uno de sus montes de Cantabria.
La sentencia del Alto Tribunal, que validó la línea divisoria trazada por el Instituto Geográfico Nacional, relanzó la ejecución del deslinde. El procedimiento se inició el 13 de octubre de 2013, pero fue suspendido ante las desavenencias expresadas por la comisión vasca. Los representantes de las instituciones de la comunidad vecina consideraron una humillación la colocación de los cinco hitos principales e intentaron reabrir el debate judicial que había zanjado el Supremo. No tuvieron éxito, pero retrasaron la culminación del deslinde, que no se ha producido hasta ayer, un acto sobre el que, según García Carmona, «no caben más discusiones. Estamos ejecutando una sentencia y después de siglos de luchas y diferencias entre las dos comunidades autónomas espero que se ponga fin al conflicto».
La consejera de Presidencia, Paula Fernández, también ha mostrado su satisfacción. «Finalmente ha prevalecido el criterio de Cantabria frente a las pretensiones de las administraciones vascas». A su juicio, la colocación de los últimos mojones da una «respuesta jurídica» a los vecinos de Guriezo implicados en este pleito que «siempre se han sentido cántabros y han desarrollado sus vidas con absoluta normalidad».
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