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La comarca del Besaya se quedará este año sin ayudas directas a la reindustrialización, una partida que el año pasado apareció por primera vez en los Presupuestos Generales del Estado y que llegó a cuatro millones de euros. En las cuentas actuales se esfuma. Tanto ... en el Gobierno de Cantabria como en el Ayuntamiento de Torrelavega estuvieron ayer toda la tarde buceando en los documentos que entregó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados. Pero nada... Había dudas, porque con el ejercicio anterior los técnicos pasaron horas rebuscando y finalmente apareció, escondido en un anexo. Esta vez no ha habido tanta suerte.
Para el concejal de Hacienda de Torrelavega, Pedro Pérez Noriega, esta noticia es «decepcionante» por la importancia que tiene para el desarrollo económico de la ciudad. El edil recuerda que los datos de paro, a pesar de la mejoría que han experimentado desde el peor momento de la crisis, todavía ofrecen argumentos para que el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio siga teniendo a la cuenca del Besaya como uno de los principales focos de recepción de subvenciones de este tipo. Además, la desaparición de las ayudas tiene un alto grado de simbolismo, ya que se trata de una de las grandes reivindicaciones tanto de la clase política como empresarial de la ciudad.
En cualquier caso, el Ayuntamiento subraya que no se resigna a quedarse en blanco en materia de reindustrialización: «Es un chasco que no haya una partida nominativa propia para Torrelavega, pero sí hemos visto que hay otras genéricas que habrá que repartir y que quizás podremos aprovechar». El ministerio que dirige Reyes Maroto tiene asignados al menos 800 millones de euros para este tipo de programas de incentivación de la industria. No están repartidas, pero están ahí. Así que la intención del Consistorio torrelaveguense ahora es «pelear» con Madrid para quedarse con una porción -mínima, en el mejor de los casos- de ese pastel. Esa pelea será también entre iguales, contra otras ciudades o comarcas que también atraviesan una situación delicada y que piden incentivos para su industria. «Es una complicación. Si hubiera una partida nominativa sería todo más fácil, pero vamos a intentarlo», insiste Pérez Noriega.
Las ayudas a la reindustrialización están pensadas para apoyar el crecimiento o el mantenimiento de los puestos de trabajo de empresas del sector secundario y también para la implantación de nuevas factorías. No siempre son transferencias de capital a fondo perdido, sino que en ocasiones funcionan como préstamos que posteriormente se devuelven de una manera más cómoda que si el dinero lo hubiera aportado una entidad bancaria.
En el mejor de los casos, la aportación estaría muy lejos de la que recogía una proposición no de ley aprobada hace un año en el Congreso sobre un Plan de Reindustrialización Sostenible de las comarcas del Besaya y Campoo, que pedía dotar con 250 millones de euros en cuatro años a dos de los territorios «más castigados» por la crisis económica. La propuesta partió de la diputada de Podemos Rosana Alonso y contó con el apoyo del PSOE, la abstención de Ciudadanos y el voto en contra del Partido Popular.
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