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Hay dos datos que demuestran la magnitud de la obra que ayer puso en marcha el Ministerio de Transportes para dotar de un tercer carril en cada sentido a la autovía A-67 entre Santander y Torrelavega: el importe total y el tiempo que ... necesitarán las empresas adjudicatarias (la UTE Grupo San José y Aceinsa Movilidad) para acometer los trabajos. La actuación, la más elevada por cuantía de todas las que licitó el pasado año el Gobierno central en materia de carreteras, costará 172,9 millones, un presupuesto que, si no hay contratiempos, se irá desplegando a lo largo de 61 meses. Algo más de cinco años para intervenir sobre 13 kilómetros de trazado -concretamente desde Polanco, donde enlazará el nuevo ramal de continuidad del Besaya, hasta Igollo, donde nacen los dos desvíos de entrada a la capital- y tras los que pasarán a ser historia los continuos atascos que sufren los 60.000 vehículos que circulan de media cada día entre las dos principales ciudades de la comunidad autónoma.
«El de hoy es un día muy esperado», decía la delegada del Gobierno en Cantabria, Eugenia Gómez de Diego, desde el área de servicio de Gornazo, donde ayer se celebró el acto de colocación de la primera piedra y donde ya se ven máquinas trabajando sobre el terreno. Desde allí recordaba que la obra no solo servirá para aumentar la capacidad de la autovía, también para reducir la siniestralidad y aumentar la seguridad vial con acciones como la eliminación de curvas peligrosas y la mejora de los cinco accesos afectados.
«Como en toda obra habrá afecciones, habrá molestias, pero serán las menos posibles y me consta que así está creado el proyecto constructivo y que ese es el espíritu de la Demarcación de Carreteras y de los equipos técnicos de las empresas», reconocía la socialista. Molestias durante los próximos cinco años que se suman a los que desde hace meses están ocasionando las obras del ramal de continuidad de Torrelavega. El cronograma podría haber sido más corto, pero el Ministerio de Transportes ha renunciado a ello. No por fastidiar a los conductores, sino porque reducir los plazos habría supuesto tener que cerrar temporalmente parte de la A-67 y desviar el tráfico a la carretera nacional. Con el plan actual no será necesario. «La intención es mantener dos carriles por sentido de circulación en todo momento para intentar afectar lo menos posible», subrayaba Rosendo Martínez, jefe de la Demarcación de Carreteras, que dio las explicaciones técnicas a los alcaldes y concejales de los municipios afectados que asistieron al acto y al consejero de Fomento, Roberto Media, principal representante regional ante la ausencia de la presidenta Buruaga.
Si la obra ya es compleja por sí sola, lo será mucho más con ese condicionante de no cortar nunca ningún carril. En esa idea insistió Martínez, que se adelantó a las críticas de Media sobre el plazo de ejecución al recordar que un ritmo medio de inversión anual de 34 millones al año es «muy potente» en relación a otras actuaciones de obra pública.
Es verdad lo que dijo el responsable de las carreteras del Estado en Cantabria, pero también que inicialmente, durante la etapa del exministro Íñigo de la Serna, Transportes afirmó que la actuación estaría acabada en menos de tres años, tal y como recordó Media. El consejero popular no puso pegas al proyecto -todo lo contrario-, pero sí al calendario. Como ya hizo Buruaga el mes pasado durante su reunión con el ministro Óscar Puente, exigió «que se reconsideren los plazos». De lo contrario, «cualquier niño cántabro que empiece la Secundaria este año será mayor de edad cuando pueda pasar por esta vía ya acabada».
En ese misma línea reivindicativa, el popular lamentó que los seis años que Pedro Sánchez lleva en La Moncloa «es el tiempo que ha tardado esta obra en adjudicarse». En cambio, reconoció que el ministro aseguró que las máquinas llegarían la primera semana de abril y así ha sido. También habló del jefe del Ejecutivo central la delegada del Gobierno. «La obra es una muestra más del compromiso del Gobierno de España con Cantabria y de la actividad inversora del Gobierno de Sánchez», valoró Gómez de Diego, que en ese cruce de apreciaciones entre responsables políticos de distinto signo puso sobre la mesa un dato objetivo: el de la licitación de obra pública en Cantabria por parte del Estado, que en 2023 ascendió a 250 millones, un «récord histórico».
El Ministerio aprovechará para aumentar la mediana de la autovía de los 3 metros actuales hasta 5 y todos los arcenes pasarán a ser de 1,5 metros. Del presupuesto total, 30 millones irán al firme, 25 millones al movimiento de tierras y la construcción de terraplenes y 55 millones a la creación de estructuras. Una de las más llamativas es el nuevo viaducto sobre el río Pas. Del actual solo se van a mantener los pilares. Para cumplir con la promesa de no cortar ningún carril, primero se ampliará el tablero actual del viaducto en uno de los sentidos y se desviará a esa parte todo el tráfico mientras que se demuele y se construye de cero el tablero de la parte contraria. Más tarde, se repetirá este mismo sistema en el otro lado.
También se beneficiarán de la actuación los vecinos de Polanco. Los que usen la autovía, porque se ampliarán los carriles de entrada y salida (aceleración de deceleración) para una mayor seguridad, pero también los que no la utilicen, ya que en el enlace del municipio se acabará con el peligroso cruce actual mediante la construcción de una rotonda y se crearán sendas para bicicletas y peatones en el entorno urbano.
También se sustituirá la pasarela de Gornazo entre las estaciones de servicio por una «más estética» y con senda ciclable y se atenderá la demanda de Bezana de conectar con una pasarela peatonal ambos lados de la autovía en Mompía, en la zona del apeadero de Renfe y el hospital. En total se construirán ocho pasos inferiores y siete superiores y en la salida de Boo habrá una nueva rotonda al sur de la A-67.
El avance de todas esas estructuras se apreciará más adelante. Durante este año, los trabajos se realizarán fuera de la calzada -los conductores los verán, pero no los notarán- porque consistirán en el desvío de servicios (líneas eléctricas y gas) y en la preparación de los márgenes para que la actuación coja ritmo a partir de 2025.
La presidenta Buruaga estaba invitada al acto, pero no asistió. Su consejero de Fomento, Roberto Media, justificó la ausencia porque la invitación llegó el martes a mediodía, un plazo que en Peña Herbosa consideran insuficiente. «Por eso no ha podido estar aquí. No se puede cambiar la agenda de una presidenta en cuestión de 48 horas y no se nos ha consultado la fecha», señalaba Media, que echaba en falta más lealtad y respecto institucional por parte de la «delegada del señor Zuloaga», en referencia a Gómez de Diego. Además, lamentó que el líder del PSOE haya dado detalles del proyecto antes de que los conociera la jefa del Ejecutivo.Como respuesta, Zuloaga afirma que supo la fecha del acto el mismo martes, a la vez que la presidenta, a la que incluso se le dio la oportunidad de intervenir en el atril. Además, el socialista añade que si conoce el proyecto es porque lo estudió a fondo en su etapa de alcalde de Bezana. Incluso «presenté alegaciones» para incluir la pasarela de Mompía, las pantallas acústicas en la trama urbana y para que el tercer carril no afectara a los terrenos de Bezana Lago. En su opinión, la falta de respeto institucional es la que demostró Media al llamar «delegada de Zuloaga» a la delegada del Gobierno, unas palabras que también califica de «machistas».
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