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El único parque eólico que existe en Cantabria, el de Cañoneras, en el municipio de Soba, se puso en marcha en dos fases entre 2007 y 2010. Desde entonces no se ha levantado ni un solo molino en la comunidad autónoma. Tras años de ... reveses judiciales a los planes energéticos del Gobierno regional, retrasos en las tramitaciones administrativas y la aparición en este intervalo de tiempo de un movimiento social de protesta contra estos proyectos por su impacto en el paisaje, ayer comenzaron las obras de El Escudo. La empresa local Biocantaber, en colaboración con Iberdrola Renovables y Banco Santander, instalará 25 molinos en los municipios de Molledo, Luena, Campoo de Yuso y San Miguel de Aguayo. Por ahora en los tres primeros porque el Ayuntamiento de San Miguel de Aguayo, que se opone frontalmente a la iniciativa, se niega a dar las licencias y ha abierto un contencioso judicial que se tendrá que resolver -en un sentido u otro- en los próximos meses.
La empresa ha comenzado a actuar en una zona de la pedanía de San Martín de Quevedo (Molledo), junto a la actual subestación eléctrica. En las semanas previas se han venido realizado ya algunas labores de balizamiento y delimitación de los espacios, pero fue ayer cuando las máquinas comenzaron a mover tierra. Lo primero de todo será la construcción de las bases de las trece torres de alta tensión que servirán para evacuar la electricidad desde los aerogeneradores para su entrada en la red. Tras la primera jornada, ya se aprecia dónde irán colocadas dos de ellas. También la estación que servirá para medir y modular la cantidad de electricidad que se inyecta a la red. Desde ese punto, el molino más cercano quedará aún a más de 3,5 kilómetros de distancia.
120 millones de euros es la inversión prevista para la construcción del parque eólico.
201 personas trabajarán en el parque durante la obra en los momentos pico Ayer eran 35.
El calendario La intención de Iberdrola y Biocantaber es que el parque funcione ya en el segundo semestre de 2026
Características La instalación generará energía renovable que equivale al consumo anual de 95.300 hogares
En el paraje conocido como Las Turberas, a 600 metros sobre el nivel del mar, los caballos, vacas y ovejas seguían ayer pastando con total normalidad, ajenos a los cerca de 35 empleados que han aparecido de un día para otro. En este arranque, además de los vigilantes de seguridad, se encuentran ya manos a la obra los operarios de Construcciones Rotella -ayer, además de poner el cartel de inicio de los trabajos, tuvieron una formación y un pequeño curso de seguridad-, que se encargarán de poner en pie las torres para el transporte de la energía hasta la subestación. También los ingenieros, que estarán más presentes en este inicio de la actuación y que poco a poco irán dejando paso a los operarios. Hasta 210 trabajarán al mismo tiempo en los picos de labor.
Como ayer, cada vez que se excave en el suelo, para hacer las bases de las torres de alta tensión ahora o las de los propios aerogeneradores más adelante, también estará presente un arqueólogo. Su labor será estudiar si las obras sacan a la luz restos históricos. De hecho, la cercanía con el yacimiento de Mediajo Frío, un campamento romano de la época de las Guerras Cántabras (siglo I antes de Cristo), fue uno de los argumentos de los detractores para oponerse a la construcción de El Escudo.
La idea es que el parque entre en funcionamiento y comience a producir energía limpia en el segundo semestre de 2026. Bastante antes, si la meteorología acompaña, la obra podría estar acabada en nueve meses. Ese es el plazo habitual para un parque eólico de estas características en Castilla, pero Biocantaber ya adelanta que aquí el cronograma será algo más extenso. Ya dan por hecho que la lluvia reducirá el ritmo de avance de los trabajos -hoy mismo tendrán que modificar levemente los planes por la amenaza de tormentas- y también la orografía, por norma general menos favorable que en las vecinas Palencia y Burgos.
¿Cuándo llegarán a El Escudo las turbinas y las aspas que ahora esperan en el Puerto de Santander y comenzarán a ensamblarse? Pues habrá que esperar. Poco a poco, pero en paralelo porque a la vez que se construye la línea de alta tensión, la promotora quiere avanzar en la creación de los nuevos caminos que permitirán llegar a los aerogeneradores, de hasta 150 metros. La instalación, que alcanzará una potencia de 105 megavatios, generará energía equivalente al consumo anual de 95.300 hogares y evitará la emisión de 45.000 toneladas de CO2 al año.
Los primeros trámites de El Escudo arrancaron en 2019, aunque en realidad el proyecto es fruto de la fusión de otros tres previos que, en teoría, tenían que haber estado funcionando desde 2014. En estos cinco años tuvo que redimensionarse por exigencias de la declaración de impacto ambiental, que obligó a suprimir once de los 36 aerogeneradores previstos. Todavía está por ver lo que ocurre con el único que iba a estar ubicado en San Miguel de Aguayo, ahora en el limbo por el conflicto judicial. Pese a ello, cuando El Escudo esté en marcha será uno de los parques eólicos más grandes del norte de España.
El de El Escudo era el proyecto eólico que más avanzado estaba en su tramitación, pero el Gobierno de Cantabria espera que durante 2025 comience la construcción de otros cinco, de menores dimensiones. Se trata de los de Somaloma-Las Quemadas, Alsa, Cuesta Mayor, Campo Alto y La Costana, todos ellos en la zona sur de la comunidad autónoma. «No tengo la menor duda. Esta va a ser la legislatura del desarrollo eólico en Cantabria tras una década de paralización. Apostamos por las energías renovables y lo hemos demostrado con hechos», defiende la presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga.
Cantabria llegó a tener en 2022 casi cuarenta proyectos eólicos y 465 aerogeneradores en tramitación. Una catarata de solicitudes con parques de distintas empresas que, en ocasiones, hasta se solapaban entre sí y que generaron una importante alarma social entre la población. La mayoría de ellos o no han pasado los trámites ambientales o han muerto en los despachos, pero una decena sigue adelante. Las primeras iniciativas en decaer fueron las de la zona de Miera. Incluso el Gobierno autonómico, que en la anterior legislatura –como ahora– estaba decidido a poner fin a la «anomalía»de quince años sin un solo nuevo molino en la región, entendía que el impacto de estos proyectos no era asumible. No así el de El Escudo, que Peña Herbosa siempre ha sido visto como una oportunidad económica y energética. Para los políticos, se convirtió en el símbolo de la reactivación de esta actividad productiva y para los ecologistas en el del «asedio eólico»y la lucha por el mantenimiento de «unas montañas vivas».
Hay detractores, pero también defensores y beneficiarios. En este segundo grupo están los ayuntamientos de Molledo, Luena y Campoo de Yuso. Solo Aguayo se niega a dar permisos, un rechazo que tanto la empresa como el Gobierno de Cantabria consideran ilegal y que han recurrido a los tribunales. Las juntas vecinales también se beneficiarán de las medidas compensatorias a la comunidad local, que ya están en marcha. Por segundo año consecutivo se están impartiendo clases de inglés y refuerzo escolar para la población infantil de Campoo de Yuso. Además, con la entrada en funcionamiento del parque, los vecinos podrán beneficiarse de las mejores condiciones de tarifa eléctrica. Además, Biocantaber ha pagado ya 210.533 euros en concepto de canon anual por el alquiler de montes públicos.
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