Condenados por vender artículos de segunda mano que luego no entregaban

De acuerdo con la sentencia, los diez acusados son partícipes, con mayor o menor grado de responsabilidad, de una trama urdida por al menos tres de ellos –a los que también se imputan los delitos de pertenencia a grupo criminal y amenazas– para «la comisión de numerosas defraudaciones».

Defraudaciones, o estafas, que los acusados llevaban a cabo «mediante la publicación de anuncios falsos en plataformas de compraventa de productos de segunda mano de internet tales como Milanuncios y Wallapop», donde los tres cabecillas ofrecían desde vehículos y armas hasta artículos para animales de compañía «que los compradores nunca llegaban a recibir a pesar de haber ingresado el dinero mediante transferencias bancarias».

Para poder llevar a cabo las estafas sin llegar a ser identificados, explica el juez en el auto, «los acusados se valían del uso de numerosos teléfonos móviles y cuentas de ahorros bancarias a nombre de terceras personas que, o bien eran ajenas a esta forma de operar, o bien proporcionaban su colaboración a cambio de pequeñas cantidades de dinero siendo desconocedores realmente de lo que pasaba», testaferros, añade la sentencia, que en algunos casos eran intimidados o agredidos por los cabecillas de la red para que colaboraran con el engaño

De acuerdo con el fallo judicial, los procesados vendieron un turismo modelo Porsche 912 que anunciaban en Wallapop a un ciudadano que llegó a pagar 3.900 euros por un vehículo que nunca recibió.

Luego, vendieron varios collares para perros que anunciaban en esta misma página a un comprador que les abonó 700 euros y que jamás recibió los collares. Collares que después vendieron a través de Milanuncios a otro comprador que pagó por ellos 470 euros, más tarde a otro que les ingresó 700 euros y, luego, a otro que les hizo un ingreso por la misma cantidad.

Sin darse siquiera un respiro, los procesados vendieron a través de Wallapop varios instrumentos musicales a un comprador que pagó por ellos 4.200 euros pero que no llegó a tocarlos y dos motos antiguas a otro que les abonó 2.150 euros en sendas transferencias bancarias sin que nunca más supiera ni de las motos ni de su dinero.