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Los fabricantes de automóviles, con los datos en la mano y también por el interés evidente que tienen en el asunto, llevan años alertando del aumento de la edad media del parque de vehículos en Cantabria y en el resto de España, una situación con ... consecuencias reales en la seguridad vial que se acentuó con la crisis y que aún no se ha corregido. De forma paralela se ha dado otro fenómeno, el del aumento de la edad media de los conductores y la falta de relevo entre las nuevas generaciones. Por lo menos, no al ritmo anterior. En el primer caso, el de las máquinas, el motivo es evidente. El contexto económico impidió a muchas familias renovar el coche aunque ya fuera momento, algo que no sirve para explicar lo relativo a las personas. O quizás sí, por lo menos en parte.
En 2011, por las carreteras de la región circulaban 59.466 menores de 30 años. Esa es la cifra que aparecía en el censo de conductores de la Dirección General de Tráfico (DGT) al sumar todos los tipos de permisos existentes. Ahora, casi una década después, la cifra ha caído en un 27%. A fecha de 1 de enero de 2019, entre los 14 -algunos tipos de carné, los menos, se pueden obtener ya a esa edad- y los 29 años había 43.383 cántabros en estas mismas circunstancias. Y todo mientras sigue aumentando el número de personas de más edad al volante. De hecho, los jubilados al volante son más que el grupo anterior, 59.138 según el último recuento.
Desde la Asociación de Autoescuelas de Cantabria confirman que cada vez son menos los cántabros que al cumplir los 18 años van a solicitar la matrícula. Ellos apuntan a la demografía. «Llegan menos chavales porque también hay menos sobre el total de la población. En cambio está aumentando la esperanza de vida y esta gente puede pasar de los 80 y seguir conduciendo. Otra cosa es que estén en condiciones para hacerlo», explicaba Alberto Santamaría. El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma esa reflexión, pero sólo en parte.
Alberto Santamaría, Asociación de Autoescuelas
Muchos puntos porcentuales de esa caída del 27% tienen que ver con el descenso poblacional en ese grupo de edad en el periodo analizado, que ha pasado de 87.862 personas a 66.216. Pero otra parte no. Juan Carlos Zubieta, profesor de Sociología de la Universidad de Cantabria (UC), cuenta que para tener una respuesta científica habría que hacer un estudio más extenso, pero tiene elaborada una hipótesis de trabajo: «En los últimos tiempos , efectivamente, se está produciendo un significativo cambio de comportamientos y de actitudes en relación con el automóvil: cada vez son menos los jóvenes que suspiran por el binomio coche-carné; o lo que es lo mismo, cada vez son más los que optan por otras formas de desplazamiento».
Juan Carlos Zubieta, Sociólogo de la UC
Mientras que antes cumplir los 18 años y visitar la autoescuela era casi lo mismo, ahora existen algunas causas que han cambiado ese acto reflejo.
El experto alude en primer lugar a las razones económicas. «Trabajos inestables y mal pagados provocan que muchos jóvenes tengan una situación precaria» y no puedan afrontar la compra del vehículo, pero ni siquiera del pago de los seguros o el combustible. Pero también a otras como la configuración de las ciudades y su incidencia en las dificultades de aparcamiento o los atascos, al incremento de la oferta de medios de transporte. Entiende que los jóvenes viajan más, pero no en su coche. Entre otros factores, porque disponen de muchos más medios de transporte y más asequibles como los vuelos en aerolíneas de bajo coste y fenómenos de economía social como Blablacar (viajes compartidos con gasto compartido).
Las causas «más interesantes» se refieren a un cambio de valores: «El coche ha dejado de ser un símbolo de estatus como lo fue en la época de sus padres. Ya no admiten acríticamente ese mensaje publicitario de que con el coche serán más libres». Por último, aprecia una mayor conciencia ambiental -poco a poco la bicicleta va a más- y otra forma de afrontar las relaciones sociales.
El pasado año, 7.771 cántabros –para ser más exactos eran residentes en Cantabria, según los datos del portal estadístico de la Dirección General de Tráfico– se sacaron el carné de conducir. El dato es sensiblemente superior a la de los últimos ejercicios, cuando la crisis económica provocó una caída en picado en la expedición de nuevos permisos, pero se encuentra muy lejos del récord histórico de la comunidad autónoma, que se registró en el año 1997. Entonces, la cifra pasó de largo los cinco dígitos y se situó en 12.576. Es casi el doble.
En el lado opuesto, la mayoría de los mínimos se encuentran en la última década por el motivo anteriormente expuesto. Y destaca el número de nuevos conductores que hubo en 2013. Fueron únicamente 5.424.
Del total de 362.590 personas que en estos momentos tienen permiso en Cantabria, más de 130.000 lo consiguieron antes de 1990, por lo que tienen una experiencia que ronda los 30 años o incluso superior. En algunos casos, los más antiguos, cuando el sistema de evaluación no era tan exigente como el actual. Otros 232.216 lo han sacado con posterioridad a esa fecha.
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