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Desde sus tiempos de bachiller –y no hace tanto–, Álvaro Moreda (Coruña, 2000) está metido en asuntos de representación estudiantil. Ahora, alumno de 3º curso del Grado en Relaciones Laborales, preside el Consejo de Estudiantes de la Universidad de Cantabria (CEUC).
Llegó al cargo en ... mayo, moción de censura mediante, cuando Cantabria caminaba ya hacia la normalidad tras meses de mutación de la vida social. La UC también perdió en pandemia buena parte de sus rutinas. Se vio obligada a practicar un modelo híbrido de docencia: en casa y en el aula. Moreda entiende los primeros movimientos de la UC –«cuando todo empezó era una situación imprevista y nueva»–, pero identifica «aspectos mejorables» y algunas situaciones –como «asignaturas en las que no se ha impartido docencia»– que deberían haberse evitado.
Ahora, con el covid más esquinado, Moreda desvela su propuesta para el CEUC. Se centra en impulsar la empleabilidad de los egresados y la capacidad de influir del Consejo. En una de las salas comunes de la Torre B del campus de Las Llamas, vacía a esta hora de la mañana, celebra las posibilidades del consorcio Eunice, plantea ideas para mejorar la eficiencia energética de la UC, se muestra preocupado por el despoblamiento rural y cita a Macron.
–El rector confía en que tras las Navidades pueda instaurarse ya la presencialidad total en la UC. ¿Lo ve factible?
–Desde el CEUC vemos que la presencialidad cien por cien tendría que haber vuelto ya, como ha pasado en otras universidades de España. Tiene lógica ya que la amplísima mayoría de la población –y los profesores, PAS, PDI y, lo más importante: los alumnos– está vacunada. Ventilación, mascarilla, cuidado y precaución, por supuesto, pero presencialidad. No sé qué sentido tiene incentivar la vacunación –que es lo que hay que hacer por salud pública– si luego todo va a seguir igual.
No hay que olvidar de dónde venimos: la gente que ha muerto, sanitarios, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad..., toda la gente que estuvo al pie del cañón. Pero la vida continúa, y nosotros apostamos por la presencialidad. La presencialidad tiene que volver ya.
–Quizá resulte obvio, pero ¿qué aporta la presencialidad?
–La UC, hay que tener en cuenta, es una universidad presencial. Y la vida universitaria es algo más que estudiar, que también: es el contacto entre alumnos, el asociacionismo, participación, fiesta, deportes... Un montón de cosas que se han ido perdiendo por la pandemia. A nivel de enseñanza, estar en clase e interactuar con el profesor y los compañeros es mucho más enriquecedor que estar detrás de una pantalla.
–Ha hecho una gira por los despachos del Gobierno y de otros representantes de la vida socioeconómica cántabra. ¿Qué ideas les ha transmitido?
–Una idea fundamental que desde el CEUC queremos transmitir es que el Consejo es una institución estatutaria de la universidad e importante a nivel de sociedad. Y eso exige moverse. No puede ser que el Consejo no tenga actividad de ningún tipo. Somos una institución como pueden ser el rector, los sindicatos... que tiene que tener contacto con la vida social, política y económica.
Les hemos presentado parte de nuestras medidas para apoyar la creación de empleo juvenil, para que la gente que acabe el grado tenga una salida –a través de convenios con empresas para fomentar el 'coworking', el autoempleo; un portal de empleo–. Y queremos potenciar el turismo de congresos: que en otoño de 2022, la asamblea de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas se reúna aquí, en Santander; que vengan ponentes potentes de todos los sectores, como se hace en universidades como la Complutense. Que la UC tenga también una oferta más transversal.
Y tenemos otro objetivo fundamental: contar con las instituciones para fomentar la participación de los estudiantes en la vida universitaria, social, política. Los jóvenes tenemos mucho que decir. Somos, a fin de cuentas, el futuro de esta región. Y hay que hacer autocrítica y pensar por qué los jóvenes se van. El relevo generacional se está yendo, hay que fomentar que la gente se quede, hacer partícipes a los jóvenes del día a día, que en las medidas que se toman hoy nos tengan en cuenta.
–Menciona una plataforma de empleo que aglutine todas las ofertas. Es un gran reto técnico.
–Las ofertas, portales y bolsas de empleo están muy fragmentadas. Es muy poco práctico. La idea es concentrar todo eso, volcar todos esos datos en un mismo portal. En la reunión con el presidente de la Cámara de Comercio, Modesto Piñeiro, le presentamos el plan y le pareció buena idea. Nos trasladó que tenemos que trabajarlo, pero que desde la Cámara se podría estudiar que nos dieran un apoyo técnico.
–La UC ha logrado puestos altos en investigación. ¿Esto puede atraer y asentar el talento?
–Los cántabros podemos estar orgullosos de que la Universidad esté en estos puestos y de que se hagan proyectos de investigación. Al final es poner en valor la universidad. Los proyectos que crean riqueza y actividad en la región son fundamentales para atraer y retener el talento. La actividad y empleo que crean este tipo de sectores son de calidad y permiten desarrollar un proyecto de vida.
–¿Qué le parece lo que ha trascendido de la nueva ley de universidades?
–No nos gusta nada. En la reunión del Consejo de Estudiantes Universitario del Estado se lo transmití al ministro personalmente. En el CEUC, la LOSU la suspendemos totalmente. Nos parece que lo único que hace es retroceder en democracia en la universidad. La comunidad universitaria se construye entre todos, y no puede ser que con esta nueva ley se pretenda apartar a los estudiantes de la toma de decisiones. Las universidades son mucho más que el rector. El actor fundamental –en ellas, colegios, institutos...– es el estudiante. Ya bastante limitados estamos a día de hoy como para que encima nos quieran sacar del Consejo Social, o reducir del claustro o el consejo de gobierno. Y que se plantee que el rector sea elegido por un comité que nadie sabe quién iba a elegir... La universidad tiene que ser un lugar de debate, y la pública tiene que estar sometida a todos los contrapesos y controles posibles. Suspendemos la LOSU: es anacrónica y crea mucha incertidumbre e inseguridad entre los alumnos.
–¿Cómo imagina la universidad del futuro?
–Tiene que ser un lugar más flexible y dinámico, y más enfocado al mundo laboral, a lo que se exige ese día después de que se obtenga el título: aptitudes capacidades. Hay que aprender teoría, pero el mundo es más práctico y dinámico. Hay que conectar más lo que demanda la empresa con lo que imparte la universidad.
Y una universidad que cuente con los estudiantes. Nos oponemos a la LOSU, a la ley de convivencia universitaria porque no tienen en cuenta al estudiantado.
La universidad del futuro tiene que centrarse en la inserción y emprendimiento de los egresados; la participación de los estudiantes; la investigación y en algo importante: la innovación, es decir, que las transformaciones sociales y culturales vengan de la universidad. Y eso pasa cuando se tiene en cuenta a los jóvenes.
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