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En marzo de 2021, el Ministerio para la Transición Ecológica anunció que ya tenía una decisión tomada sobre Vuelta Ostrera. El departamento que dirige Teresa Ribera eligió entonces una finca de Cortiguera (Suances), muy cerca de la actual depuradora, como el emplazamiento para ... levantar la planta que sustituirá a la que está en funcionamiento desde 2007, sobre la que pesa una sentencia de derribo por invadir el espacio de dominio público marítimo-terrestre desde incluso antes de que comenzara a limpiar las aguas de la comarca del Besaya. Aquella era una decisión política. Y el Gobierno central, aunque daba por hecho que no habría cambios, advirtió de que faltaba el sustento técnico. Dos años después -como todo lo que tiene que ver con este asunto, ha ido muy lento-, el estudio de alternativas elaborado conjuntamente con la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) confirma esa ubicación. En Cortiguera. Vuelta Ostrera II estará a solo 300 metros de Vuelta Ostrera I. Más al norte, frente al meandro que da nombre a una depuradora que en las últimas dos décadas ha sido protagonista destacada de la actualidad política y judicial de Cantabria.
Aunque en el primer estudio de alternativas, redactado en 2013, se ponían sobre la mesa hasta 24 opciones distintas, a lo largo de los últimos años se han ido cayendo la mayoría. Así, hasta acabar en las tres finalistas. Además de Cortiguera, los últimos estudios han analizado las posibilidades de las alternativas U1-Cuchía y U8-Riaño. ¿Hay margen para un nuevo giro de timón en cuanto a la ubicación de la nueva depuradora? En teoría, no.
El Ministerio no tiene dudas sobre la idoneidad de la opción de Cortiguera. En cualquier caso, vistos los antecedentes, resulta aventurado descartar que no vuelva a haber un giro brusco en los acontecimientos. Hasta en cuatro ocasiones el Ministerio ha anunciado que tenía una ubicación definitiva que finalmente ha sido descartada. Incluso el propio equipo de Ribera ha tenido que rectificarse cuando escogió la opción de la isla Monti -o de Solvay- y posteriormente cambió de opinión al constatar los problemas de contaminación de esos suelos. Fue ahí cuando volvió a señalar a Cortiguera, un emplazamiento que ya había defendido en el pasado. Ahora, Transición Ecológica da un mes de plazo a los ayuntamientos y al resto de partes afectadas para que presenten alegaciones. Con esa documentación se elaborará el informe de impacto ambiental definitivo -en teoría- y se procederá a redactar el proyecto de ejecución de la obra. Todo, con la premisa de que no se tire la actual Vuelta Ostrera hasta que no esté levantada la nueva.
Según el último estudio de alternativas, que ha analizado los condicionantes ambientales y el impacto, pero también ha incluido catas para comprobar la estabilidad de los suelos o las características geológicas, la de Cuchía es la que presentaba mayores problemas. Técnicamente sería posible levantar allí una planta de tratamiento de aguas residuales, pero al ser una zona declarada como de Actuación Integral Estratégica Ambiental -de hecho existe un proyecto de regeneración financiado con fondos europeos-, la tramitación urbanística sería más compleja y requeriría desarrollar un Plan Singular de Interés Regional (PSIR).
En el caso de Riaño, una zona situada en la margen izquierda del río, aguas arriba del matadero, han aparecido dos condicionantes nuevos. Que allí también hay terrenos contaminados por arsénico, peligroso para los operarios en caso de que se muevan tierras. Además, es prácticamente incompatible con la nueva carretera Viveda-Duález.
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