Confíen en nosotros, cuidamos y queremos a nuestros mayores

Así, todos los trabajadores tuvimos un solo objetivo: minimizar esa dureza. En un centro donde las familias los visitan, en muchos casos diariamente, donde los lazos familiares son sólidos en una última etapa de la vida, cerrar las puertas no ha sido nada fácil. Y de repente, sorprendes a tus compañeros y a ti misma con una sonrisa en la boca, con ganas de cantar y bailar con ellos, con más empatía que nunca, con unas ganas inmensas de hacer más felices a los demás. Intentamos paliar la ausencia de visitas, cuyo dolor nos duele a todos. Hemos tomado un sinfín de medidas a iniciativa única de nuestra institución sin ninguna directriz de la Administración; solo la UME nos ayuda con labores de desinfección.

Pero tenemos el corazón encogido y rabioso al mismo tiempo, porque después de que muchos trabajadores salimos a nuestros balcones a aplaudir al personal sanitario, una hora después nos sentamos en el sillón a ver el telediario y lo único que escuchamos son palabras de reproche, de desconfianza y juicios negativos sobre 'el mal hacer' en las residencias. Es indignante, injusto e inadmisible. ¿Tenemos que oír en silencio a un político decir que, cuando alguien fallezca en un centro de mayores, la dirección del centro la asumirá la Administración? ¿Tiene algún sentido? ¿De verdad creen ustedes, políticos, que los familiares de las personas a las que cuidamos en estos centros no prefieren confiar en los que trabajamos cada día en ellos? Así y todo, y venga lo que venga, me siento orgullosa de todos mis compañeros y compañeras, de nuestra dedicación, esfuerzo y profesionalidad y sé que juntos saldremos de ésta.

Trabajadora social de la Fundación Asilo de Torrelavega