La consejera de Turismo y Cantur discrepan sobre el tobogán alpino de Cabárceno

Para explicar este malentendido entre Cantur y su Consejería, Fernández se escudó en que este periódico «no reflejó exactamente las palabras» de Abad. «Él habló en condicional sobre un hipotético proyecto y el periodista lo convirtió en un futuro», aseguró, pese a que el director de la empresa pública no solo dio por hecho el proyecto en la entrevista, sino que después envió a El Diario Montañés un documento por escrito en el que ampliaba la información del proyecto del tobogán en el que reconoce que «actualmente se están llevando a cabo los estudios previos a la redacción del proyecto» y subraya que «la previsión es que esté listo para el primer semestre de 2025», pese a que la consejera aseguró ayer desde la tribuna del Parlamento que «no manejamos plazos».

Audio de la entrevista con el director de Cantur

Sin usar condicionales, Abad detalla que la infraestructura «se plantea en una zona no aprovechada del parque, sin recintos de animales a su alrededor, entre el lavadero de la antigua mina y la entrada al parque». Y aunque la consejera dijo ayer en el hemiciclo que «no manejamos presupuesto», Abad sí dijo en la entrevista que costaría alrededor de 600.000 euros.

Es más, desde Cantur tienen claro, como insistió su director y consejero delegado, que este proyecto permitiría atraer a Cabárceno a visitantes de perfil joven, que no suelen visitar el parque. A pesar del nivel de detalle sobre el proyecto que adelantó Abad, Eva Guillermina Fernández aseguró ayer en el Parlamento que «puede que acabe convirtiéndose en proyecto y puede que no, que sea para Cabárceno o para otra zona. No es más que una idea».

Abad fue más allá y explicó que Cantur imitará el modelo de tobogán alpino que ya funciona «con mucho éxito» en Andorra. La instalación consistirá, según la documentación escrita aportada por Cantur, en trineos para dos personas que descenderán sobre raíles por 75 metros de desnivel.

A lo largo de su medio kilometro de longitud, como ya ocurre en otras instalaciones similares de España y de Europa, los trineos pueden llegar a alcanzar como máximo los 40 kilómetros, pero serán los propios usuarios los que regularán la velocidad a su gusto durante el recorrido. El que se sienta atrás es el encargado de dominar el vagón mediante dos palancas, que ayudan a frenar en las curvas o en aquellas pendientes en las que se advierte mediante señales que es mejor reducir la velocidad.

Lo que aún no se sabe es si habrá que pagar un extra por subirse o vendrá incluido con la entrada a Cabárceno. O si, finalmente, como dice la consejera, no se hará.

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