El Consejo Escolar ve necesario reforzar la gestión emocional y reducir la brecha digital

El Consejo Escolar, donde está representada la comunidad educativa cántabra, ha analizado las fortalezas y debilidades de esos planes. Lo ha hecho preguntando a decenas de colegios e institutos qué funciona y qué no. Los resultados han dado pie a un informe en el que han participado 88 centros de Infantil y Primaria, 28 institutos, y ocho Centros de Educación de Personas Adultas. Se les ha preguntado por las ratios, por los coordinadores covid -una figura nacida este curso para conectar centros y Administración-, por la organización de los espacios o la enseñanza a distancia, entre otras cuestiones. Los centros han respondido de forma anónima y de sus respuestas se deduce que hay aspectos que pueden mejorar, como la formación de los coordinadores o el mapa de las necesidades tecnológicas, y que hay otros cuya eficacia ha quedado probada, como la reorganización de los espacios, la limpieza o los protocolos frente a un positivo.

Manuel Pérez Marañón, maestro durante décadas y ahora concejal en Bezana y responsable de la comisión encargada del informe, celebra la implicación de la comunidad educativa, que las medidas funcionen y deriven en educación presencial. Sobre el informe, parte de una «muestra significativa» que permite sacar «conclusiones válidas». La comisión, de hecho, ha identificado fortalezas y debilidades del sistema en tiempos de pandemia, y ha emitido cinco recomendaciones que se pueden aplicar «de forma inmediata», subraya Pérez Marañón.

¿Cuáles son? Quizá la de más calado tiene que ver con «valorar detalladamente» lo relativo a las infraestructuras y medios tecnológicos en cada centro; es decir, conocer qué dimensiones alcanza la brecha digital, que no es si no social. Entre el alumnado, no todos cuentan con equipos o conexión adecuados, recuerda Pérez. En este sentido, se ha hecho un «esfuerzo» por garantizar la educación a distancia, pero a juzgar por las respuestas de los centros al Consejo, queda camino por recorrer: al analizar las infraestructuras TIC, un 56,9% de los colegios con menos de 250 alumnos consideran que en su caso no es adecuada; en centros de Infantil y Primaria con más de 250 alumnos, el 41,7% piensa igual; y en los institutos, el 44,4% asegura que «no tienen buena infraestructura». Si bien un alto porcentaje de colegios no ha visto que estas infraestructuras hayan mejorado este curso, en los IES es justo al contrario.

Los centros, en general, tienen anotadas las necesidades TIC de sus alumnos y han unificado sus recursos digitales para salvar las distancias. Sin embargo, cerca de la mitad de los centros consultados no tienen posibilidad de prestar equipos en caso de una enseñanza no presencial.

Aunque la educación emocional se trabaje en el aula, desde el Consejo se hace hincapié en ella: «Se debe mantener y ampliar la educación emocional que se está impartiendo en los centros como respuesta al aumento de casos de problemas que se están dando de este tipo, sobre todo en adolescentes y preadolescentes».

Las vivencias de estos meses tienen consecuencias en parte del alumnado y la gestión emocional de las mismas son un desafío. Los problemas derivados de la pandemia son palpables en los centros. Se han detectado, sobre todo, en institutos. «En los IES, los problemas emocionales sí han aumentado en el 63,6% de los centros», recoge el informe.

El resto de recomendaciones tienen que ver con «mejorar la coordinación» entre centros educativos y los de Atención Primaria, un punto que también ha reclamado FAPA. De hecho, otro de los consejos tiene que ver con las familias y apunta a «mejorar los programas de orientación covid» para el entorno del alumnado.

Y hay una quinta muy clara: «Adquirir modelos de mascarillas diferenciados para Primaria, Idiomas y Audición y Lenguaje», es decir, mascarillas transparentes que faciliten la comunicación.