Consenso y enredo

Todos los grupos prefirieron resaltar en el debate los aspectos que comparten en torno al conflicto catalán antes que las divergencias que les separan. El PRC ya había negociado la semana pasada con el PP una enmienda para añadir al texto de apoyo a la Policía y la Guardia Civil un llamamiento al diálogo y al respeto a las singularidades de nacionalidades y regiones. El PSOE se sumó esta vez sin fisuras al mensaje de unidad constitucional en Cataluña, conforme a la última doctrina de Pedro Sánchez, y Ciudadanos mantuvo su inequívoca posición beligerante contra el independentismo.

La secuencia de Podemos fue más extraña. El viernes pasado, el diputado José Ramón Blanco había registrado una enmienda que aludía a la actuación represiva de las fuerzas de seguridad. La enmienda fue retirada posteriormente por la portavoz del grupo, Verónica Ordóñez, y ya en la sesión plenaria, el tercer diputado, Alberto Bolado, defendió a los cuerpos armados, criticó al PP y a continuación se marchó al hemiciclo sin aclarar cuál iba a ser la posición de su grupo y sin votar siquiera, mientras sus dos compañeros se abstenían.

En los pasillos, los portavoces parlamentarios Íñigo Fernández (PP), Guillermo Corral (PSOE) y Rubén Gómez (Ciudadanos) le daban vueltas al episodio y no acababan de atar cabos. Más allá de las sensibilidades de cada uno de los tres parlamentarios podemitas, y de sus diferencias, la explicación es más bien táctica. En la cúpula del partido saben que su complacencia con el desafió de Puigdemont en Cataluña tiene mala venta en el resto de España y por lo tanto es conveniente modular ese discurso, aunque sea con un vodevil como el de ayer.