«La Constitución no tiene por qué ser un documento vitalicio ni rígido»

Vista por el presidente como «la ceremonia civil de mayor trascendencia para nuestro país», la conmemoración de la Constitución Española volvió a reunir en el patio del Parlamento regional a la cúpula de la política autonómica encabezada por el presidente, Miguel Ángel Revilla, el vicepresidente, Pablo Zuloaga, y los consejeros José Luis Gochicoa y Ana Belén Álvarez.

Junto a ellos, los diputados nacionales José María Mazón, Elena Castillo, Pedro Casares y Emilio del Valle, los senadores Amaya Landín, Isabel Fernández, Javier Puente y Félix de las Cuevas, los expresidentes de Cantabria José Joaquín Martínez Sieso e Ignacio Diego, la expresidenta del Parlamento de Cantabria Dolores Gorostiaga, numerosos diputados regionales, varios alcaldes y diferentes autoridades civiles y militares.

Todos arroparon con su asistencia un acto en el que Gómez volvió a defender, un año más, «un documento que custodia nuestros derechos ciudadanos dentro del estado de derecho, pero que no es en sí mismo un instrumento de libertad y ni siquiera es la perfección democrática». Lo uno, porque «hay dictaduras que tienen constituciones». Y lo otro, «porque las hay de distinta intensidad».

«Tampoco tiene que ser un documento vitalicio ni rígido», dijo. «El mundo avanza, la sociedad cambia y, en ocasiones, nuestra Constitución puede necesitar algunas actualizaciones», precisó el presidente del Parlamento, que recordó que Chile está redactando la Constitución que reemplazará a la nacida en el año 1980, durante la dictadura de Pinochet, y modificada cincuenta veces en los últimos 40 años.

«La aspiración de poder dotar de dignidad a las personas, de hacer una sociedad de iguales, es un pensamiento precioso. Porque solo así, con igualdad, se dan las condiciones para desarrollar una vida en libertad», indicó el presidente del Parlamento, que piensa que, al amparo de la Constitución Española, «este país se ha conducido durante 43 años en libertad». Así, «se ha consolidado nuestro estado de derecho y nuestro sistema parlamentario, que incluso ahora ha favorecido un gobierno de coalición, que es la máxima expresión democrática de consenso y participación».

En este tiempo, añadió Gómez, «hemos superado situaciones muy complicadas» enarbolando la bandera de la Constitución. «Hemos derrotado al terrorismo etarra, hemos superado varias crisis durísimas, estamos peleando contra una pandemia que se nos está haciendo eterna a todos, somos ciudadanos europeos de pleno derecho...». Por todo ello, «somos un gran país que ha evolucionado de forma extraordinaria estos 43 años», medio siglo, continuó diciendo el presidente, «en el que los españoles hemos pasado del frio gris de la liturgia más ultramontana a poder desarrollar una vida civil y en libertad con mayúsculas».

Luego de recitar las conquistas sociales ganadas al pasado –«la ley del divorcio, el aborto, los derechos LGTBI, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la ley de dependencia, la ley de la eutanasia, la transición ecológica y el reto demográfico o la defensa de las víctimas de la violencia machista», enumeró Gómez–, el presidente dijo que España «es un gran país que defiende a las personas y que milita en el humanismo como corriente de vida y de ética».

«Este es el valor de la Constitución; garantizar la igualdad y la dignidad de las personas. Y que ello se cumpla», matizó. «A veces nos preguntamos cómo es posible que siga habiendo desahucios pese a que la Constitución reconoce explícitamente el derecho a una vivienda digna en su artículo 47», concluyó Gómez, que entiende que «tan importante como defender la Constitución es hacer que se haga realidad». Un mensaje a la clase política, a la que recordó ya para terminar que la Carta Magna, de la que ayer se conmemoró su 43 aniversario, «no es patrimonio de nadie» sino «una conquista colectiva que debemos proteger».