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El proyecto para que el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla disponga de un helipuerto, para acortar tiempos en el transporte de enfermos o accidentados graves, no será una realidad, al menos, hasta dentro de tres años. La Consejería de Sanidad adjudicó el pasado día 1 de agosto a las empresas Aecom Spain y Urjat ... o la redacción del proyecto y la dirección de la futura obra para la construcción del helipuerto, con un horizonte de ejecución de 39 meses.
La infraestructura, una de las grandes demandas en el ámbito sanitario de la región, ha pasado por diferentes fases y proyectos, aunque ahora parece que ya no tiene vuelta atrás.
A diferencia de la mayoría de hospitales de referencia en España, Valdecilla no cuenta a día de hoy con una infraestructura de este tipo. Los transportes urgentes, tanto de pacientes muy grave como de órganos para operaciones de trasplante, llegan por vía aérea hasta el aeropuerto Seve Ballesteros para dirigirlos por carretera hasta el centro médico. Una logística que, pese a que el Seve Ballesteros se encuentra a escasos tres kilómetros, supone una pérdida de tiempo vital en situaciones extremas. Este espacio servirá de base para los transportes sanitarios tanto del helicóptero del 112 –durante medio año el Gobierno de Cantabria dispone de dos aparatos– como del que utiliza Salvamento Marítimo.
El proyecto que ha dejado encima de la mesa el bipartito contempla levantar el helipuerto en la azotea del edificio de Consultas Externas después de que se hubiera descartado el edificio de las Tres Torres para su construcción. Antes se barajó también un espacio verde frente a las instalaciones del Hospital Virtual (el antiguo tanatorio). El estudio encargado por el Servicio Cántabro de Salud a Avanza Ingeniería determinaba que aunque la parcela delimitada por la carretera que baja desde Cuatro Caminos hasta la turborrotonda dispone de suficiente espacio para la construcción de una base para un helicóptero medicalizado, también existían contraindicaciones. La principal, que la actividad del aparato durante las operaciones de despegue y aterrizaje podría generar «vulneraciones por vehículos de gran envergadura». Es decir, que generaría cortes puntuales de tráfico en el acceso a la turborrotonda de Valdecilla Sur durante las maniobras. Fue por esto por lo que se descartó y se pensó en una de las azoteas. Aunque el coste iba a ser superior, la estructura del edificio tenía capacidad suficiente para soportar el peso de un helicóptero.
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