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El emplazamiento elegido por el Ministerio de Transición Ecológica para construir la depuradora que sustituirá a la de Vuelta Ostrera en la isla de Solvay ha puesto en alerta a la empresa química, propietaria de los terrenos, que advierte de forma rotunda que ... su edificación sobre esos terrenos puede dañar los diques de contención que existen en torno a las balsas de decantación de los líquidos residuales, lo que provocaría «un problema muy grave de seguridad para los vecinos de toda la comarca que atraviesa la ría de San Martín de la Arena y para el medio ambiente de la zona».
Así lo explica Luis Hervella, portavoz de Solvay, que transmite que la empresa aún no ha recibido «ninguna comunicación oficial» por parte del Ministerio sobre la decisión, al igual que tampoco encontraron respuesta a «las alegaciones técnicas, de seguridad y de medio ambiente» que presentaron en contra de esta ubicación cuando el proceso se abrió a información pública y la isla de Solvay era una de las diez alternativas que se contemplaban para el proyecto, propuesta además por el propio Ministerio. «Esperamos que si, al final, se confirma como definitiva esta ubicación, alguien nos explique en base a qué criterios se ha tomado la decisión, porque nosotros seguimos manteniendo que tiene unos condicionamientos que no son aptos en absoluto para albergar la instalación», destaca Hervella, también responsable de Recursos Humanos.
Solvay mantiene, tal y como expuso en esas alegaciones, que la isla Monti –como también se conoce– «no es en absoluto un lugar adecuado» para instalar la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) porque sobre esos terrenos se han acumulado durante «muchísimos años» materiales de origen industrial, balsas de decantación de los líquidos residuales procedentes de la fabricación de carbonato sódico rodeadas de diques. «Ahora existen emisarios submarinos, pero Solvay tiene 110 años y durante decenas de ellos no había, con lo cual todos los residuos se almacenaban en esos terrenos», explica Hervella. El portavoz detalla que esas balsas de decantación «tienen unos materiales almacenados que están perfectamente estables y que cuentan con la correspondiente Autorización Ambiental Integrada. La empresa monitoriza y realiza un mantenimiento periódico de los diques que las rodean para no que no haya ningún tipo de problema, pero tenemos una preocupación muy seria de que haya un riesgo muy, muy grave, de que, por culpa de los trabajos de construcción de una depuradora al lado de las balsas de decantación, se pueda producir un daño estructural a esos diques y eso termine provocando un peligro terrible para la seguridad medioambiental y para la población. Los muros de esos diques no están diseñados para que haya al lado maquinaria trabajando, excavando, perforando... Ya sabemos lo que ha pasado en otros lugares donde se han roto diques de este tipo», advierte. «Estamos hablando de bolsas de decantación de muchísimo material, como se produzca cualquier incidente con ellas, las consecuencias serían gravísimas para toda la ría de San Martín, con muchos municipios afectados (Suances, Polanco, Miengo...)», añade.
Hervella anuncia que Solvay presentará alegaciones en caso de que el Ministerio confirme este emplazamiento, aunque todavía confía en que llegue a la conclusión de que los terrenos no son aptos. «Nos tememos que si se está considerando esta ubicación es que no han estimado convenientemente los riesgos que conlleva», indica. Intuye que el departamento dirigido por Teresa Ribera «prima el criterio de que es una ubicación alejada de núcleos de población», pero recuerda cómo el Ayuntamiento de Polanco ya ha criticado que se encuentra «muy cerca» de Requejada.
La isla Monti está ubicada en el municipio de Suances, frente al puerto de Requejada (Polanco), y forma parte del complejo industrial de Solvay, propietaria de estos terrenos. De hecho, el único acceso posible a ellos es través de las instalaciones de la empresa, por lo que incluso se tendría que habilitar una servidumbre de paso si se ubica allí la EDAR. Por ello, para la propia química es un «perjuicio» perder esos terrenos. «No son baldíos, al margen de que se puedan usar en el futuro para una posible expansión de la fábrica, hoy en día se siguen utilizando para la decantación de líquidos residuales como solución de emergencia en caso de que las tuberías que van al emisario submarino tengan algún problema», relata Hervella. «En cualquier caso –continúa– estos son temas menores, lo grave es correr el riesgo de que haya un problema de seguridad, una circunstancia mucho más grave que el hecho de que tengas al lado de un población u otra una depuradora que puede causar malos olores. Se correría un riesgo innecesario».
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