Así se construye el muelle 9 del Puerto

Todo parece preparado para que a finales de 2023 el muelle 9 de Raos esté funcionando en el Puerto de Santander. Una infraestructura de 250 metros de ancho que permitirá incrementar de forma considerable el negocio, sumando capacidad de tráfico RoRo (los vehículos y maquinaria que pueden entrar y salir de los barcos por sus propios medios ) y permitiendo que la infraestructura alcance la cifra total de 7 millones de toneladas gestionadas para 2023.

La obra, que cuenta con un presupuesto total de 30 millones de euros, y corre a cargo de la UTE Rover Maritime S.L. y Ciomar Construcciones y Obras Marítimas S.L., se encuentra estas semanas en una fase decisiva, con la construcción de los cinco inmensos cajones que servirán para levantar la zona de recepción del muelle. Una suerte de gigantescos ladrillos de hormigón de 50 metros de eslora, 20 de manga y 18 de puntal que tienen el interior hueco.

Fue el pasado septiembre cuando la gran plataforma flotante que se utiliza para su construcción, la conocida como 'cajonera' –con un tamaño de 60 metros de manga y 30 de eslora– entró en la bahía de Santander para sorpresa de los vecinos, que contemplaron la magnífica estructura en medio del agua y con un aspecto que nada tiene que ver con un barco. En ella se centran ahora los trabajos del muelle 9, porque en estas pasadas semanas ya se han construido los tres primeros cajones y esta próxima arrancará la elaboración del cuarto, un proceso digno de ver porque requiere un continuo vertido de hormigón durante varios días.

Lo normal es invertir más de una semana para construir cada cajón en esta fábrica flotante que está ubicada provisionalmente en el muelle 7. «Primero se organiza la ferralla y la armadura de cada una de estas cinco piezas. Luego viene el vertido de hormigón, que ha de ser continuo, en un bombeo sin pausa las 24 horas del día porque no puede haber juntas frías por la seguridad de la estructura», explican en la Autoridad Portuaria. El procedimiento es muy vistoso porque la estructura va tomando forma con el paso de los días y deja espacios huecos en el interior. Una característica que permite que al final tenga espacios huecos que les facilite a los ingenieros transportarlos mediante flotación allá donde vayan a ser instalados definitivamente.

La tradición obliga a que cada uno de estos cinco cajones sea bautizado, «así que hemos elegido los nombres de Quejo, Ajo, Buciero, Mayor y Quintres, cuatro cabos cántabros y un accidente geográfico bastante notable como homenaje a algunos de los lugares más bellos de la costa cántabra», resume Francisco Martín, presidente del Puerto.

Una vez finalizados, cada uno de los cinco bloques se mantendrán en una zona conocida como «guardería», en el margen norte, y allí aguardarán hasta que puedan ser trasladados a su ubicación final. Está previsto que todos estén ya finalizados el 23 de diciembre;pero aún permanecerán guardados unos meses; porque todavía queda mucho trabajo por hacer antes de fondearlos en su ubicación final.

Entre tanto, las dragas continúan funcionando para mover tierras y fangos que se encuentran en la zona sobre la que se construirá la base en la que se asentarán. En total, moverán hasta 570 mil metros cúbicos de arena, fango y roca caliza. Una labor que se dilatará más o menos en el tiempo dependiendo del tipo de suelo que encuentre. Una vez finalizado este trabajo, se construirá la denominada 'banqueta', la cimentación que se conformará a base de grava tras el dragado, para que el sustento de los bloques sea lo más estable posible. «Tenemos actualmente tres dragas que están trabajando con intensidad en ese aspecto y además se están colocando pilotes de contención en otra zona. Tenemos a mucha gente trabajando en el muelle 9», informa Cristian Manrique, jefe del área de Infraestructuras y Dominio Público del Puerto.

La última fase de la construcción consistirá en trasladar los cajones hasta su ubicación final y sumergirlos llenándolos de arena y tierra para que se asienten con seguridad. «En superficie se colocará una losa de hormigón para homogeneizar el suelo y después se terminará con la ubicación de las defensas, los norais, y todos los complementos que ha de tener cualquier muelle», añade Manrique.

Años de demoras

«Lástima que una obra tan determinante para el futuro del Puerto haya estado truncada de esta manera durante tantos años; pero ahora somos optimistas porque esperamos que los trabajos finalicen a finales de 2023 y para entonces el muelle pueda estar operativo», señala el presidente del Puerto. Martín asegura que hay varias compañías que ya están aguardando a que este nuevo muelle esté finalizado para poder trabajar con mayor tráfico en Santander. La obra, que comenzó en 2015 y que se paralizó en 2017 por conflictos con la adjudicataria, ha pisado el acelerador en los últimos meses para convertirse en pieza clave del futuro del Puerto: «2023 va a marcar un antes y un después para el Puerto de Santander», asegura su máximo responsable.

Para hacerse una idea, el nuevo enclave permitirá además el atraque de los barcos Panamax –diseñados para ajustarse a las dimensiones máximas permitidas para el tránsito por las antiguas esclusas del canal de Panamá –con hasta 290 metros de eslora y 13 de calado–. Buena parte del nuevo tráfico que vendrá al muelle 9 será de la firma CLN; «pero está abierto a otros muchos clientes», aseguran en la Autoridad Portuaria.

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