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Ana del Castillo
Santander
Jueves, 21 de noviembre 2019
Doce días sin noticias de Roberto Lavid, el cántabro de 49 años que desapareció la madrugada del sábado, 9 de noviembre, tras salir de la discoteca 'El Refugio', en Tanos, a las tres de la mañana. Se despidió de sus amigos y presuntamente ... cogió su vehículo -un Opel Astra de color gris metalizado con matrícula 2849 DJL- para ir a casa, pero nunca no llegó. Desde entonces su familia lo busca sin descanso. Su hermano, Daniel Lavid, ha recorrido 2.000 kilómetros pegando carteles y rastreando cada calle. «Hubo una falsa alarma en Potes y nos desplazamos hasta allí, pero nada, no apareció», cuenta.
Aunque la denuncia se interpuso el 11 de noviembre ante la Guardia Civil, que buscó a Roberto durante días por toda Cantabria, ahora es la Brigada de la Policía Judicial de Santander la que se encarga del caso. «Estamos trabajando con varias hipótesis, tenemos varias líneas de investigación abiertas, y damos prioridad a su búsqueda. Se están poniendo todos los medios de la Jefatura a disposición de los investigadores», señalan fuentes de la Policía Nacional. «Nos han dicho que están revisando las cámaras de la zona en la que desapareció y que la búsqueda ya está en conocimiento de cuerpos policiales de toda España», cuenta su hermano. Un hecho que confirma la Policía Nacional, que asegura haber activado los mecanismos de coordinación con otras Jefaturas Superiores.
Lo que más preocupa a sus allegados es la diabetes que padece Roberto. «Su enfermedad estaba controlada con su alimentación, pero claro, estos días puede que no haya comido», lamentan. Al margen de la diabetes, Roberto padece esquizofrenia, para la que también toma medicación: «Eso nos preocupa menos porque no es una persona agresiva. Todo lo contrario, es muy noble, callado y muy inocente», explican sus familiares.
Daniel Lavid cree que su hermano no está en Cantabria y ve probable que pudiera desorientarse al coger el coche y «tirar hacia Madrid, Logroño o Portugal», hasta donde le dejara el medio depósito de gasolina que tenía el coche y los 30 euros que llevaba en el bolsillo. «En Barcelona y Madrid también han puesto amigos carteles con su foto y sus datos», señala.
Roberto mide 1,80, tiene el cabello corto y de color negro, complexión media, ojos marrones y en el momento de su desaparición llevaba puesta una cazadora negra de cuero y pantalones oscuros. El último movimiento bancario en su cuenta fue el día de su desaparación y «no sacó una gran cantidad de dinero», señala su hermano.
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