Controles policiales para cumplir el cierre perimetral: «Si no hay justificante, multa»

Cerca de 900 efectivos vigilarán estas próximas semanas los principales accesos a Cantabria para garantizar que se cumple el cierre perimetral establecido para el puente de San José y la Semana Santa. Y no se trata de un trámite para disuadir a quienes tengan la tentación de incumplir la norma, sino que la inspección es de lo más minuciosa.

En la principal rotonda de entrada a Castro Urdiales se desplegó a las once y media de la mañana de este jueves un operativo con cuatro patrullas de la Guardia Civil: en total, ocho agentes. En los primeros minutos ya multaron a dos conductores. Una de ellas llegaba del País Vasco para visitar al médico, pero sin justificante. «Entenderá que le tenemos que proponer para sanción», le advirtió el uniformado. Eso significa 600 euros de multa.

En otros casos, la gente fue más precavida. Un matrimonio mayor había viajado desde Basauri. Alegó que tenía que cuidar de sus nietos porque los padres trabajan en Bilbao. El agente los pidió justificante y ellos desplegaron una declaración jurada de varias páginas. «Todo en regla. Muchas gracias, continúen». Y siguieron su camino.

En ese punto se dio el alto también a un autobús. Uno de los que cubrió este jueves la ruta Irún-Santander y que recorre el País Vasco antes de llegar a Cantabria. Después de un rato en su interior, revisando a los pasajeros uno a uno, los agentes solicitaron a un joven que bajara del vehículo. En la calle contrastaron datos y efectivamente el joven tenía justificante para visitar a su dentista.

En Santander fue la Policía Nacional la que se ocupó de vigilar los accesos a la capital. Lo hizo en la estación de autobuses, dado que algunos viajeros utilizan el transporte público para trasladarse burlando los controles. En este caso los agentes utilizaron también los perros de la unidad canina para el control de drogas, principalmente.

El operativo obligó a que los pasajeros bajasen del bus uno a uno, despacio y por la puerta delantera. Se comprobó la documentación y se los dejó ir. «Todo está en regla», comentó uno de los compañeros a otro cuando el último pasajero abandonaba el lugar. La vigilancia continuará estos días con dispositivos aleatorios.