

Secciones
Servicios
Destacamos
Si usted es de los que piensa que el sector de la limpieza estará experimentado un 'boom' de actividad y empleo gracias a una crisis sanitaria que ha obligado a extremar las medidas de higiene en todas partes, acierta solo a medias. Porque si algo ha traído la Covid-19 es una doble realidad: algunas empresas están en racha, subiendo como la espuma por la alta demanda de servicios aunque también las hay a la baja porque el ámbito para el que trabajaban no levanta cabeza, caso de la hostelería o los centros educativos.
El coronavirus se ha convertido en una ola que arrastra al sector en el vaivén: a la firma que estaba centrada en abrillantar colegios la ha mandado al dique seco y la que se dedicaba a oficinas donde se han reconvertido al teletrabajo o a concesionarios ha visto caer las horas de facturación en picado. Pero los vestuarios de las fábricas se limpian ahora tres veces al día (una por turno), no como antes, que valía con una pasada al inicio de la jornada laboral. También los vestuarios del Racing se asean actualmente con más ímpetu lejía en mano y, los despachos profesionales que se liquidaban en 15 minutos diarios, hoy requieren mano de obra durante media hora. Y eso que se han quitado de enmedio «todas las mariconadas. Ahora en las mesas solo están el teclado, el papel y el boli. Las fotos de los niños y los recuerdos de los viajes sobran: hay que eliminar todo lo superfluo».
Así lo cuenta Yolanda Martínez, gerente de Limpiezas Besaya (con sede en Torrelavega) que admite sin ambages que su firma va viento en popa. Martínez señala que a la gran incertidumbre del principio del estado de alarma actualmente sigue una bonanza que se traduce en que «hemos tenido que ampliar personal en muchas partes. Hemos incrementado horas de trabajo y frecuencias hasta en un 40%». También se ha modificado la forma de funcionar. «Antes, en algunos lugares se podía limpiar mientras había gente trabajando. Pero ahora, para cuando llegan los empleados los espacios ya tienen que estar desinfectados, lo que obliga a variar los horarios. Y hemos cambiado de productos: los multiproductos se han cambiado por virucidas. O sea, que estamos teniendo mucho rock and roll».
Martínez también remarca el esfuerzo que se está haciendo por asesorar a los clientes «porque al pasar a otros productos varían los olores, por ejemplo, y hay que dar explicaciones detalladas de los motivos». En su cuenta de resultados suma, además, la venta de geles hidroalcohólicos, guantes y mascarillas, por lo que la arrancada «está compensando» el parón registrado durante mes y medio, en el que se mandó a un ERTE (Expendiente de Regulación Temporal de Empleo) a tres cuartas partes de la plantilla, integrada por medio centenar de personas. Con todas se muestra agradecida. Con unas, porque estuvieron expuestas al Covid-19 al verse obligadas a seguir en activo (haciendo comunidades de vecinos, por ejemplo). A las que hubo que mandar al paro les agradece que «aceptaran la situación».
Isaac Piñuela, director general de Limpiezas Santander, Limsa (una de las mayores del sector en Cantabria) resume el panorama con un «no es que estemos desbordados de trabajo, pero hay repuntes. Nosotros enseguida acusamos las recesiones: la limpieza es lo primero en lo que ahorran las empresas, así que lo normal sería estar sufriendo. Y no está siendo el caso, nos estamos manteniendo y esto ya es noticia». En su caso, se han reactivado el 90% de los servicios «y, en muchos casos, se están aumentando». No obstante, matiza que «antes de la crisis estábamos mejor, porque dependiendo del sector al que atiendas, pierdes o vuelves a lo anterior».
Laura Errea, gerente de Pecmal (con sede en Bezana) confirma que la actividad sigue en movimiento porque «antes la limpieza era imagen y ahora es seguridad. Antes éramos lo último en lo que gastar y ahora somos lo primero», con lo que cambia el concepto. Así que le parece importante que «no bajamos» y que, en algunos sitios, «hay que hacer refuerzos. Estamos luchando por mantener el empleo y por poderlo pagar, claro, porque una cosa es facturar y otra, que te paguen». El gerente de Nuevo Siglo (ubicado en El Astillero) Manuel Rúas, sí ha visto cierto retroceso en la clientela debido a la cantidad de negocios que siguen cerrados («ha caído un 25%»), pero confía en una pronta recuperación. «No creo que haya una mala vuelta, aunque sí veo miedo e incertidumbre» en algunos clientes.
En este contexto en el que los entornos limpios y desinfectados suben enteros, si de algo se quejan los empresarios es de la confusión que está generando ruido en el sector al hilo de los protocolos que ha sacado la Administración cada cierto tiempo que algunas compañías están aprovechando para vender productos cuya eficacia no está probada y también están los que, para hacer negocio rápido, adaptan su producto al coronavirus. «También hay gente que, por desconocimiento pide verdaderas tonterías», señala Tomás Turienzo, presidente de la patronal Arelca en Cantabria, que aglutina a unas 50 microempresas y pymes de la región. «La gente lo quiere usar todo y eso tampoco es. Desde los gobiernos no se está ayudando en este sentido. Hoy una consejería dice una cosa y mañana, otra te dice otra distinta».
Turienzo agrega que, estos días, la mayor parte del pequeño comercio está demandando mucha información, aunque tampoco para los profesionales es fácil separar el grano de la paja ya que las autoridades sanitarias han puesto en circulación distintos listados de productos a utilizar preferentemente «y eso acaba siendo un lío para todos».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.