Cs corrige su posición sobre el lobo y frena la desbandada de la cúpula regional del partido

La diputada gaditana, encargada de los asuntos del campo en el Congreso y hasta ahora una total desconocida para los cántabros, se ha convertido en protagonista indirecta de la crisis interna que a punto ha estado de dinamitar antes de tiempo a los liberales -ese es el apelativo con el que se presentan en los últimos meses- y también de la rectificación que ha permitido aplacar, por lo menos en parte, la rebelión del partido contra sus superiores en Madrid. No hay más dimisiones a la vista y se mantiene el Grupo Parlamentario en Cantabria con una situación un tanto particular, porque una de sus integrantes, la ganadera, lo hace como independiente.

Tregua aparente, pero con varias víctimas en el campo de batalla como el secretario de Organización y número dos en la comunidad autónoma, Rubén Gómez, que deja todas las responsabilidades aunque por ahora no se borra como militante, y tres concejales en la oposición de los ayuntamientos de Santa Cruz de Bezana, Argoños y Cieza, ya desvinculados de las siglas. Fueron más los que amenazaron con dar el portazo como García, especialmente en los municipios más rurales, pero por ahora se ha frenado la sangría. Habrá que ver hasta que punto los defraudados por lo ocurrido en los últimos cinco días se dan por satisfechos con la solución en forma de rectificación que se consumó ayer.

En esa instantánea de Álvarez y Martínez, ambos sostienen sonrientes -sin excesos- ante la cámara el documento que acababan de sellar en el Registro del Congreso. Una proposición no de ley con la que Cs -en Cantabria y en Madrid, de la mano y con entendimiento aparente- pretende manifestar un posicionamiento contundente sobre el asunto. Despejar las dudas sobre su postura en relación a la prohibición de la caza del lobo.

Lo más probable es que la nueva votación que forzarán en el Congreso sirva para poco, porque el Gobierno de Pedro Sánchez, que impulsó su protección para enfado de los ganaderos cántabros, asturianos, gallegos y castellanoleoneses -los que más sufren sus ataques-, tiene mayoría suficiente para no variar el actual estatus de la especie gracias al apoyo de sus socios habituales. Pero el objetivo del documento es otro. Que tenga consecuencias en otra clave: la interna de Cs Cantabria. Porque este movimiento despeja por ahora el amago de Álvarez y Marañón de dejar todos sus cargos orgánicos, una salida que barajaron «en caliente» y que después, con la cabeza más fría, descartaron. Además, es suficiente para que García siga en el Grupo Parlamentario en la Cámara cántabra como independiente. Se niega a volver a pagar la cuota -el portazo con el que se dio de baja fue sonoro, inequívoco e irreversible-, pero tampoco se va al Grupo Mixto, donde compartiría espacio con Vox.

Félix Álvarez pidió el jueves que ese posicionamiento fuera «claro e inequívoco» y parece que es así. Parece, porque el coordinador autonómico de los naranjas se da por satisfecho, pero por ahora las partes no han hecho público el documento. No se sabe si rompe la ambigüedad que manifestó la diputada por Cádiz en la tribuna del Congreso. Es verdad que defendió un modelo que garantizara la convivencia de los lobos y la actividad ganadera y exigió la agilización en el pago de las ayudas, pero también vio con buenos ojos que el animal estuviera incluido en el Lespre.

Al Gobierno de España y a la ministra para la Transición Ecológica no le reprochó esa inclusión, sino que se hubiera hecho sin el acuerdo de los sectores implicados y de las comunidades autónomas. Comunidades autónomas como Cantabria, que tiene en vigor un Plan del Lobo -incluye cupos para la caza de este animal como forma de frenar su crecimiento descontrolado- que salió adelante gracias a la participación de Cs Cantabria cuando el bipartito PRC-PSOE estaba en minoría durante la pasada legislatura.

Que se mantenga el Grupo Parlamentario de Ciudadanos en el antiguo Hospital de San Rafael no es un asunto meramente de nomenclatura. Para que un partido que concurre a las elecciones tenga grupo propio debe haber sacado al menos tres escaños. Si en algún momento de la legislatura los pierde, este se disuelve. En el caso de Cs Cantabria, los podría perder si Marta García abandonara a sus compañeros Álvarez y Marañón, pero también si dos de los integrantes expulsan al tercero. Esto significaría perder recursos humanos y económicos y también tiempo en la tribuna, porque tendrían que repartirse las intervenciones con los dos diputados de Vox (ahora en el Grupo Mixto). Además, Cs perdería un puesto en la Mesa del Parlamento -el órgano de Gobierno de la Cámara- que ahora tiene asignado Marañón.

Todo lo anterior se lo comunicó ayer Félix Álvarez a los integrantes de la Junta Directiva, a la que reunió de forma telemática para informar de lo ocurrido en Madrid. El coordinador regional también convocó de urgencia este órgano el pasado miércoles cuando el colapso del partido parecía inevitable.

Álvarez y Marañón entraron aquel día a ese encuentro con la intención de abandonar el partido y salieron con el encargo de intentar reconducir la situación. Habrá que esperar para ver si lo ocurrido ayer lo permite o si es únicamente una forma de retrasar lo inevitable.